En la búsqueda de una agricultura más sostenible y resiliente, científicos han descubierto que reducir el uso de fertilizantes minerales puede tener un efecto positivo inesperado: estimular la actividad de las raíces y, con ello, mejorar la tolerancia de los cultivos al estrés ambiental.
Redacción Noticias de la Tierra
Esta estrategia no solo disminuye la dependencia de insumos externos, sino que también fortalece la capacidad natural de las plantas para adaptarse a condiciones adversas como la sequía o la salinidad.
Fertilizantes y raíces: una relación compleja
Los fertilizantes minerales, especialmente los nitrogenados y fosfatados, han sido fundamentales para aumentar los rendimientos agrícolas durante décadas. Sin embargo, su uso excesivo puede tener efectos contraproducentes en el desarrollo del sistema radicular.
Cuando los nutrientes están fácilmente disponibles en la superficie del suelo, las plantas reducen su inversión en raíces profundas, lo que las hace más vulnerables en situaciones de estrés hídrico o limitación de nutrientes.
Activación de mecanismos adaptativos
Limitar el suministro de fertilizantes obliga a la planta a activar mecanismos adaptativos:
- Desarrollo de raíces más profundas y extensas.
- Aumento de la exudación de compuestos que movilizan nutrientes del suelo.
- Mayor simbiosis con microorganismos benéficos (micorrizas y rizobacterias).
Estos cambios estructurales y bioquímicos incrementan la capacidad de absorción de agua y nutrientes, permitiendo que el cultivo soporte mejor condiciones adversas.
Beneficios de la estrategia
- Mayor eficiencia en el uso de nutrientes: las plantas aprovechan mejor los recursos disponibles en el suelo.
- Reducción de la contaminación: se minimiza la lixiviación de nitratos y fosfatos hacia aguas subterráneas.
- Mejor salud del suelo: al depender más de los procesos biológicos, se estimula la actividad microbiana y la estructura del suelo.
- Aumento de la resiliencia: cultivos más resistentes a sequías, inundaciones y cambios climáticos extremos.
Hacia una fertilización inteligente
La clave no está en eliminar los fertilizantes, sino en ajustar las dosis y combinarlos con prácticas de manejo sostenible como:
- Uso de abonos orgánicos y biofertilizantes.
- Rotación de cultivos con leguminosas.
- Monitoreo de la salud del suelo y de las necesidades reales del cultivo.
