¿Por qué las abejas mueren después de picar?


Las abejas melíferas son esenciales para la agricultura y la biodiversidad, pero también son conocidas por un rasgo sorprendente: la mayoría de ellas mueren después de picar.


Redacción Mundo Agropecuario

Este hecho ha intrigado a agricultores, apicultores y científicos durante siglos, y su explicación combina anatomía, biología evolutiva y la propia lógica de la vida social en una colmena.

El aguijón de una abeja obrera es un órgano altamente especializado. Originalmente derivado del ovipositor de las hembras, está compuesto por dos lancetas aserradas que funcionan como sierras microscópicas, un canal central por donde fluye el veneno y un saco que bombea sustancias químicas defensivas. Entre los compuestos más importantes se encuentran la melitina, que provoca dolor e inflamación, la histamina, que desencadena respuestas inmunológicas, y enzimas que amplifican la reacción en los tejidos.

Cuando una abeja pica a un mamífero, las lancetas del aguijón se clavan profundamente en la piel elástica y se enganchan como arpones. Al intentar retirarse, la abeja no logra sacar el aguijón y termina desgarrando parte de su abdomen, junto con músculos y órganos vitales. Este daño es letal, y la abeja muere poco después. Sin embargo, el aguijón sigue funcionando de manera autónoma durante minutos, bombeando veneno mediante contracciones musculares y liberando feromonas de alarma. Estas sustancias químicas envían una señal a otras obreras para que ataquen al intruso, convirtiendo la muerte de una abeja en un sacrificio útil para la colonia.

Desde la perspectiva evolutiva, este fenómeno se interpreta como un caso de altruismo biológico. Una abeja obrera, por sí sola, no tiene capacidad de reproducción independiente: su misión es proteger a la reina y a las miles de hermanas que forman el enjambre. Al sacrificar su vida, incrementa las probabilidades de supervivencia de la colonia, lo que en última instancia asegura la perpetuación de sus propios genes compartidos con la reina. Se trata de un ejemplo clásico de selección de parentesco, un principio clave en el estudio de los insectos sociales.

Es importante señalar que no todas las abejas mueren tras picar. El fenómeno se da principalmente en la abeja melífera (Apis mellifera). Los abejorros y las avispas poseen aguijones más lisos y pueden picar varias veces sin perderlos. Las abejas sin aguijón, comunes en América Latina, se defienden mordiendo o liberando sustancias irritantes, mientras que la reina de la colmena puede utilizar su aguijón repetidamente contra otras reinas rivales sin morir, ya que su aparato punzante no se engancha en la piel de los mamíferos.

Para la apicultura, este comportamiento tiene consecuencias prácticas. Un apicultor sabe que la picadura de una sola abeja puede desencadenar un ataque masivo si la feromona de alarma se libera en el aire. Por eso, el manejo cuidadoso, la utilización de trajes protectores y el mantenimiento de la calma en el apiario son prácticas fundamentales para reducir riesgos. Al mismo tiempo, comprender la biología de la picadura ayuda a mejorar la convivencia entre abejas y agricultores, garantizando que estos insectos puedan cumplir su rol central como polinizadores de frutas, hortalizas y cultivos básicos.

Aunque a veces se las perciba como agresivas, las abejas solo pican cuando sienten una amenaza directa contra la colmena. De hecho, en la mayoría de las interacciones con los humanos prefieren huir antes que atacar. El acto de picar, que termina con la muerte de la obrera, es una decisión defensiva extrema que refuerza la idea de que la supervivencia individual está subordinada al bienestar colectivo.

El sacrificio de la abeja al picar no es, por tanto, un accidente de la naturaleza, sino una adaptación evolutiva que ha permitido a las colonias prosperar durante millones de años. Detrás de cada picadura hay una historia de cooperación, defensa y supervivencia que recuerda hasta qué punto estos pequeños insectos son esenciales no solo para su propio enjambre, sino para el equilibrio de los ecosistemas y la seguridad alimentaria humana.

Referencias

  • Schmidt, JO (2016). El aguijón del Wil. Baltimore: Johns Hopkins
  • Winston, ML (1991). El BiCambridge: Harrows
  • Institutos Nacionales de Salud (NIH). (2022). “Veneno de abeja: Composición, propiedades y aplicaciones”. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov
  • FAO – Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (2023). “Las abejas y su papel en la seguridad alimentaria.” Disponible en: https://www.fao.org
  • Universidad de California, Agricultura y Recursos Naturales (UC ANR). (2021). “Picadura de abeja y primeros auxilios”. Disponible en: https://ucanr.edu


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