Una pequeña luz al final del túnel


Germán Robaina G.

robainag@gmail.com


Declarándome desconocedor absoluto del tema económico-financiero, las relaciones internacionales y la geopolítica, me permito tratar de expresar algunas preocupaciones relacionadas con un repentino florecimiento de ofertas para el desarrollo de la actividad piscícola que a lo largo de tanto tiempo he venido promocionando.

Tras una reciente visita de delegados y funcionarios gubernamentales realizaran a Rusia, se ofreció la posibilidad de abrir líneas de comercialización de productos pesqueros venezolanos con ese país, productos -entre los que se encuentra la tilapia- que deben ser generados mediante prácticas de piscicultura comercial que no se encuentran adecuadamente desarrolladas en el país.

Después de esa visita se logró un pronunciamiento presidencial apadrinando el cultivo masivo de la especie, hecho que consideramos como una “bendición presidencial” en pro del desarrollo de la actividad después verse fuertemente obstaculizada durante muchos años por el sector ambientalista.

En pocos días escuchamos sobre gestiones por parte de miembros de la delegación oficial para desarrollar el cultivo de tilapias en el embalse Uribante/Caparo sin que se hayan realizado, analizado, discutido ni aprobada ninguna modificación a la normativa legal vigente que prohíbe expresamente el cultivo de la especie en los embalses nacionales. En pocos días hemos oído sobre la masificación del cultivo de la tilapia aprovechando los canales de drenaje de las piscinas camaroneras en aparente contradicción con las normas anti-escape de los ejemplares al medio ambiente, y en pocos días se publicaron numerosas ofertas y estrategias para la exportación de estos productos.

Si bien aplaudimos esta apertura, nos llama poderosamente la atención que no exista un pronunciamiento expreso del alto gobierno nacional sobre el particular, que no se haya convocado a un foro para discutir el alcance, ventajas, desventajas y estrategias a seguir, y que el piscicultor de a pie, aquel que durante muchos años batalló para poder desarrollar sus cultivos, sea desconocedor de la existencia de tales alternativas de desarrollo.

Así, si bien se han publicado escuetos artículos en algunas redes sociales, chats y video conferencias, no conocemos ningún comunicado de carácter oficial.

Elaboramos y publicamos la primera Resolución ministerial regularizadora de la piscicultura de tilapias en el país (1997), se modificó dicha Resolución para  actualizarla e incorporarle aspectos que protegieran a los ecosistemas nacionales ante eventual el escape de ejemplares al medio ambiente (1999), y a petición del ministerio con competencia en pesca y acuicultura (2019) elaboramos una nueva propuesta de Resolución incorporando nuevas tecnologías y requerimientos nacionales, incluyendo en ella un manual y un curso de capacitación dedicado única y exclusivamente al cultivo comercial de la tilapia bajos las condiciones imperantes en el país, y un Manual de Buenas Prácticas para su cultivo a escala comercial.

Esperamos que esta solicitud de biomasa pesquera por parte de Rusia no solo despierte el interés del gobierno nacional en generar biomasa con fines de exportación y las tan preciadas divisas, sino que, tal como asentamos en nuestra propuesta de Plan Nacional de Acuicultura del pasado 2019, se amplíen las alternativas para la producción de la especie a efectos de poder cubrir paulatinamente el gran déficit de biomasa pesquera que presenta el país.

No más oscuridad para la casa e iluminación para la calle.

Quiera Dios que el alto gobierno nacional, oído el interés de países vecinos en nuestra tilapia, abra líneas de financiamiento que le permitan a nuestros piscicultores volver a llenar sus piscinas y reactivar operaciones, esta vez con la certeza de poder colocar sus productos en un mercado seguro y bien remunerado.

Muchos de ellos, por no decir todos, han pasado de ser resilientes a ser sobrevivientes y merecen ayuda y financiamiento, y la sumatoria de la experiencia y experticia de todos ellos, sobrepasa toda aquella experiencia que pudieran tener todos los funcionarios gubernamentales interesados en incursionar en la actividad.

Propuestas para la producción comercial masiva y ordenada de tilapias en el país se encuentran plasmada en la propuesta para la formulación del II Plan Nacional Acuícola que presentáramos el pasado 2019 en la Península de Paraguaná y en el acta constitutiva de la fallida ASOTILAPIA, organización que pretendía colaborar en el desarrollo ordenado del subsector tilapiero nacional. Lo menos que deberían hacer es revisarlas para adaptarlas a la realidad política nacional.

Esperamos que posibles fuentes de financiamiento, si realmente deciden implementarlas, se concreten y manejen de la manera más transparente y acertada posible, que se incluya a piscicultores que realmente tengan la experiencia y experticia requerida. Que no se cometan los mismos errores del pasado ni se permitan aquellos deterioros ambientales que tanto han vaticinado los conservacionistas a ultranza, y por los cuales se han desperdiciado más de 30 años en el desarrollo piscícola nacional.

Podemos garantizarle al alto gobierno que existe la tecnología requerida para producir la biomasa pesquera requerida garantizando la preservación y la salud de los ecosistemas a utilizar.

Esperamos la apertura de estos nuevos mercados en alguna medida ayude a “sembrar la piscicultura”, haciendo nuestras la celebres palabras de Don Arturo Uslar Pietri:

La piscicultura venezolana tiene el potencial para abastecer todos los requerimientos que presenta el país, y ayudar a cubrir gran parte de los requerimientos de Rusia, pero para ello se deben establecer asociaciones estratégicas sólidas, perdurables y favorables entre las partes.

Para lograr esto se requiere la reactivación, recuperación y actualización de las granjas existentes, equipos, genética, adecuados alimentos, plantas procesadoras y líneas de exportación seguras y confiables, entre otros.

En la actual coyuntura económica nacional pretender potenciar la producción piscícola exportadora sin financiar su desarrollo y operatividad es un sueño que difícilmente tendrá un final feliz. Pretender potenciar la exportación de biomasa pesquera sin la inyección de fuentes de financiamiento para que los productores puedan reactivar sus granjas, es, por decir lo menos, un sueño.

La gran mayoría de las granjas se encuentran paralizadas por falta de financiamiento, de adecuados alimentos, de adecuada genética y de adecuadas políticas piscícolas.

Esperemos que se logren identificar fuentes de financiamiento internacional que no representen capitales golondrina, sino capitales que representen inversiones permanentes que generen empleos y tejido productivo. Que lleguen la economía real, y no tan solo a unos pocos vinculados con su administración.

Gracias al despertar que generó sobre la clase política nacional, el acercamiento e interés de Rusia por nuestras tilapias puede ayudar al desarrollo y potenciación de la industria piscícola nacional en manos de sus verdaderos dueños, y colaborar en la generación de empleos, desarrollo y de la biomasa de origen pesquero que requieren los dos países.


Germán Robaina es colaborador destacado de Mundo Agropecuario

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