Pedro Raúl Solórzano Peraza
Siempre que se habla de fertilidad de suelos, fertilización de cultivos o nutrición vegetal, aparecen como protagonistas los nutrientes esenciales para las plantas. Estos elementos son esenciales porque cumplen con algunos criterios establecidos para tal fin, y de acuerdo a las cantidades que son requeridos por las plantas se han agrupado en macronutrientes y micronutrientes. Los macronutrientes los requieren las plantas en cantidades relativamente altas (decenas y centenas de kg/ha), mientras que los micronutrientes los requieren en cantidades relativamente bajas (decenas y centenas de gramos/ha).
Los macronutrientes son C-O-H, que son suplidos por el aire y el agua. N-P-K-Ca-Mg-S suplidos por la descomposición de los minerales del suelo, con excepción del nitrógeno que llega al suelo proveniente del aire. Los micronutrientes, también provenientes de la descomposición de los minerales del suelo, son Fe-Mn-Zn-Cu-B-Cl-Mo y ahora níquel (Ni).
Por lo relativamente novedoso del níquel como nutriente esencial, se debe ilustrar un poco su importancia en la nutrición vegetal. Diversas experiencias desde los años setenta del siglo pasado (Brown et al, 1987; Dixon et al, 1975; Wood et al, 2006), han permitido demostrar que el níquel cumple con el criterio de esencialidad propuesto por Arnon y Stout (1939), y con el criterio directo de esencialidad al formar parte de la ureasa, que es una metaloenzima ubicua indispensable para que ocurra la hidrólisis de la urea. Además, está involucrado en la fijación simbiótica de nitrógeno, al incrementar la actividad de la hidrogenasa en los bacteroides aislados de los nódulos que se forman en las raíces de especies de plantas leguminosas.
Los requerimientos de Ni por las plantas son bajos, similares a los de Mo. Puede estar presente en la solución del suelo, como catión intercambiable, presente en las estructuras de algunos minerales o asociado a la materia orgánica. Una deficiencia de Ni en las plantas puede deberse a que el suelo es naturalmente pobre en este nutriente, o porque ha sido empobrecido al ser cultivado permanentemente, o puede ser una insuficiencia inducida por algunas interacciones como excesos de Ca, Mg, Cu o Zn capaces de inhibir la absorción de Ni, pH superior a 6,5 que promueva la formación de formas insolubles de Ni, o elevadas dosis de fertilizantes fosfatados o altos niveles de P en el suelo que reducen la disponibilidad de este elemento. Por otro lado, se han reportado problemas de toxicidad por excesos de Ni aprovechable en suelos ácidos.
La corrección de deficiencias de níquel se puede realizar con aplicaciones al suelo de NiSO4.6H2O, o con aspersiones de este producto en soluciones con concentración de 10 a 100 mg de Ni L-1, las cuales son más recomendables que la fertilización edáfica.
La Asociación Americana de Oficiales de Control de Fertilizantes y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América, en el año 2003, han colocado al níquel en la lista de nutrientes esenciales para las plantas luego de haber comprobado el cumplimiento de los criterios de esencialidad.
Pedro Raúl Solórzano Peraza es colaborador destacado de Mundo Agropecuario
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