Cómo la edición genética y los omics están transformando la agricultura del mañana
Redacción Mundo Agropecuario
A simple vista, los campos agrícolas parecen inmutables: surcos de maíz, hileras de tomates, plantas que brotan año tras año. Pero en el interior de cada célula vegetal ocurre una evolución activa impulsada por la ciencia: la genómica vegetal. Gracias a herramientas como secuenciación de ADN, edición genética y estudios de expresión génica, los científicos están creando cultivos más resistentes, productivos y adaptados a los desafíos del cambio climático.
La genómica ha permitido identificar genes de resistencia a sequías, salinidad, plagas y enfermedades, que pueden transferirse o activarse en variedades comerciales. En los últimos años, tecnologías como CRISPR-Cas han hecho más precisa la edición: los investigadores ya pueden “editar” un solo nucleótido del genoma para conferir tolerancia al calor sin introducir genes extraños. Esto abre la puerta a variedades locales que mantienen su identidad pero mejoran su rendimiento frente al estrés.
Pero genómica no es solo edición. Los estudios de transcriptómica, proteómica y metabolómica permiten entender cómo una planta responde a condiciones adversas en tiempo real: qué genes se activan, qué proteínas produce y qué compuestos metabólicos se generan. Esa información ayuda a diseñar mejores fertilizantes, bioestimulantes o rutas de manejo que acompañen la capacidad natural de defensa de la planta.
Un ejemplo concreto proviene de arroz tolerante a salinidad en Asia: mediante edición y selección asistida por marcadores, se han desarrollado variedades que pueden sobrevivir y producir en suelos con altos niveles de sodio. Esto tiene implicaciones enormes para zonas costeras de Latinoamérica, donde la intrusión salina amenaza la agricultura.
Otro caso importante está en maíz: científicos han identificado variantes genéticas que regulan el crecimiento radicular profundo, lo que permite a la planta extraer agua desde capas profundas del suelo en periodos de sequía. Incorporar esos genes en híbridos comerciales podría mejorar la resiliencia de los cultivos frente al cambio climático.
Sin embargo, la adopción de estas tecnologías enfrenta desafíos. En muchos países latinoamericanos, los marcos regulatorios sobre edición genética aún están en desarrollo o incluso prohíben estas prácticas. Además, los costos de investigación y desarrollo pueden ser elevados, y los pequeños agricultores muchas veces no tienen acceso directo a esas variedades mejoradas.
La clave será articular políticas públicas, inversión privada y transferencia tecnológica. Un sistema eficiente implicaría laboratorios públicos que desarrollen variedades adaptadas localmente, empresas privadas que escalen la producción de semillas y mecanismos de acceso justo para los productores. Así, la genómica no será un privilegio de grandes agroindustrias, sino una herramienta accesible para el campo latinoamericano.
La revolución genómica está en marcha, silenciosa pero profunda. En el núcleo de cada planta, los avances científicos de hoy prometen cosechas más seguras, más eficientes y más resilientes. El futuro de los cultivos podría depender no solo de lo que sembramos, sino de lo que activamos dentro de sus genes.
📚 Referencias
Instituto de Biotecnología, Universidad X (2024). Genómica vegetal para la tolerancia a estrés abiótico.
Revista Plant Science Advances (2025). Functional genomics in crop improvement.
Centro de Mejoramiento Genético Latinoamericano (2023). Implementación y regulación de CRISPR en América Latina.
