A primera vista, ¿qué podría tener de malo la lluvia de verano? Esta agua «viva» nutre la tierra y todas las plantas que la habitan. Sin embargo, cuando las lluvias se prolongan, el agua se vuelve «muerta» y causa muchos problemas a los residentes de verano.
Los pepinos dejan de crecer, las fresas empiezan a pudrirse y los tomates se infectan activamente con el tizón tardío; todas estas son consecuencias comunes de las lluvias prolongadas y el clima frío y húmedo. La situación se agrava por la ineficacia de los métodos fitosanitarios habituales durante este período: los fungicidas son prácticamente ineficaces, ya que la lluvia los elimina rápidamente. En estas difíciles condiciones, los residentes de verano se ven obligados a buscar nuevas formas de proteger a sus «amigos verdes».
¿Cuáles son los riesgos asociados a las lluvias prolongadas?
Las lluvias intensas y prolongadas combinadas con el clima frío pueden causar daños importantes a las plantas del jardín y los parterres.
En estas épocas, las infecciones fúngicas representan una grave amenaza. Las gotas de lluvia transportan esporas de diversos patógenos que contribuyen a la aparición del tizón tardío, el mildiú polvoroso, la alternaria, la moniliosis y otras enfermedades graves. Además, la alta humedad favorece la reproducción de plagas como babosas, gusanos de alambre y pulgones.
El sistema radicular de las plantas está especialmente en riesgo en condiciones de humedad constante. El exceso de humedad puede causar la pudrición de las raíces, lo que puede provocar la muerte incluso de árboles y arbustos grandes. Las plantas jóvenes y anuales en parterres sufren aún más. Las lluvias intensas dañan las flores, reduciendo significativamente sus cualidades decorativas, y los brotes jóvenes pueden quedar completamente destruidos.
El crecimiento de las plantas se ve afectado por la humedad y el frío. Las semillas no tienen tiempo de germinar y comienzan a pudrirse en el suelo, y los brotes se desarrollan muy lentamente. El proceso natural de polinización también se ve alterado: los insectos beneficiosos no pueden volar y el polen se deposita en el suelo debido a la lluvia.
Cómo apoyar las plantas en tiempo de lluvia
Para preservar la cosecha y prevenir enfermedades, es necesario tomar medidas oportunas para proteger las plantas. Es importante actuar con rapidez y considerar las características de cada cultivo.
Construir marquesinas
Un refugio temporal puede ser una verdadera salvación para tus plantas. Un simple dosel instalado sobre los cultivos más sensibles y vulnerables ayudará a protegerlos de la lluvia.
El refugio se puede instalar de varias maneras: extendiendo el material de cobertura sobre los arcos o fijándolo en ángulo a la cerca, árbol o porche. Sin embargo, evite usar materiales como spunbond o lutrasil, ya que dejan pasar el agua. Es mejor usar láminas o protectores ligeros y translúcidos, por ejemplo, de policarbonato o pizarra transparente.
Recuerde que la copa no debe tocar el suelo; es importante asegurar una buena circulación del aire entre las plantas. Esto ayudará a evitar la condensación y el efecto invernadero, que en climas fríos y húmedos puede dañar las plantas incluso más que el agua de lluvia.
Tras la lluvia, es importante cuidar las plantas para su recuperación. Sacuda con cuidado las gotas de agua acumuladas en los arbustos, procurando no dañar los delicados tallos, hojas y frutos. Estos sencillos pasos ayudarán a reducir los efectos negativos de las precipitaciones prolongadas y a mantener sus plantas en buen estado.
Levanta las plantas del suelo.
Durante lluvias prolongadas, es especialmente importante evitar el contacto de las plantas y frutas con el suelo húmedo. El contacto con el suelo puede provocar la rápida pudrición de las frutas y la propagación de infecciones a través de las hojas contaminadas.
Se pueden utilizar diversos materiales para aislar la parte aérea de las plantas del suelo. Para cultivos de bajo crecimiento, como las fresas, se recomienda usar spunbond. Para proteger calabacines, calabazas y otras plantas con frutos grandes y pesados, se pueden utilizar materiales improvisados (tablas, plástico, madera contrachapada) o materiales de acolchado modernos, como esteras de coco y círculos de troncos de árboles hechos de material no tejido.
En arbustos de crecimiento vertical, es aconsejable eliminar las hojas inferiores grandes para mejorar la ventilación y reducir el riesgo de enfermedades fúngicas. Las plantas propensas al encamado deben sujetarse a soportes para evitar el contacto con el suelo y las plantas vecinas.
Un excelente método de protección preliminar y a largo plazo es crear lechos altos y cubrirlos con agrofibra, lo que previene eficazmente la aparición de podredumbre y moho en las frutas.
Aclarar y regar las plantas.
La densidad de plantaciones, junto con las lluvias frecuentes, crea condiciones favorables para la reproducción de patógenos y la aparición de diversas patologías, como el encharcamiento y la pudrición. Por lo tanto, en condiciones de lluvias prolongadas, es importante prestar especial atención a la implementación de medidas agrícolas.
En primer lugar, es necesario desherbar los parterres con regularidad. Las malas hierbas no solo compiten con las plantas cultivadas por los nutrientes, sino que también interfieren con la evaporación natural del exceso de humedad del suelo. También es importante mantener la distancia óptima entre las plantas cultivadas para garantizar la libre circulación del aire, lo que requiere un aclareo. Los árboles y arbustos necesitan una poda oportuna, que mejora la ventilación de la copa y reduce el riesgo de infecciones fúngicas. Estas medidas preventivas ayudarán a prevenir enfermedades y a mantener la salud de las plantas incluso en condiciones de humedad constante.
Aflojar la tierra
El exceso de humedad tiene un impacto significativo en el estado del suelo y, en consecuencia, en la salud de las plantas. Las lluvias frecuentes compactan el suelo, lo que dificulta la llegada de oxígeno a las raíces. En estas condiciones, las plantas no pueden respirar con normalidad y los nutrientes esenciales prácticamente no están disponibles para ellas.
Por lo tanto, aflojar el suelo es uno de los procedimientos clave durante la temporada de lluvias. Se recomienda hacerlo inmediatamente después de la lluvia o durante períodos de calma temporal. Esta sencilla operación mejora significativamente la circulación del aire en el suelo, lo que repercute positivamente en la nutrición de las plantas. Además, aflojar el suelo ayuda a inhibir el crecimiento de malezas, ya que daña las raíces de la vegetación joven.
Esparcir mantillo
El acolchado previene el crecimiento de malezas, mejora la estructura del suelo y aumenta su fertilidad. Una capa de acolchado bien seleccionada mejora el intercambio de aire y agua, creando condiciones óptimas para el desarrollo radicular de las plantas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta los riesgos potenciales al utilizar este método: el mantillo puede causar problemas si comienza a pudrirse o enmohecerse, así que trate de no colocar una capa gruesa de material orgánico demasiado cerca de la base del tallo.
El uso correcto del mantillo requiere considerar varios aspectos importantes. El material de acolchado (como aserrín, heno o paja) debe estar seco y es recomendable colocarlo con buen tiempo. Tras lluvias intensas, se recomienda renovar la capa de mantillo para prevenir el desarrollo de microflora patógena y mantener las propiedades protectoras del recubrimiento.
Cambia tu horario de alimentación
Una fertilización adecuada durante la temporada de lluvias ayuda a mantener la salud y la productividad de las plantas, incluso en condiciones adversas. Tenga en cuenta que durante este período, es más importante proteger las plantas del exceso de riego que estimular activamente su crecimiento.
Es necesario minimizar el uso de fertilizantes nitrogenados o eliminarlos por completo. En condiciones de exceso de humedad, las plantas se desarrollan rápidamente incluso sin nitrógeno, por lo que un exceso de masa verde en estas situaciones es indeseable. Se recomienda reducir el uso de fertilizantes nitrogenados minerales y orgánicos que puedan contribuir al exceso de humedad, como las infusiones de hierbas y el gordolobo.
Durante este período, los fertilizantes de fósforo y potasio, por el contrario, serán muy útiles. Deben aplicarse según las instrucciones para proporcionar a las plantas los nutrientes necesarios. Estos macronutrientes ayudarán a las plantas a afrontar mejor el estrés causado por el exceso de humedad y a fortalecer su sistema radicular.
Realizar medidas de protección contra enfermedades y plagas.
El clima lluvioso aumenta significativamente el riesgo de enfermedades y plagas en las plantas. En estas condiciones, es fundamental prevenirlas, por lo que es necesario tomar medidas preventivas con antelación.
El monitoreo regular de la sanidad vegetal debe ser una parte fundamental del cuidado de las plantas. Realice inspecciones programadas de las plantaciones, implemente medidas preventivas y, de ser necesario, aplique tratamientos.
Es importante tener en cuenta que después de cada lluvia, puede ser necesario repetir el tratamiento, especialmente si se utilizan remedios caseros suaves o pesticidas de acción lenta. Esto es fundamental para mantener la eficacia de la protección.
Preste especial atención a la eliminación de las partes dañadas de las plantas que entren en contacto con la tierra húmeda. Las partes en descomposición y dañadas deben cortarse y desecharse de inmediato, preferiblemente fuera de su terreno.
Recuerde la importancia de la higiene de las herramientas de jardinería. Después de cada trabajo, lave y desinfecte bien las herramientas para evitar la propagación de infecciones.
Tómate el tiempo para cuidar tu invernadero
En días húmedos y nublados, las plantas de invernadero carecen de luz solar y calor. Por lo tanto, los cultivos de invernadero deben cuidarse con el mismo cuidado que las plantas de campo abierto. Es importante aflojar la tierra, aclarar, atar y despuntar las plantas regularmente, y también aplicar (¡especialmente!) tratamientos preventivos contra enfermedades.
La condensación que se forma en las paredes del invernadero debido a las fluctuaciones de temperatura puede representar una amenaza importante para las plantas en condiciones de calor insuficiente y mala ventilación. Por lo tanto, es especialmente importante ventilar el invernadero incluso en climas lluviosos y fríos. De lo contrario, la condensación se acumulará en las paredes, lo que puede provocar enfermedades en las plantas y pudrición de los frutos.
