El suelo es un recurso limitado y esencial para la producción agrícola; sirve como base para la producción de alimentos. Sin embargo, a pesar de su gran valor, la salud del suelo ha cobrado relevancia recientemente, al igual que los fertilizantes orgánicos para mejorar su fertilidad. Los datos de investigación sobre el impacto de la gallinaza en las características del suelo y la productividad del trigo son escasos, a pesar del papel vital de este cultivo.
Actualmente, el 33% de la tierra del planeta se encuentra moderada o severamente degradada debido a la erosión, la salinización, la compactación, la acidificación y la contaminación química. Las tasas actuales de degradación del suelo amenazan la capacidad de satisfacer las necesidades más básicas de las generaciones futuras. Se estima que el crecimiento poblacional mundial proyectado, que superará los 9 mil millones de personas para 2050, incrementará la demanda de alimentos en un 60%.
La degradación del suelo y las malas prácticas de gestión de la fertilidad del suelo son factores importantes que limitan el rendimiento de los cultivos, y el trigo no es una excepción.
El uso excesivo de fertilizantes químicos sin añadir materia orgánica puede provocar el agotamiento de nutrientes, niveles extremos de pH y la contaminación del suelo y las aguas subterráneas. Por otro lado, la gallinaza, un fertilizante orgánico asequible y valioso, rico en nutrientes esenciales, está atrayendo cada vez más atención debido a su posible impacto en el crecimiento y el rendimiento de los cultivos. Rica en materia orgánica, la gallinaza aporta al suelo nutrientes esenciales para la productividad de los cultivos.
El potencial para ampliar las tierras agrícolas es limitado, por lo que la gestión y la producción sostenibles son fundamentales para revertir la degradación del suelo y garantizar la seguridad alimentaria.
Las prácticas de agricultura orgánica, como el uso de estiércol de pollo, pueden revertir el agotamiento del suelo causado por el uso indiscriminado de fertilizantes y productos sintéticos, una práctica común en la agricultura convencional, y restaurar los nutrientes y las propiedades fisicoquímicas del suelo degradado, convirtiéndolo en un suelo vivo rico en microorganismos.
En el campo experimental de Norman E. Borlaug en México, científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias realizaron un experimento de fertilización de un campo de trigo con estiércol de pollo y resumieron los resultados de este año.

Según los resultados, 15 t/ha de estiércol de pollo produjeron 7237 t/ha de trigo, lo que es un buen indicador.
Los investigadores también reportaron aumentos en la disponibilidad de nitrógeno y fósforo del suelo del 28% y el 15%, respectivamente, un aumento del 6,5% en el contenido de materia orgánica y un aumento del 3% en la conductividad hidráulica. En el campo experimental se utilizó únicamente gallinaza sin aditivos sintéticos, lo que resalta la necesidad de mayor investigación sobre la gallinaza como materia prima esencial para la producción sostenible de trigo.
Fuente: INIFAP.
