En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, la escasez de agua y el aumento de las temperaturas amenazan la producción agrícola global.
Redacción Mundo Agropecuario
Pero mientras algunas regiones pierden su capacidad de cultivo, otras comienzan a reinventarse gracias a la innovación tecnológica. Una de las soluciones más prometedoras son los domos solares agrícolas, estructuras cerradas que permiten producir alimentos incluso en las condiciones más áridas del planeta.
Investigadores de la Universidad de Arizona y del Instituto Tecnológico de Dubái están liderando un ambicioso proyecto que combina ingeniería solar, control climático y biología vegetal. Su objetivo: crear ecosistemas agrícolas autosuficientes capaces de generar alimentos en zonas desérticas, sin depender de agua dulce ni de electricidad externa.
Qué son y cómo funcionan los domos solares
Los domos solares son estructuras geodésicas semitransparentes, recubiertas por paneles fotovoltaicos que capturan energía solar durante el día. Esa energía alimenta un sistema cerrado de control ambiental que mantiene la temperatura y la humedad dentro del rango óptimo para los cultivos.
El diseño interior incluye bandejas de cultivo hidropónico y aeropónico, donde las plantas crecen con un uso mínimo de agua. Un sistema de condensación recoge la humedad del aire y la recicla, creando un ciclo hídrico casi autosuficiente. De esta manera, el domo puede operar con un consumo hasta 90 % menor de agua que un invernadero convencional.
La estructura, además, está construida con materiales ligeros y reciclables, lo que facilita su instalación en zonas remotas sin necesidad de grandes obras.
Resultados iniciales: rendimiento y resiliencia
Los primeros ensayos realizados en el desierto de Sonora (EE. UU.) y en el emirato de Dubái produjeron resultados notables. En un ciclo de 90 días, los investigadores cultivaron tomates, lechugas y fresas con un 85 % menos de agua y sin necesidad de fertilizantes sintéticos.
El microclima interior permitió mantener temperaturas entre 22 y 26 °C, incluso cuando el exterior superaba los 45 °C. Los cultivos no solo sobrevivieron, sino que alcanzaron una calidad comercial superior en color, sabor y textura.
“Estamos diseñando un sistema que no solo ahorra recursos, sino que imita los procesos naturales de resiliencia”, explicó la doctora Lina Al-Harbi, coordinadora del proyecto en Dubái.
Energía limpia para alimentar la agricultura
Los paneles solares de los domos no solo generan la energía que necesita el sistema de control climático, sino también la suficiente para iluminar de noche y cargar equipos agrícolas. El excedente energético se almacena en baterías de litio o se inyecta a la red, creando un modelo de agricultura energéticamente positiva.
En algunos prototipos, la radiación solar sobrante se utiliza para alimentar unidades de desalación compactas, que transforman agua salobre o marina en agua apta para riego.
De la innovación al modelo productivo
Los gobiernos de Arabia Saudita, Egipto y Chile ya han mostrado interés en replicar los domos solares en zonas desérticas y altiplanos áridos. También en América Latina, investigadores del norte de México y del Perú costero estudian su adaptación para microgranjas solares comunitarias, combinadas con paneles para producción eléctrica rural.
El desafío ahora es escalar la tecnología sin que su costo limite la adopción. Un domo de 200 metros cuadrados cuesta entre 25.000 y 30.000 dólares, pero los desarrolladores esperan reducirlo a menos de la mitad cuando empiece la producción industrial en serie.
Una mirada al futuro
Los domos solares representan mucho más que una estructura tecnológica: son una visión de resiliencia agrícola ante la crisis climática. Con ellos, regiones que antes dependían de importaciones podrían alcanzar autosuficiencia alimentaria.
En palabras del ingeniero español Manuel Torres, miembro del equipo internacional del proyecto: “El futuro del agro en zonas áridas no está en luchar contra el clima, sino en recrear las condiciones necesarias para la vida.”
Si las predicciones se cumplen, los próximos años podrían ver surgir oasis agrícolas artificiales donde hoy solo hay arena y sol. La tecnología, una vez más, demuestra que el límite de la agricultura es la imaginación.
Referencias
- University of Arizona (2025). Solar domes for desert agriculture: feasibility and performance report.
- Dubai Institute of Sustainable Systems (2025). Closed-loop solar agriculture under extreme conditions.
- FAO (2025). Innovative agricultural technologies for arid environments.
