Un estudio genético muestra que la falta de nutrientes altera la recombinación del ADN en el centeno, ofreciendo nuevas pistas sobre la adaptación de los cultivos al cambio climático.
Redacción Mundo Agropecuario
Un equipo de científicos ha descubierto cómo el estrés ambiental puede modificar la estructura genética del centeno (Secale cereale), uno de los cereales más resistentes y cultivados en zonas frías y pobres en recursos. Según el estudio, publicado en Plant Journal y difundido por Phys.org, la deficiencia de nutrientes provoca una reorganización significativa en los genes reproductivos del centeno, afectando los patrones de recombinación durante la formación de gametos.
La investigación revela un fenómeno sorprendente: los procesos genéticos que determinan la herencia en esta especie no son completamente estables, sino que responden dinámicamente a las condiciones ambientales. Esto sugiere que el centeno, como otros cultivos, podría ajustar su variabilidad genética en función del entorno, aumentando sus posibilidades de supervivencia ante el estrés.
Una nueva mirada a la recombinación genética vegetal
La recombinación genética es un proceso fundamental que ocurre durante la meiosis, cuando las células sexuales intercambian fragmentos de ADN, generando combinaciones únicas de genes en la descendencia. En el centeno, los científicos observaron que este proceso se intensifica o se atenúa dependiendo de factores externos como la falta de nitrógeno o fósforo en el suelo.
Utilizando herramientas de genómica avanzada y análisis de fluorescencia, el equipo identificó regiones específicas del genoma que responden al estrés nutricional, modificando la frecuencia y la localización de los puntos de recombinación. Este comportamiento sugiere que las plantas podrían “reprogramar” su material genético para aumentar la diversidad y adaptarse a condiciones adversas.
Implicaciones para la mejora de cultivos
Estos hallazgos abren una nueva vía para el mejoramiento genético de los cereales. Comprender cómo el ambiente influye en la recombinación puede ayudar a desarrollar variedades más resistentes y adaptables, sin necesidad de introducir genes externos. En lugar de depender exclusivamente de la modificación genética directa, los investigadores proponen aprovechar los mecanismos naturales de recombinación para acelerar la evolución dirigida en los cultivos.
El centeno, por su capacidad de crecer en suelos pobres y fríos, es un modelo ideal para estudiar la resiliencia genética de las plantas cultivadas. Su respuesta al estrés puede servir como referencia para otros cereales como el trigo o la cebada, especialmente en un contexto de cambio climático y degradación de suelos agrícolas.
El estrés como motor evolutivo
El estudio refuerza la idea de que el estrés ambiental no solo limita el crecimiento de las plantas, sino que activa procesos evolutivos internos. Al aumentar la recombinación genética en condiciones difíciles, las especies vegetales generan descendencias más diversas, con mayores probabilidades de adaptarse a futuros desafíos.
Los investigadores destacan que este conocimiento puede aplicarse a la agricultura sostenible, orientando el uso de fertilizantes y prácticas de manejo que estimulen la diversidad genética sin comprometer la productividad.
Referencia: Basado en el artículo publicado por Phys.org (2025): https://phys.org/news/2025-11-stress-rye-rearranges-genes.html
