Ganadería climáticamente inteligente: estrategias para reducir emisiones sin sacrificar rendimiento


El debate sobre el papel de la ganadería en el cambio climático ha evolucionado.


Redacción Mundo Agropecuario

Durante años, el sector fue señalado como una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), especialmente metano y óxido nitroso. Sin embargo, hoy la discusión se centra en cómo transformar los sistemas ganaderos en aliados climáticos, capaces de mantener su productividad mientras reducen su huella ambiental. Este enfoque, conocido como ganadería climáticamente inteligente, está ganando terreno en América Latina, una región que alberga más del 25 % del ganado bovino mundial.

La idea central es aumentar la eficiencia por unidad de producto. Si un animal produce más carne o leche con los mismos recursos, las emisiones por kilo disminuyen. Lograrlo implica mejorar la genética, la alimentación y el manejo del pasto. Los programas de mejoramiento genético en Brasil y Uruguay, por ejemplo, han permitido obtener razas adaptadas al calor con mayor eficiencia alimenticia, reduciendo en más de un 15 % las emisiones por litro de leche.

Uno de los pilares de esta transición es la alimentación sostenible. Investigaciones del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Argentina demuestran que incluir forrajes de alta digestibilidad —como pasto elefante o brachiarias híbridas— reduce la producción de metano entérico al mejorar la fermentación ruminal. Además, los suplementos con aceites esenciales, taninos y algas rojas del género Asparagopsis están mostrando resultados prometedores: pueden reducir hasta un 60 % las emisiones de metano en condiciones controladas.

La gestión del estiércol es otro punto crítico. En sistemas intensivos, la acumulación de residuos orgánicos libera grandes cantidades de metano y óxido nitroso. El uso de biodigestores —una tecnología que convierte el estiércol en biogás— permite generar energía renovable y producir biofertilizantes líquidos. En Costa Rica, más de 300 fincas lecheras ya utilizan biodigestores familiares, reduciendo las emisiones y los costos eléctricos simultáneamente.

El manejo racional del pasto se ha convertido en una estrategia clave de mitigación. El pastoreo rotacional, que permite descansar las parcelas y favorecer la recuperación vegetal, incrementa la cobertura del suelo y mejora la captura de carbono. Estudios del CIAT en Colombia muestran que los suelos bajo pastoreo rotacional bien manejado pueden almacenar hasta 2,5 toneladas adicionales de carbono por hectárea respecto a sistemas degradados. Esto convierte a las pasturas bien gestionadas en auténticos “sumideros de carbono”.

A nivel del paisaje, la integración de árboles y pastos en sistemas silvopastoriles ofrece una solución de múltiples beneficios. Los árboles no solo capturan carbono, sino que proporcionan sombra, regulan la temperatura y sirven de fuente de alimento suplementario en épocas secas. En Nicaragua, el proyecto LivestockPlus logró reducir un 25 % las emisiones por unidad de producto gracias a la integración de especies como Leucaena leucocephala y Erythrina poeppigiana en los potreros.

El componente social también es esencial. Una ganadería climáticamente inteligente requiere capacitación y acompañamiento técnico, pero también incentivos económicos. Algunos países están comenzando a reconocer el valor del carbono capturado en los suelos y ofrecen créditos o bonificaciones por reducción de emisiones. En Colombia, el programa Ganadería Sostenible certifica fincas que cumplen con prácticas de manejo del pasto, bienestar animal y eficiencia alimentaria, generando valor agregado en los mercados internacionales.

En el futuro, la digitalización también jugará un papel decisivo. Plataformas de monitoreo remoto y sensores en campo permiten medir la productividad del pasto, el consumo de alimento y el peso del ganado en tiempo real. Esta información facilita la toma de decisiones y evita sobrepastoreos que degradan el suelo y aumentan la emisión de GEI. La inteligencia artificial aplicada a la ganadería está dejando de ser un concepto futurista para convertirse en una herramienta cotidiana.

El reto no es menor: según la FAO, el sector ganadero mundial debe reducir sus emisiones en al menos un 30 % para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. América Latina tiene la oportunidad de liderar esta transición, aprovechando su biodiversidad forrajera, su potencial de captura de carbono y el conocimiento técnico acumulado.

La ganadería climáticamente inteligente no busca culpar al productor, sino ofrecerle alternativas rentables para producir más con menos impacto. Cada mejora en el manejo, cada árbol plantado y cada biodigestor instalado representan un paso hacia una ganadería que no solo alimenta, sino que también regenera el planeta.


Referencias

  • FAO. (2024). Livestock and climate change: pathways to mitigation in Latin America.
  • CIAT. (2023). Silvopastoral systems for carbon sequestration in tropical livestock farming.
  • INTA. (2024). Reducción de metano en la ganadería bovina mediante estrategias nutricionales.
  • CATIE. (2023). Ganadería sostenible y adaptación al cambio climático en Mesoamérica.


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