Ingenieros energéticos se unen al biocontrol de plantas invasoras en los bosques españoles


Se están probando virutas de castaño, lana de oveja y otras opciones de biocontrol para controlar la maleza y las plantas invasoras a lo largo de las líneas eléctricas forestales. La lana de oveja también actúa como cortafuegos.


El Centro de Investigación Forestal de Lourisán y Naturgy colaboran en un proyecto para probar cuatro tipos diferentes de cubiertas biodegradables bajo líneas eléctricas de media y alta tensión en bosques. El objetivo es ralentizar el crecimiento de la vegetación, reducir la tala de maleza en zonas difíciles e incluso utilizar las franjas como cortafuegos.

Las líneas eléctricas de media y alta tensión que atraviesan zonas con terreno accidentado y vegetación densa representan un desafío para las compañías eléctricas. El reto reside en mantener limpia la zona circundante, principalmente para garantizar un suministro eléctrico ininterrumpido, pero también para garantizar la seguridad contra incendios.

Para reducir estos costes y la cantidad de trabajo, Naturgy y el Centro de Investigación Forestal de Lourisán trabajan en un proyecto de investigación denominado «Estudio sobre la gestión de la vegetación bajo líneas eléctricas aéreas», que finalizará en diciembre de 2027. A. Pavón, periodista del portal agrícola español Campo Galego, conversó con Noela Carrera, responsable de protección forestal del Centro de Investigación Forestal de Lourisán (CIF), para hablar sobre la participación de la organización gallega en esta iniciativa.

Queremos controlar el crecimiento de la vegetación bajo las líneas eléctricas de forma ecológica y rentable. Las compañías energéticas de Galicia tienen un problema, ya que a menudo deben realizar desbroces intensivos y complejos, realizados exclusivamente de forma mecánica, y en algunos casos incluso manualmente debido a la inaccesibilidad del terreno. Nuestra tarea es experimentar con métodos de tratamiento que reduzcan estos efectos perjudiciales para el medio ambiente, explica Carrera.

CIF Lourizán, una división de la Agencia Forestal Gallega (XERA), decidió los materiales que se utilizarían, los lugares de ensayo y los protocolos a seguir. El seguimiento de los proyectos y su evaluación a lo largo del tiempo lo lleva a cabo un equipo formado por dos investigadores, un especialista ambiental y dos técnicos forestales.

El experimento se lleva a cabo en parcelas forestales de los municipios de Bueu y Pontevedra. Estas fueron seleccionadas por su proximidad a las instalaciones del Parque Forestal CIF de Lourizán, su tipo de vegetación, su proximidad a pasos de peatones y su cumplimiento de los requisitos de casi cualquier bosque de Galicia.

Estamos probando cuatro materiales biodegradables diferentes para las cubiertas bajo las líneas eléctricas. Al finalizar el proyecto, presentaremos los resultados de las pruebas de cada uno y las recomendaciones de uso. Naturgy deberá decidir si elige uno o todos, y sobre todo, dónde utilizarlos, ya que hablamos de miles de kilómetros de bosques. Entendemos que se utilizarán en los lugares más inaccesibles, explica un técnico del Centro de Investigación Forestal de Lourisán.

Se utilizarán cuatro materiales: ácido poliláctico, lana de oveja, virutas de castaño y residuos de poda de parques de la ciudad.

  • El ácido poliláctico es un polímero o bioplástico basado en elementos derivados principalmente del maíz forrajero. Tiene una vida útil relativamente larga y, por lo general, es un buen inhibidor del crecimiento vegetal, sin dejar residuos en el bosque al descomponerse.
  • La ventaja de las virutas de castaño es su alto contenido en taninos, que inhibe el crecimiento de malezas. En Italia, ya se han utilizado con éxito como mantillo para diversos fines. Además de su baja demanda, también son económicas. Así que decidimos probarlas, explica Carrera.
  • El uso de residuos de poda en parques urbanos es similar en muchos aspectos al de astillas de madera. En este caso, los investigadores recurrieron a una empresa que suministra los residuos pretriturados.
  • Los investigadores eligieron la lana de oveja porque es un recurso muy accesible y los ganaderos no siempre tienen mercado para ella. Además, la lana de oveja no arde bien. 

Carrera señala que los resultados de cada tipo de recubrimiento pueden variar según la composición del suelo, la vegetación presente en cada zona, el clima de la región de aplicación y las prácticas de manejo. En otras palabras, lo que funciona en una región puede no ser tan efectivo en otra. Y esto requiere pruebas.

La vegetación siempre domina. Nuestro objetivo es retrasar al máximo la aparición de nueva vegetación. Por eso, además de instalar refugios, intentaremos plantar hiedra y otras plantas trepadoras. Estas pueden potenciar el efecto de los refugios gracias a su efecto alfombra, impidiendo la germinación de otras plantas, explicó el científico.

Lo ideal es que la hiedra crezca lo suficiente como para reemplazar los cuatro sistemas de cobertura antes de que se descompongan por completo en un plazo de dos a tres años. De esta manera, con enredaderas, se puede crear una cobertura permanente que solo requiere intervenciones muy puntuales y puntuales.

Además de monitorear el crecimiento de la vegetación y comprobar la efectividad del acolchado, también se evaluará periódicamente el impacto de los tratamientos sobre el suelo (propiedades físicas, químicas y biológicas) para garantizar que los materiales utilizados no tengan un impacto negativo.

Como comenta Mario Brahe, especialista ambiental de Naturgy: «Gestionamos 116.000 km de líneas eléctricas, muchas de las cuales atraviesan zonas forestales; el control de la biomasa es crucial. Se proponen dos estrategias principales para reducir el crecimiento de esta vegetación: en primer lugar, la instalación de una capa de acolchado sobre el suelo; y en segundo lugar, la plantación de especies de bajo crecimiento y bajo mantenimiento para que puedan desplazar y reemplazar la vegetación indeseable a medio y largo plazo. Ya se han establecido varias parcelas experimentales con diferentes tipos de cobertura. El seguimiento periódico de estas parcelas nos permitirá evaluar la eficacia de los tratamientos aplicados. El objetivo principal del proyecto es reducir la frecuencia de las operaciones de recolección de biomasa a lo largo de los trazados de las líneas eléctricas aéreas, que normalmente se realizan de forma mecánica. Esta reducción no solo se traduce en menores costes de mantenimiento de la infraestructura eléctrica, sino también en un menor impacto ambiental. Además, especialmente en zonas con predominio de matorral, este nuevo tratamiento puede ayudar a que las zonas bajo las líneas eléctricas funcionen de forma más eficaz como cortafuegos, lo que podría contribuir a la prevención de incendios forestales. Cabe señalar que el objetivo no es aplicar métodos probados en toda la red de distribución eléctrica, sino identificar y seleccionar los métodos más eficaces para su implementación en áreas específicas. Estas pueden incluir zonas de difícil acceso para el personal de mantenimiento, áreas protegidas u otras áreas particularmente sensibles, como aquellas afectadas por especies invasoras.

Fuente: Campo Galego. Autor: A. Pavón.



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