Entre 290 000 y 650 000 personas mueren al año por enfermedades asociadas a la gripe causada por los virus de la influenza, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

stanislao Nistal Villán, Universidad CEU San Pablo; Javier Arranz Herrero, Universidad CEU San Pablo, and Sara Izpura Luis, Universidad CEU San Pablo
Pero, lejos de ser un problema exclusivamente humano, estos virus también infectan a numerosas especies animales. Las aves acuáticas, que son su principal reservorio, pueden transmitir el virus a cerdos y a humanos, entre otros.
En los cerdos, la gripe provoca una enfermedad respiratoria similar a la humana, con problemáticas comparables, lo que los convierte en un modelo valioso para el estudio de la infección y sus complicaciones. La principal complicación que presentan las infecciones gripales son las infecciones bacterianas secundarias, como las del neumococo (Streptococcus pneumoniae) en el caso de los humanos, o el Streptococcus suis en el caso del cerdo. Esto implica que cuando los pacientes están defendiéndose del virus, algunas bacterias aprovechan la situación para producir su propia infección.
Cuando Robert Koch (1843-1910), considerado uno de los padres de la microbiología moderna, identificó a los agentes que causaban enfermedades mortales como la tuberculosis o el cólera, cambió por completo la manera de abordar las enfermedades infecciosas. Las infecciones pasaron de ser meras especulaciones a convertirse en objeto de estudio experimental, donde el diagnóstico y el tratamiento podían orientarse con precisión frente a un microorganismo concreto. Eso sí, uno solo, porque Koch abanderaba el concepto de “un patógeno, una enfermedad”.
En este caso, el tiempo no le ha dado del todo la razón: no siempre hay un único patógeno detrás de una enfermedad. Sin ir más lejos, en muchos de los casos de muerte por gripe, las complicaciones se asocian a infecciones oportunistas en las que podrían intervenir, además del virus, una o varias bacterias a la vez. Lo que aún se desconoce es de qué manera interactúan con el virus y entre ellas, y cómo contribuyen a que se agrave la enfermedad.
Los pulmones no son estériles
Para entender de dónde surgen esas bacterias, hay que tener en cuenta que los pulmones no son estériles ni asépticos, hay microbiota también en el tracto respiratorio. Y en un contexto de infección viral, entre las propias comunidades microbianas del pulmón pueden emerger una o varias bacterias oportunistas que agraven la enfermedad.
Hoy en día, la mayoría de las infecciones respiratorias que reciben atención médica no tienen una etiología o causa definida.
La microbiota es como una gran orquesta
La microbiota es el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos y arqueas) que habita en un espacio concreto del cuerpo humano como la piel, el sistema digestivo o el tracto respiratorio. Su equilibrio es crucial para mantener la salud, dado que participa en el mantenimiento de condiciones que evitan enfermedades.
Podríamos concebir la microbiota como una gran orquesta en la que los músicos de cada grupo de instrumentos tocan al compás y son escuchados por una audiencia pacífica, que aprecia la armonía del momento. Este concierto ocurre en perfecto equilibrio hasta que un agente disruptor (en este caso, la gripe) perturba la armonía. La gripe introduce elementos disonantes que pueden despertar reacciones en otros músicos, y también en los críticos espectadores, que pueden empezar a enfadarse, silbar, lanzar tomates o algo peor: volverse tan violentos que acaben destruyendo la sala de conciertos.
La mejor manera de identificar a los “músicos” de la sala de conciertos de nuestros pulmones sanos, y de entender lo que les pasa cuando hay una infección, es utilizando tecnologías de secuenciación. Así es como hemos podido identificar las bacterias presentes en los pulmones de cerdos que sufrían gripe. Los resultados revelan que hay más cantidad de bacterias en los pulmones de animales infectados con influenza, así como una mayor diversidad tanto de bacterias comúnmente asociadas a neumonías como de otras menos prevalentes.
Una firma bacteriana inconfundible
Las bacterias presentes en el pulmón durante una infección gripal pueden asociarse entre sí, dando lugar a lo que se conoce como firmas bacterianas que, adaptando el concepto de Koch, podrían traducirse como “un patrón bacteriano, una enfermedad”.
Estos patrones podrían ser utilizados en un futuro para predecir el comportamiento y las complicaciones que ciertos pacientes pueden presentar durante una gripe para poder tratarles a tiempo, manteniendo tanto a la orquesta como al público en perfecta armonía.
Estanislao Nistal Villán, Virólogo y profesor de Microbiología de la Facultad de Farmacia, Universidad CEU San Pablo; Javier Arranz Herrero, PhD Student en la Universidad CEU San Pablo. PFIS en el Instituto de Salud Carlos III y Visitor Researcher en Mount Sinai, NY, Universidad CEU San Pablo, and Sara Izpura Luis, Universidad CEU San Pablo
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
