Cómo probar la germinación de semillas recién cosechadas


La capacidad de una semilla para brotar no siempre es inmediata, incluso si fue extraída de una planta sana. Algunas requieren un tiempo de reposo (llamado dormancia), mientras que otras, si no se siembran pronto, pierden su viabilidad.


Redacción Mundo Agropecuario

Cuando los agricultores o aficionados a la horticultura guardan semillas de sus propias cosechas, una de las primeras dudas que aparece es: ¿realmente germinarán?

Probar la germinación de semillas recién cosechadas no solo es un ejercicio de curiosidad, sino también una estrategia clave para planificar las próximas siembras, ahorrar en la compra de material vegetal y asegurar buenos rendimientos.

¿Por qué es importante comprobar la viabilidad?

Las semillas son organismos vivos en estado de reposo. En su interior almacenan nutrientes y un embrión listo para desarrollarse cuando se den las condiciones adecuadas de humedad, temperatura y oxígeno. Sin embargo, factores como el modo en que se cosecharon, el grado de madurez, la humedad al momento de recolectarlas y hasta la forma de almacenarlas influyen directamente en su capacidad de germinar.

Un lote de semillas con baja germinación puede significar pérdidas de tiempo, de espacio y de recursos. Por ejemplo, un agricultor que siembra semillas con 20 % de viabilidad necesitará quintuplicar la densidad de siembra para lograr un cultivo uniforme, lo cual no siempre es viable ni económico.

Métodos caseros para probar la germinación

Uno de los procedimientos más conocidos y sencillos es la prueba del papel húmedo:

  1. Se colocan entre 10 y 20 semillas en una hoja de papel absorbente húmedo.
  2. Se dobla el papel y se guarda en una bolsa plástica o en un recipiente cerrado para mantener la humedad.
  3. Se coloca en un lugar cálido, pero no directamente expuesto al sol.
  4. Al cabo de unos días (el tiempo depende de la especie), se cuentan cuántas semillas germinaron.

Si de 10 semillas germinan 8, hablamos de un 80 % de viabilidad, lo que se considera aceptable para la mayoría de los cultivos.

Otra opción práctica es sembrar un pequeño semillero de prueba en bandejas o macetas con sustrato ligero. Aunque toma un poco más de espacio, este método permite observar no solo si las semillas germinan, sino también la vigorosidad de las plántulas, un indicador de la calidad fisiológica del lote.

Factores a considerar en semillas recién cosechadas

No todas las semillas están listas para germinar inmediatamente después de ser recolectadas. Algunas especies presentan dormancia natural que requiere un periodo de reposo o tratamientos previos. Ejemplos:

  • Tomate, pimiento y berenjena: generalmente germinan poco después de extraídas, siempre que se sequen bien antes de almacenarlas.
  • Cereales y leguminosas: en muchos casos pueden necesitar un periodo de reposo de semanas para lograr una germinación uniforme.
  • Especies forestales o frutales: algunas exigen tratamientos como escarificación (raspar la cubierta dura) o estratificación (simular el frío del invierno) para activar la germinación.

Por eso, al hacer una prueba con semillas recién cosechadas es normal que los resultados no siempre sean inmediatos o que muestren diferencias entre especies.

Recomendaciones para mejorar la viabilidad

  • Secado adecuado: las semillas deben guardarse con bajo contenido de humedad, de lo contrario son más propensas a perder poder germinativo.
  • Almacenamiento fresco y seco: en recipientes herméticos, protegidas de la luz y la humedad, pueden conservar su viabilidad durante más tiempo.
  • Registro de cosecha: anotar la fecha y el lote de semillas ayuda a llevar control sobre su edad y planificar las pruebas de germinación cada cierto tiempo.

Importancia en la agricultura familiar y profesional

En contextos de agricultura familiar, probar la germinación garantiza que el esfuerzo invertido en guardar semillas realmente se traduzca en nuevas plantas. Para productores profesionales, esta práctica puede ser la diferencia entre una siembra exitosa o un fracaso de lote. Además, en tiempos de creciente interés por la soberanía alimentaria y la recuperación de variedades locales, aprender a manejar y evaluar semillas propias se convierte en un conocimiento estratégico.



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