El pulpa de tomate hará que los aceites vegetales sean más saludables para el corazón y rejuvenecerán el cuerpo.


Investigadores rumanos han propuesto un nuevo enfoque para producir aceites de colza y girasol bioenriquecidos para alimentación, medicina y cosmetología.


En un artículo de un grupo de autores rumanos de la Universidad Stefan cel Mare y de la Asociación del Clúster de Innovación Regional de Bioeconomía Suceava-Botosani, que propone un método para producir aceites funcionales.

La industria de procesamiento del tomate representa un segmento importante en el sector agroalimentario, con un volumen de procesamiento global anual que supera los 40 millones de toneladas de tomates.

En la era moderna, el tomate se ha consolidado como una de las hortalizas más cultivadas y valoradas en Rumanía. Se valora no solo por su variedad de colores, tamaños y formas, sino especialmente por su sabor dulce y textura jugosa. En cuanto a su composición química, contiene aproximadamente un 80 % de agua, un 2 % de proteínas y un 3 % de azúcar, además de minerales, vitaminas y ácidos orgánicos como los ácidos cítrico, málico y péctico, además de oxalatos.

El residuo sólido resultante del procesamiento industrial del tomate, conocido como pulpa de tomate, se compone principalmente de cáscara y semillas. Este subproducto se utiliza actualmente como alimento para animales, fertilizante o, en algunos casos, se elimina como residuo.

El procesamiento del tomate da lugar a la formación de una cantidad significativa de subproductos, principalmente cáscaras y semillas, que representan entre el 10 y el 40 % de la masa total de los productos procesados.

También conocido como pulpa de tomate, este residuo es rico en valiosos compuestos bioactivos como carotenoides, fenoles y vitaminas. El licopeno, el carotenoide predominante en los tomates maduros, está presente en concentraciones cinco veces mayores que en la cáscara. Gracias a su potente actividad antioxidante, el licopeno se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y degenerativas.

Dada la incapacidad del cuerpo humano para sintetizar carotenoides, su ingesta dietética es importante. Sin embargo, su naturaleza liposoluble e hidrofóbica dificulta su extracción y biodisponibilidad, lo que convierte el uso de portadores lipídicos, como los aceites vegetales, en una alternativa adecuada.

Los aceites de girasol y colza no sólo facilitan la disolución de los carotenoides, sino que también añaden valor nutricional al extracto final.

La extracción de carotenoides del orujo de tomate favorece la valorización de residuos y la demanda de antioxidantes naturales en aplicaciones alimentarias, farmacéuticas y cosméticas. Se han desarrollado diversas estrategias para extraer estos compuestos, aunque persisten dificultades debido a la baja solubilidad en agua, la cristalización del aceite y las limitaciones de las fases móviles cromatográficas.

El objetivo de este estudio fue valorizar subproductos como la piel y las semillas del tomate corazón de buey, que actualmente se consideran residuos. Sin embargo, tras su conversión, se descubrió que el orujo constituye un recurso valioso. 

El proceso de extracción utiliza aceite de girasol y colza, dando como resultado un aceite funcional enriquecido con carotenoides de pulpa de tomate y antioxidantes

Estos aceites se pueden utilizar en la industria alimentaria como aceites de cocina saludables y aditivos alimentarios, así como en diversos productos alimenticios, incluida la mayonesa. 

El potencial de este aceite funcional se ve reforzado por sus propiedades antioxidantes, lo que lo hace ideal para su uso en las industrias farmacéutica y cosmética. En medicina, el aceite enriquecido puede utilizarse para prevenir enfermedades cardiovasculares, y en cosmetología, puede ayudar a proteger la piel gracias a sus propiedades antienvejecimiento.

El presente estudio tuvo como objetivo proporcionar métodos factibles para la extracción de carotenoides, con especial énfasis en el licopeno, de los subproductos del procesamiento del tomate. 

En este estudio se llevó a cabo la extracción de carotenoides de la cáscara y semillas del cultivar de tomate «corazón de toro» utilizando dos tipos de aceites vegetales (girasol y colza) mediante dos métodos: tratamiento ultrasónico y agitación utilizando diferentes temperaturas (40°, 50° y 60 °C), diferentes concentraciones de pulpa de tomate (2%, 4% y 6%), a velocidades de agitación (150, 200 y 250 rpm). 

Las muestras resultantes se evaluaron para determinar su actividad antioxidante, índice de peróxidos y características de color. Se emplearon técnicas analíticas avanzadas para evaluar con mayor detalle la composición y la estabilidad del aceite. La espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier (FTIR) identificó grupos funcionales clave y modificaciones estructurales, mientras que la calorimetría diferencial de barrido (DSC) reveló diferencias en la estabilidad térmica entre las muestras. La cromatografía líquida de alta resolución (HPLC), optimizada para la separación y detección de compuestos, identificó varios carotenoides, como cantaxantina, luteína, licopeno y alfa-caroteno. 

Se encontraron diferencias significativas entre los extractos obtenidos de aceites de girasol y colza, lo que refleja diferencias en la composición química, la eficiencia de extracción y las interacciones aceite-orujo.

En general, se confirmó que la inclusión de pulpa de tomate en aceites vegetales no solo mejora la estabilidad oxidativa y térmica, sino que también enriquece los aceites con valiosos compuestos bioactivos, lo que respalda su uso potencial en fórmulas de alimentos funcionales.

Basado en un artículo de un grupo de autores (Dumitrita Flaisch, Mariana Spinei, Mircea Oroian), publicado en la revista Foods 2025 en el portal www.mdpi.com.