Un hongo beneficioso mejora la absorción de fósforo y aumenta el rendimiento del trigo


La producción mundial de trigo enfrenta un dilema creciente: cómo mantener altos rendimientos mientras se reduce el uso de fertilizantes químicos, especialmente los fosfatados.


Redacción Mundo Agropecuario

Estos insumos, además de costosos, generan impactos ambientales negativos como la eutrofización de ríos y lagos. En este contexto, un equipo internacional de investigadores, coordinado por la Universidad de Aarhus en Dinamarca, ha demostrado que ciertos hongos micorrícicos pueden convertirse en aliados estratégicos del agricultor al mejorar la absorción de fósforo y, en consecuencia, elevar el rendimiento del trigo sin necesidad de aumentar las dosis de fertilizantes.

El estudio, publicado en 2024, analizó el papel de Glomus intraradices, un hongo micorrícico arbuscular que establece una relación simbiótica con las raíces del trigo. Los experimentos se llevaron a cabo en invernaderos y parcelas de campo en Europa, con distintas condiciones de suelo. Los resultados fueron consistentes: las plantas inoculadas con el hongo presentaron un crecimiento radicular más extenso, mayor concentración de fósforo en los tejidos y hasta un 15% de incremento en el rendimiento de grano en comparación con los controles sin inoculación.

La clave está en la capacidad de las hifas del hongo para explorar microporos del suelo a los que las raíces de la planta no llegan. A través de esta red subterránea, el fósforo es transportado y entregado directamente a la raíz del trigo, lo que mejora la eficiencia en el uso de nutrientes. Además, los investigadores observaron una reducción en la lixiviación de fósforo, lo que sugiere un beneficio ambiental adicional.

Desde la perspectiva del agricultor, el hallazgo ofrece una alternativa práctica frente a los altos costos y la dependencia de fertilizantes minerales. Inocular el suelo con hongos micorrícicos comerciales —ya disponibles en algunos mercados— podría convertirse en una práctica cada vez más común en el manejo sostenible del trigo. Sin embargo, el éxito de la inoculación depende de factores como el tipo de suelo, la rotación de cultivos y la presencia de comunidades microbianas nativas, lo que obliga a adaptar la tecnología a cada región.

Los científicos destacan que el potencial de este enfoque no se limita al trigo. Otros cereales y cultivos extensivos podrían beneficiarse de la misma simbiosis, lo que abre la puerta a una agricultura menos dependiente de insumos externos y más alineada con los objetivos de sostenibilidad global.

A pesar de los resultados prometedores, los autores del estudio advierten que la inoculación con micorrizas no sustituye por completo a los fertilizantes, sino que los complementa. El reto es encontrar el equilibrio adecuado: reducir la cantidad de fertilizante sin comprometer la producción. Los ensayos de campo a gran escala que se están desarrollando en Europa y América Latina serán decisivos para evaluar la viabilidad económica y técnica de esta práctica en condiciones reales.

Lo que parece claro es que los hongos micorrícicos, invisibles a simple vista, podrían desempeñar un papel clave en el futuro de la agricultura. Al ampliar la frontera subterránea de las raíces, estos organismos ofrecen a los agricultores la posibilidad de producir más con menos, reduciendo el impacto ambiental y aumentando la resiliencia de los sistemas agrícolas.

Referencias

  • Smith, S.E. et al. (2024). Mycorrhizal symbiosis improves phosphorus uptake and grain yield in wheat. University of Aarhus.
  • FAO (2024). Soil biodiversity and sustainable agriculture: the role of mycorrhizal fungi.


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