Redacción Mundo Agropecuario
La cebolla (Allium cepa L.) es uno de los cultivos hortícolas más importantes a nivel mundial. Su producción depende de factores genéticos, ambientales y de manejo. Entre los desafíos que enfrentan los agricultores está el espigado prematuro —la formación temprana del tallo floral— que puede reducir drásticamente el rendimiento y la calidad comercial del bulbo.
La pregunta que se hacen muchos productores es: ¿qué define a un “buen bulbo” de cebolla? ¿Basta con que una variedad sea tolerante al espigado, o hay otros criterios que determinan la calidad y adaptabilidad de un cultivo?
Factores que determinan la calidad de un bulbo de cebolla
- Genética y variedad
- Existen cebollas de día corto, intermedio y largo, cuya formación de bulbos depende de la duración del fotoperiodo.
- Adaptar la variedad al clima y latitud local es más importante que la simple resistencia al espigado. Una variedad de día largo cultivada en el trópico, por ejemplo, nunca formará bulbos comerciales adecuados.
- Forma y tamaño del bulbo
- Bulbos de forma esférica o ligeramente achatada son más valorados en mercados frescos.
- El tamaño debe ser uniforme, evitando calibres muy pequeños o demasiado grandes.
- Densidad de la pulpa y contenido de sólidos solubles
- Una cebolla firme, con alto contenido de materia seca, resiste mejor el almacenamiento y transporte.
- Las variedades con más sólidos son preferidas para la industria deshidratadora.
- Resistencia al espigado
- El espigado prematuro ocurre cuando la planta percibe frío tras la emergencia, activando la inducción floral antes de formar un bulbo completo.
- Variedades tolerantes reducen pérdidas, pero no son el único factor que determina la calidad final.
- Sanidad y resistencia a enfermedades
- Tolerancia a patógenos como mildiu velloso, Botrytis y Fusarium es fundamental para mantener bulbos de calidad.
¿Es suficiente con tolerar el espigado?
La tolerancia al espigado es una ventaja clave, especialmente en zonas de inviernos fríos o siembras tempranas. Sin embargo, no basta por sí sola. Un bulbo de calidad superior combina:
- Adaptación al fotoperiodo local.
- Forma y tamaño uniformes.
- Alto contenido de materia seca.
- Resistencia a plagas y enfermedades.
- Capacidad de almacenamiento.
En otras palabras, la resistencia al espigado reduce pérdidas, pero la elección de la variedad debe basarse en un conjunto de características que aseguren rendimiento, calidad y mercado.
Recomendaciones prácticas para productores
- Elegir variedades certificadas y adaptadas al día largo, intermedio o corto de la región.
- Evitar la siembra demasiado temprana en climas fríos, para reducir el riesgo de vernalización que induce el espigado.
- Manejar densidades óptimas (300–400 mil plantas/ha) para obtener bulbos de calibre uniforme.
- Favorecer la nutrición balanceada en nitrógeno, potasio y azufre, elementos clave en el desarrollo de bulbos.
- Cosechar en el momento adecuado: cuello doblado en 80–90% de plantas y tunicadas secas para alargar vida poscosecha.
📚 Referencias
- Brewster, J. L. (2008). Onions and other vegetable alliums. CABI Publishing.
- Havey, M. J. (2018). Genetic control of bulb formation in onion. Horticultural Reviews, 45.
- FAO (2021). Onion Production and Postharvest Management Manual.
- Rivera-Martín, A. et al. (2022). Effect of photoperiod and temperature on bolting in onion. Scientia Horticulturae, 297.
