Un nuevo estudio anglo-francés muestra que esparcir roca volcánica triturada en tierras de cultivo podría ayudar a capturar dióxido de carbono de la atmósfera e incluso aumentar el rendimiento de los cultivos, pero su éxito depende enteramente de las condiciones locales del suelo.
Investigadores de Rothamsted Research (Inglaterra) e INRAE (Burdeos, Francia), junto con el Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, estudiaron el impacto del polvo de basalto, un subproducto de la minería, en dos tipos de suelos agrícolas.
En experimentos de cultivo, el equipo utilizó dos tasas diferentes (el equivalente a 80 y 160 toneladas por hectárea) en suelos arenosos y arcillosos, monitoreando sus efectos sobre la química del suelo y el crecimiento del raigrás.
La tecnología, conocida como «meteorización mejorada», busca acelerar la descomposición natural de las rocas de silicato, eliminando el CO₂ del aire y almacenándolo en el suelo. Quienes la promueven afirman que podría ser una herramienta valiosa en la lucha contra el cambio climático, a la vez que mejora la salud del suelo.
El estudio reveló que la adición de polvo de roca incrementó el pH del suelo, un indicador clave de fertilidad, en aproximadamente 0,8 unidades. El polvo de roca también liberó nutrientes valiosos como el potasio, lo que incrementó significativamente el crecimiento de las plantas en suelos arenosos.
Sin embargo, la absorción de algunos elementos, como el fósforo y los metales traza, ha disminuido debido a cambios en la química del suelo, especialmente en suelos que originalmente eran ricos en nutrientes.
«Estos resultados demuestran que el polvo de piedra puede ser un aditivo eficaz para el suelo, especialmente en suelos pobres en nutrientes o ligeramente ácidos. Sin embargo, no existe un resultado universal: las características locales del suelo desempeñan un papel decisivo», afirmó el Dr. Stefan Hefele, de Rothamsted, uno de los coautores del estudio.
Los resultados del estudio resaltan la necesidad de realizar evaluaciones específicas de cada sitio antes de implementar a gran escala el uso de polvo de piedra, ya que este enfoque no es una panacea.
El estudio se suma a un creciente conjunto de información sobre el uso de polvo de piedra, en particular en la agricultura regenerativa, una práctica considerada cada vez más como una primera línea de defensa contra la crisis climática.
Fuente: Rothamsted Research.
