Guardamano


PEDRO PABLO JIJÓN O.


Los montubios somos fruto del mestizaje genético, pero también fruto de mestizaje cultural, herederos de una rica historia social con fuerte tinte revolucionario; accionamos costumbres a veces sin saber su origen, en mi caso, durante las jornadas de campo suelo portar un guardamano detrás del cinturón.

Recorro el Agro costeño para analizar y estudiar el estado del sector agropecuario, de boca de los mismos productores conozco sus tristezas, esperanzas, sueños y objetivos; de cada uno recibo con humildad lecciones de vida, también intercambiamos propuestas de como mejorar la vida de las familias campesinas.

Tuve el gusto de entablar nutrida conversación, en lo profundo de los interminables arrozales del Proyecto Plan América (Provincia del Guayas – Ecuador) con varios líderes montubios sobre la crisis arrocera; coincidimos que varias aristas influyen en el tema, como son la intermediación, altos costos de producción, baja productividad, pero el mal mayor en estos días se ha convertido en la aparición de pseudos dirigentes que regalan las luchas agropecuarias a cambio de migajas, como el negocio corrupto de cargos públicos y prevengas personales, esta plaga debe ser totalmente erradicada por el bien del  sector y del País.

Llamó la atención de los Señores José y Gledin Dumes (padre e hijo) mi guardamano al cinto y la conversación se volvió un coloquio de temas históricos, anécdotas alfaristas, muy conocidas por Don José Dumes quien fue sobrino de un Montonero Chapulo, ya fallecido.

El guardamano tiene su origen el sable militar, con protección o guarda sobre la empuñadura donde va la mano del que lo toma, su función, sirve de manopla para golpear al oponente y guarda la mano de posibles cortes durante la esgrima.

Dice la tradición que el sable de Don Eloy Alfaro Delgado, dos veces Presidente de la República del Ecuador (1842, Montecristi,1912, Quito) tenía una inscripción en alto relieve… “No me saques sin razón, no me envaines sin honor”.

Terminadas las guerras revolucionarias alfaristas, las tropas Montoneras se fueron afincando en diferentes zonas del Litoral y Subtrópico, los sables de uso militar, algunos rotos por el uso, cambiaron su función bélica a uso agrícola, corte de cabos, instrumento de cosecha, deshierbe y arma de mano.

Así como el guardamano se puede usar el deshierbe, debemos deshierbar todo lo que detiene el desarrollo agropecuario, social y económico del País, así también deshierbar de forma radical a los oportunistas que se toman el nombre de los colectivos para lucro personal.



Pedro Pablo Jijón Ochoa  es colaborador destacado de Mundo Agropecuario

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