Pescado más sostenible y competitivo, la estrategia para relanzar la piscicultura en el Mediterráneo


El proyecto MedAID, coordinado por el IAMZ-CIHEAM y el IRTA, ha realizado un diagnóstico global de la acuicultura de lubinas y doradas en el Mediterráneo para identificar soluciones que optimicen los modelos de producción y comercialización

Mejorar la productividad zootécnica, la seguridad alimentaria o el procesamiento de datos son algunos de los ejes de esta iniciativa transnacional

El sector quiere aumentar su presencia en el mercado del pescado adaptándose mejor a las preferencias del consumidor y revirtiendo la baja percepción pública de la acuicultura




El mercado del pescado en el Mediterráneo está sometido a la tensión entre una demanda creciente debido al aumento del consumo per cápita y total, y unos recursos pesqueros finitos y a menudo sobreexplotados. En este callejón sin salida, la acuicultura se presenta como una alternativa productiva clave para reequilibrar la oferta y la demanda y garantizar un suministro sostenible de proteína de calidad. Pero en Europa esta transición marina se ha empantanado. Los piscicultores de la UE ven cómo el sector en países como Noruega, Túnez o Egipto siguen una tendencia al alza, mientras que los indicadores propios describen des de hace décadas un estancamiento. Es una coyuntura condicionada por muchos factores. Por un lado, la acuicultura acusa lastres técnicos como el bajo rendimiento biológico y las carencias en la gestión sanitaria en las piscifactorías. Por otro lado, la aún baja aceptación social la hace una opción minoritaria en las pescaderías. La volatilidad económica, la incertidumbre climática o la disparidad en el marco legal y de gobernanza en la cuenca mediterránea dibujan un contexto aún más intrincado por el sector.

Para potenciar el futuro del sector, el 2017 se puso en marca el Mediterranean Aquaculture Integrated Development (MedAID). Este proyecto cuadrienal, coordinado por el Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza (IAMZ-CIHEAM) y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) e integrado por centros de investigación, empresas y otros actores implicados de 13 países europeos y mediterráneos, se han propuesto relanzar la acuicultura mediterránea a mayores niveles de sostenibilidad y competitividad. El alcance de la investigación es muy amplio: se han estudiado los obstáculos productivos, ambientales, económicos y sociales a lo largo de toda la cadena de valor de la acuicultura, y se ha centrado la lubina y la dorada, las dos especies más producidas. «Hemos querido abordar el problema desde una perspectiva multidisciplinar y holística; empezamos realizando una valoración global para identificar las ineficiencias y buscando soluciones innovadoras comunas», resume Dolors Furones, investigadora del programa de Acuicultura del IRTA y coordinadora científica del proyecto. El pasado octubre, MedAID se cerró con un acto en Madeira, en el que se presentó la toolbox, un repositorio digital de todo el nuevo conocimiento obtenido, dirigido a científicos, productores e interesados.

Uno de los grandes retos para la piscicultura mediterránea es optimizar la gestión de recursos para reducir costes y, en paralelo, mitigar la carga ambiental de su actividad. «MedAID ha estudiado qué ajustes tiene que hacer la industria para mejorar su huella de carbono, sobre todo en términos de logística o de consumo de piensos», explica Furones. Precisamente, las mejoras zootécnicas en el ciclo de alimentación y cría de lubinas y doradas han centrado buena parte de los esfuerzos de los investigadores. Se han ensayado distintas condiciones de cría larvaria, así como dietas más sostenibles y con elementos funcionales para un mayor rendimiento y resiliencia de los pescados frente a retos patológicos y ambientales. Además, una de las vías con más potencial es la mejora genética. MedAID, conjuntamente con el proyecto Performfish, ha desarrollado un chip para el análisis genómico de doradas y lubinas (MedFish SNP), con aplicaciones como la caracterización genética de las poblaciones de cultivo y salvajes, una información muy útil para establecer programas de gestión de reproducción. La tecnología también ha permitido estudiar la heredabilidad de algunos rasgos relevantes para la calidad del pescado como la proporción de lípidos en los músculos.

La sanidad animal es la otra variable biológica esencial en la productividad de las piscifactorías. Estas han tendido a pivotar hacia sistemas más intensivos y, por lo tanto, más susceptibles a enfermedades infecciosas. Por ello, MedAID efectuó una evaluación de riesgos frente a los patógenos más importantes del Mediterráneo, como el VNN (virus de la necrosis nerviosa), por el que se ha testado una nueva vacuna con resultados muy alentadores. También se ha avanzado hacia una gestión más coordinada del conocimiento y las estrategias epidemiológicas y una avaluación más sistemática de las medidas de bioseguridad.

Sensibilizar y atraer al consumidor

 «La acuicultura tiene problemas más allá del campo técnico, no es solo si los peces crecen más o menos, sino también la percepción sobre el producto y la producción», afirma Dolors Furones. La investigadora del IRTA señala el desconocimiento público sobre el valor añadido de la piscicultura, una práctica sometida a estrictas regulaciones europeas y, por lo tanto, con garantías de seguridad alimentaria y ambiental. «Tiene una fama que no es real, por cómo se han comunicado y por cómo se han instalado las infraestructuras a los costes», añade. Ante tales prejuicios, MedAID ha elaborado una serie de guías prácticas y metodologías para rebatir la desinformación y acercar los consumidores a las granjas, reforzando el diálogo del sector con la ciudadanía.

Además, MedAID se ha adentrado en el terreno del marketing para averiguar cómo pescar más compradores. A partir de un estudio de mercado, el consorcio ha trabajado en la reconceptualización de los productos piscícolas para adaptarlos a las expectativas de los distintos nichos de compradores. El sector buscará una mayor variedad en la oferta, con nuevos procesados y envasados más atractivos y que realcen mejor los beneficios del pescado en términos de sabor y calidad.

Inteligencia productiva

De cara a modernizar y armonizar la piscicultura en el Mediterráneo, el proyecto ha incidido también en la recolección de datos como base para la toma de decisiones estratégicas. De esta manera, se han creado el MedAID DashBoard, un software para la comparación técnica del rendimiento de las granjas que recoge los indicadores clave de los productos y facilita identificar potenciales soluciones.

Este conocimiento, amasado desde la cooperación de actores de diferentes orígenes y disciplinas, ha de permitir dar a la piscicultura el impulso necesario para que tenga un papel más relevante en el mercado alimentario. «La acuicultura no es el futuro, es el presente, aún silencioso, pero necesario para garantizar alimentos sanos, seguros, sostenibles y de proximidad», concluye Furones.

El proyecto MedAID ha sido financiado por el programa Horizon2020 de la Unión Europea con un presupuesto de 7 millones de euros y ha contado con la participación de 34 organismos de investigación, empresas y organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza (CIHEAM).