Alerta por la presencia de alternaria en mandarinas: Argentina



Se trata de un hongo que afecta la región citrícola del noreste argentino y constituye una amenaza cuando se dan las variables meteorológicas adecuadas para su desarrollo. Especialistas del INTA Chajarí –Entre Ríos– brindan pautas para su identificación, monitoreo y control.



Temperaturas medias diarias entre 20 ºC y 28 ºC, precipitaciones abundantes y frecuentes y sucesivos días con rocío, son las tres condiciones meteorológicas que favorecen la aparición y diseminación de la alternaría o mancha marrón de las mandarinas. Una afección causada por el hongo Alternaria alternata pv citri.

“Alternaria es un hongo de difícil control, demanda monitoreos intensivos y aplicaciones sucesivas de fungicidas como método preventivo-curativo ante la presencia de nuevos brotes”, explicó Juan Manuel Roncaglia, investigador del INTA Chajarí –Entre Ríos–.

En la región citrícola, se están dando las condiciones ideales para las infecciones sobre brotes en desarrollo y frutos. Además, a partir de enero, la Estación Agrometeorológica del INTA Concordia –Entre Ríos– registró abundantes precipitaciones, luego de sufrir durante meses sequías generales con escasas caída de agua, situación que favorece a otros riesgos como el rajado de frutos. 

“Los lotes que tienen mayor presión de esta enfermedad son aquellos en los que hay plantas con copas más cerradas con poca aireación, donde hay mucho movimiento de bines, cosechadores, herramientas y quintas vecinas que son las principales vías de diseminación”, indicó Roncaglia y agregó: “Afecta principalmente a mandarinas de las variedades Murcott y Nova”.

La alternaria posee una variedad de síntomas, varios de ellos muy similares a otras enfermedades como mancha negra, cancrosis y sarna. Uno de los más característicos es una mancha marrón de forma redondeada sobre la corteza de los frutos que, con el tiempo, se vuelve más clara y se forma una costra que puede caerse y dejar una cicatriz.

Las esporas asexuales (conidios) del hongo tienen una pared gruesa que las hace resistentes al secado y otras condiciones adversas. “Estos conidios son liberados por la acción de la lluvia o la humedad de tejidos a causa del rocío y se difunden a través de largas distancias transportados por el viento”, expresó el investigador quien explicó que, al producirse la germinación de los conidios, se liberan toxinas específicas para cada hospedante. Estas toxinas matan las células de la planta y permiten la infección y la colonización de los tejidos.

Se producen en hojas, ramas de la planta y en la hojarasca del suelo, pero no en la fruta. “Las primeras infecciones ocurren en las hojas nuevas provocando un quemado de los brotes tiernos, estas pueden caerse en gran cantidad debido a la toxina liberada por el hongo”, agregó.

En las hojas produce puntos marrones pequeños que desarrollan halos amarillos. Las lesiones se expanden en formas circulares o irregulares que pueden cubrir gran parte de la lámina. En los brotes tiernos se forman lesiones de 1 a 10 milímetros de diámetro y se produce defoliación. En frutos los síntomas comienzan como pequeñas motas oscuras y se desarrollan ya sea en lesiones negras grandes o erupciones corchosas, la fruta muy afectada se caerá.

A quienes se dedican a la producción citrícola, la recomendación de INTA es que se realicen los monitoreos pertinentes de los lotes de mandarinas Murcott y Nova, y se consulte a un profesional especialista que prescriba la estrategia de prevención y control adecuada, en los casos en que se requieran.