En la búsqueda de alternativas sostenibles a los fertilizantes químicos, la ciencia agrícola ha puesto sus ojos en un aliado inesperado: las bacterias marinas.
Estos microorganismos, adaptados a ambientes extremos como aguas salinas y profundas, están demostrando un enorme potencial para mejorar el crecimiento de cultivos terrestres, sobre todo en suelos degradados o afectados por la salinidad.
De los océanos al campo
Las bacterias marinas poseen mecanismos únicos de supervivencia que pueden transferirse a las plantas. Algunas producen fitohormonas como auxinas y giberelinas, que estimulan la germinación y el desarrollo radicular. Otras liberan compuestos que solubilizan fósforo y potasio, haciendo que los nutrientes del suelo estén más disponibles para los cultivos.
Un aspecto clave es su tolerancia a la sal. En un contexto de suelo agrícola cada vez más afectado por la salinización, causada por riegos inadecuados y cambio climático, estas bacterias podrían ayudar a que las plantas resistan condiciones adversas que normalmente limitarían su crecimiento.
Investigaciones recientes
En 2024, un equipo de la Universidad de Almería (España) publicó un estudio en el que cepas marinas del género Halomonas incrementaron en un 30 % la biomasa de plantas de tomate cultivadas en suelos salinos.
Por otro lado, investigadores del Indian Institute of Technology (IIT) Madras aislaron bacterias de manglares costeros que, aplicadas en arrozales, mejoraron tanto el rendimiento como la resistencia al estrés hídrico.
En Chile, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso trabaja en el desarrollo de biofertilizantes basados en bacterias marinas para cultivos de quinoa, una especie clave en zonas áridas y salinizadas.
Beneficios potenciales
- Reducción del uso de fertilizantes químicos, disminuyendo la contaminación de aguas y suelos.
- Mayor resiliencia de cultivos frente a sequías y suelos salinos.
- Contribución a la seguridad alimentaria, al permitir cultivar en terrenos marginales.
- Sostenibilidad económica, ya que podrían aprovecharse residuos marinos como fuente de microorganismos.
Retos y desafíos
Aunque prometedor, este campo enfrenta obstáculos:
- Garantizar la adaptación a diferentes suelos y climas.
- Desarrollar formulaciones estables que permitan almacenar y transportar los biofertilizantes.
- Superar las barreras regulatorias para su uso comercial en la agricultura.
Una revolución desde el mar
La exploración del potencial de las bacterias marinas apenas comienza, pero ya se perfila como una de las innovaciones más interesantes en la biotecnología agrícola. En un futuro cercano, es posible que los agricultores utilicen biofertilizantes con sello “marino”, transformando recursos oceánicos en soluciones para la producción sostenible de alimentos en tierra firme.
Referencias
- Universidad de Almería (2024). Halomonas strains as biofertilizers in saline soils.
- IIT Madras (2023). Mangrove-derived bacteria improve rice growth under stress.
- Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (2024). Marine bacteria as biofertilizers for quinoa.
- FAO (2023). Innovative biofertilizers for sustainable agriculture.
