NEIKER, Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, integra el concepto de agrotecnología en todas las etapas de la producción para mejorar el control de plagas y enfermedades en los cultivos agrícolas. La optimización de las dosis y el uso de bioestimulantes permitió reducir hasta en un 50% el uso de agroquímicos en viñedos.
El departamento de Producción y Protección de Cultivos de NEIKER lleva más de 20 años trabajando en el sector de la viticultura, encontrando soluciones a los principales retos a los que se enfrenta el sector.
Una de ellas es la optimización de los tratamientos fitosanitarios agroquímicos en viñedos con el fin de reducir su uso sin comprometer la protección de los cultivos. Ana Diez, investigadora del Departamento de Producción Vegetal y Protección Vegetal de NEIKER, explica que “en muchas ocasiones los tratamientos fitosanitarios se aplican según calendarios fijos, sin tener en cuenta el momento fenológico del cultivo, la dosis adecuada o las condiciones climáticas”.
En este contexto, la agrotecnología juega un papel importante al integrar innovaciones en todas las etapas de la producción para optimizar el uso de productos fitosanitarios. “En particular, en NEIKER utilizamos tecnologías avanzadas como sensores meteorológicos, plataformas de datos y modelos predictivos basados en inteligencia artificial y analítica de big data, que nos permiten analizar en tiempo real las condiciones ambientales y de cada cultivo para determinar exactamente cuándo y dónde aplicar los tratamientos. Gracias a estos avances, podemos detectar los riesgos de enfermedades antes de que ocurran, lo que nos permite aplicar tratamientos más precisos y dirigidos sólo a aquellas zonas donde realmente son necesarios. De esta forma reducimos la carga de productos fitosanitarios sobre el medio ambiente y evitamos aplicaciones innecesarias”, afirma el investigador.
Además de mejorar la precisión en la detección de riesgos, los científicos también trabajan para optimizar la dosis de productos fitosanitarios. Ajustando la cantidad de insumos dependiendo de las condiciones del cultivo y el clima, lograron reducir el uso de estos productos hasta en un 50% en ensayos en viñedos.
Otra de las estrategias desarrolladas por NEIKER es buscar alternativas más sostenibles a los productos fitosanitarios tradicionales. “En este sentido, hemos estudiado el uso de bioestimulantes y elicitores, sustancias que potencian las defensas naturales de las plantas y las hacen más resistentes a las enfermedades. Combinados con tratamientos tradicionales, estos productos han mostrado resultados positivos, reduciendo la cantidad de pesticidas químicos necesarios para controlar plagas y enfermedades”, afirma el investigador.
Un rechazo total de los pesticidas aún no es posible dada la presión de plagas y enfermedades; sin embargo, se están considerando estrategias de este tipo para el futuro.
Además de la aplicación en viñedos, los investigadores extendieron sus estrategias de biologización a otros cultivos como patatas, remolachas azucareras y manzanas. “En estos casos, trabajamos de igual manera en la detección temprana y el ajuste preciso de las aplicaciones de productos fitosanitarios para reducir el uso de químicos sin comprometer la productividad. Actualmente se están probando modelos predictivos específicos para problemas como el mildiú velloso en las patatas, la mancha foliar causada por cercospora en las remolachas y la polilla del manzano en los manzanos. Estas herramientas permiten adaptar las estrategias de control a las condiciones específicas de cada lugar, evitando tratamientos innecesarios y asegurando una gestión más efectiva de los productos fitosanitarios”, destacó Ana Diez.
Fuente y foto: NEIKER.
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