Mucho palo para que aprendamos


Christophe Lhéritier


El Eucalyptus para las abejas es como una droga estimulante. Trabajan y se agotan llevadas por el perfume de las flores repletas de néctar y de polen, entre miles de árboles, disciplinadamente formados en forestaciones que se pierden de vista.

Aprendizaje : juntos sin amontonarse, público/privado

Fin del romanticismo: esas flores no necesitan ser polinizadas, pero las empresas forestales necesitan tener una cierta diversidad de producciones para ser merecedoras de certificaciones. Es el mejor de los mundos: las abejas se emborrachan de néctar trabajando, el apicultor cosecha sumando kilos y las forestales obtiene su certificación.

En este Uruguay donde el productor no es muy afecto a la cooperación, el convenio entre UPM/Forestal Oriental, la Sociedad Apícola Uruguaya, el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca y la Comisión Honoraria para el Desarrollo Apícola es un ejemplo de coordinación y cooperación para el bien común. Los predios forestados están abiertos a los productores que deseen incorporarse. Son unos 200 apicultores repartidos en el territorio. Aportan una cuota y a cambio reciben un lugar con garantía de ser apto para producir (si el clima lo permite). De este modo se alimenta un fondo para beneficio de todos y pueden certificar sus buenas prácticas lo cual hoy día se vuelve casi indispensable para tranquilizar al consumidor. De ese aporte la forestal cubre alguno de sus costos que tienen que ver con la producción apícola.

Un salvavidas

La llegada del paquete tecnológico agrícola a Uruguay, hace mas de 20 años, provocó la huida de los apicultores de los campos minados de soja. Perdían productividad y sus colmenas se debilitaban o morían. Las dos millones de hectáreas en Uruguay forestadas con eucalyptus, pinos y árboles nativos se convirtieron en “El Dorado”. Una esperanza de salvar rendimientos a pesar del alto costo y los riesgos de la trashumancia.

Fotografía

El sector no tenía mas que vehículos remendados, pero allí fueron, en busca de 30 kilos mas de rendimiento por colmena. Luego de unos años apareció el bendito convenio que se agregó en una foto donde las opciones de comida para las abejas se van diversificando. En la foto, el benjamín es la Canola. Como las fotos anuales de la familia, donde los figurantes van sumándose: novias, novios, recién nacidos. Ahí están : Canola, Monte Nativo, Pradera, Soja y Eucalyptus.

Hagan su juego y a cobrar.

El ganar-ganar llegó con un convenio donde es difícil decir quien es el mas beneficiado.

Los cultivos bien polinizados también deberían ser una opción para repartir ganancias, como lo son en EEUU por ejemplo (almendros).

Las abejas siguen volando en Uruguay y los cambios del mosaico agrícola las está beneficiando.


Christophe Lhéritier es colaborador destacado de Mundo Agropecuario

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