El cultivo de la patata (Solanum tuberosum) requiere suelos fértiles y bien estructurados para garantizar altos rendimientos y tubérculos de calidad.
Redacción Mundo Agropecuario
Una de las prácticas más sostenibles para mejorar la salud del suelo es el uso de abonos verdes, que no solo aportan nutrientes, sino que también favorecen la estructura y la biodiversidad microbiana.
¿Qué es un abono verde?
Se denomina abono verde al cultivo de determinadas plantas con el propósito de incorporarlas al suelo antes de su floración. Este manejo aumenta la materia orgánica, aporta nitrógeno (cuando se trata de leguminosas) y mejora la retención de agua, factores clave en la producción de patatas.
Beneficios del abono verde en patatas
Aporte de nutrientes: las leguminosas fijan nitrógeno atmosférico, reduciendo la dependencia de fertilizantes sintéticos.
- Mejor estructura del suelo: las raíces profundas airean y favorecen la infiltración del agua.
- Control de malezas: el crecimiento denso de los abonos verdes reduce la germinación de especies indeseadas.
- Reducción de plagas y enfermedades: algunas especies, como la mostaza blanca, ayudan a controlar nematodos y patógenos.
- Aumento de la biodiversidad microbiana: lo que favorece la resiliencia del suelo a factores de estrés.
Cultivos recomendados como abonos verdes para patatas
- Leguminosas (trébol, veza, guisante forrajero): aportan nitrógeno natural y mejoran la fertilidad.
- Crucíferas (mostaza, rábano forrajero): poseen efecto biofumigante contra nematodos y hongos del suelo.
- Gramíneas (centeno, avena, triticale): generan abundante biomasa y mejoran la estructura física del terreno.
- Mezclas de especies: combinan efectos complementarios, garantizando mayor estabilidad del ecosistema del suelo.
Momento y manejo del abono verde
- Siembra: se recomienda implantar el abono verde tras la cosecha anterior, durante otoño o inicio de primavera, dependiendo de la rotación agrícola.
- Incorporación al suelo: debe realizarse en etapa de prefloración, cuando la biomasa es máxima y los tejidos aún son tiernos, facilitando su descomposición.
- Tiempo de espera: lo ideal es dejar pasar 3–4 semanas entre la incorporación y la siembra de patata, para evitar competencia por nitrógeno durante la descomposición.
Estrategias para evitar riesgos
- No usar crucíferas inmediatamente antes de la patata si existe historial de enfermedades comunes, para no favorecer desequilibrios.
- Mantener rotaciones amplias para reducir presión de plagas.
- Evitar incorporar el abono verde demasiado lignificado, ya que puede inmovilizar nitrógeno temporalmente.
El uso de abonos verdes en patatas es una práctica agroecológica que contribuye a la fertilidad sostenible, mejora la sanidad del cultivo y reduce costes en insumos químicos. Planificar correctamente la especie a utilizar, el momento de incorporación y la rotación con la patata es fundamental para obtener resultados óptimos.
