Pedro Raúl Solórzano Peraza
Existen numerosas informaciones sobre la respuesta de diversos cultivos a la aplicación de abonos fosfatados. En general, hay una amplia coincidencia en señalar que se puede esperar respuesta de los cultivos a las aplicaciones de P y obtener altos rendimientos cuando:
1.-El suelo no contiene niveles altos de P aprovechable o disponible para las plantas.
2.-Los otros nutrientes esenciales están presentes en el sistema en cantidades suficientes y no son capaces de limitar los rendimientos.
3.-El clima predominante no limita los rendimientos de las especies seleccionadas, al punto que no puede evitar que se manifieste una eventual respuesta de las plantas a las aplicaciones de P.
En el mismo orden de ideas, y considerando la importancia del sistema suelo-planta-clima, se puede aseverar que los cultivos en suelos con bajos niveles de P aprovechable deben responder a la fertilización fosfatada. Sin embargo, hay otros factores además del contenido de P aprovechable del suelo que van a afectar la magnitud de esa respuesta y tienen que ser considerados en la predicción del resultado de la aplicación de fósforo. Esos factores, como ya se ha indicado, incluyen otras características del suelo, la especie de planta, el clima, interacciones del P con otros nutrientes presentes, y prácticas de manejo de la fertilización y del cultivo.
Factores edáficos: dentro de los factores del suelo que afectan el aprovechamiento del fósforo por las plantas destacan los siguientes:
a.-Textura: la adsorción de aniones fosfato se incrementa a medida que aumenta el contenido de arcilla de un suelo ya que va a existir una mayor superficie efectiva para que dicha adsorción ocurra. Eso implica que en suelos con alto contenido de arcilla se requieren elevadas dosis de fertilizantes fosfatados para incrementar el nivel de P aprovechable en la solución del suelo hasta valores adecuados para los cultivos.
b.-Aireación: el proceso de absorción de P por las raíces de las plantas es metabólico y por lo tanto requiere energía de la respiración; es decir, es necesario que exista una adecuada suplencia de oxígeno en la zona radical de los cultivos para que no se limite la absorción de P y de otros nutrientes esenciales.
c.-Humedad edáfica: en general, a medida que disminuye el agua aprovechable del suelo disminuye la absorción de P por las plantas, porque entre otros efectos, disminuye la tasa de difusión.
d.-Contenido de materia orgánica: el nivel de P orgánico del suelo es muy variable. Incrementos en el contenido de materia orgánica del suelo pueden contribuir a mejorar la suplencia de P a las plantas, bien sea porque ocurra mineralización o porque la materia orgánica forme complejos con iones Fe y Al disminuyendo la capacidad de fijación de fosfatos en suelos ácidos.
e.-pH: se considera que las mejores condiciones de pH para el aprovechamiento de los fosfatos por parte de las plantas ocurren, en general, a valores entre 5,5 y 7,0.
La planta: las diferentes especies de planta varían en sus requerimientos de fósforo, así como en su habilidad para utilizar las diversas formas de P del suelo. Como ejemplos se puede citar que el sorgo granífero con un rendimiento de 3.000 kg de granos/ha acumula unos 25 kg de P2O5/ha, mientras que la soya, para un rendimiento de 3.400 kg de granos/ha acumula unos 80 kg de P2O5/ha. Esto, lógicamente, influye en la cantidad de abono fosfatado que se debe aplicar a uno u otro cultivo.
El clima: como generalmente se señala, para las condiciones de Venezuela y para la mayoría de las áreas tropicales del mundo, el principal efecto del clima sobre el desarrollo de las plantas es referido a la cantidad de lluvia que cae por temporada y su distribución a lo largo del año, lo cual afecta las relaciones agua-aire de los suelos y consecuentemente afecta el aprovechamiento de P por las plantas y algunas prácticas agrícolas como labranza, método de siembra, combate de malezas, etc.
El manejo: los factores de suelo, planta y clima presentados brevemente con anterioridad, van a ser determinantes del manejo de la fertilización fosfatada, particularmente en lo que respecta a dosis y forma de aplicación del fertilizante. Las características del suelo condicionan el comportamiento de los fosfatos nativos y los del fertilizante aplicado; los requerimientos y algunos hábitos de crecimiento de las plantas van a determinar las dosis y forma de aplicación del nutriente; y el clima influye notoriamente en las mejores prácticas agronómicas que deben aplicarse al sistema.
Pedro Raúl Solórzano Peraza es colaborador destacado de Mundo Agropecuario
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