Las autoridades noruegas implementaron el viernes nuevas restricciones a la pesca de salmón salvaje para 2025 después de que las existencias alcanzaran mínimos históricos en los últimos años, y los científicos culparon a las granjas piscícolas.
“Tras varios años de descenso del número de salmones que nadan río arriba para desovar… consideramos necesario tomar precauciones”, afirmó la directora de la Agencia Noruega de Medio Ambiente, Ellen Hambro.
“Esto significa una pesca más restringida al inicio de la temporada, con la posibilidad de abrirla más adelante si se considera que el número de salmones que regresan es suficiente”, añadió en un comunicado.
Después de eclosionar y pasar varios años en agua dulce, el salmón salvaje se dirige al mar, donde pasa de uno a tres años antes de regresar a su río para reproducirse.
Generalmente es en ese momento cuando son capturados por pescadores recreativos.
Pero el número de salmones que regresan a sus ríos para desovar ha disminuido significativamente en los últimos años, llegando a mínimos históricos en 2021 y 2023.
Alarmada por esta evolución, la Agencia de Medio Ambiente ya había cerrado el 24 de junio 33 ríos y aguas marinas a lo largo de toda la costa sur de Noruega a la pesca de salmón salvaje.
Un consejo científico sobre gestión del salmón, un organismo independiente creado por la Agencia de Medio Ambiente, ha señalado la cría de salmón en jaulas sumergidas en los fiordos.
Debido a la alta concentración de peces en las piscifactorías, los piojos de mar y otras enfermedades proliferan y acaban infectando a los salmones salvajes jóvenes que nadan cerca.
Además, cuando los peces de piscifactoría escapan de sus jaulas y se mezclan con el salmón salvaje , debilitan la composición genética de sus homólogos salvajes.
También se cree que el cambio climático juega un papel, ya que afecta la cadena alimentaria de la que se alimenta el salmón y aumenta la probabilidad e intensidad de los períodos de sequía.