El compost producido a partir de residuos sólidos orgánicos podría sustituir el 21% de los fertilizantes industriales en la agricultura urbana


Los residuos sólidos orgánicos que los ciudadanos depositan en los contenedores marrones de reciclaje podrían actualmente producir la cantidad de compost necesaria para satisfacer el 8% de los nutrientes que demanda la agricultura urbana y periurbana, reduciendo impactos ambientales como la eutrofización del suelo en un 39% y el calentamiento global en un 130%.


por la Universidad Autónoma de Barcelona


El compost producido a partir de residuos sólidos orgánicos podría sustituir el 21% de los fertilizantes industriales en la agricultura urbana
Demanda de NPK de la UA por grupo de cultivos (izquierda), suministro de NPK de compost por instalación (centro) y NPK potencial del compost para satisfacer la demanda de la UA por escenario (derecha). Crédito: Waste Management (2024). DOI: 10.1016/j.wasman.2024.05.009

Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) que analiza el potencial del compost producido a partir de residuos sólidos orgánicos como sustituto de los fertilizantes minerales de producción industrial.

El estudio, publicado en la revista Waste Management , determina que la producción estimada de compost en 2025 podría abastecer el 21% de las necesidades de nutrientes de los cultivos urbanos y periurbanos del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), reduciendo aún más los impactos ambientales.

Esto requeriría “un aumento de la recogida selectiva de materia orgánica y de la capacidad de producción de compost según el programa metropolitano de gestión de residuos (PREMET25)”, afirma Juan David Arosemena, investigador del ICTA-UAB y autor principal del estudio, quien destaca que existe una gran oportunidad para optimizar aún más la circularidad de los nutrientes en las ciudades y aprovechar así todos sus beneficios.

Las 5.568 hectáreas de agricultura periurbana y urbana del Área Metropolitana de Barcelona requieren anualmente un total de 1.474 toneladas de nutrientes NPK (nitrógeno, fósforo y potasio), tres elementos esenciales para el crecimiento de las plantas. De estos, el nitrógeno es el más demandado con 769 toneladas, seguido del potasio, con 592 toneladas, y el fósforo, con 113 toneladas. La mayor parte de los nutrientes necesarios son utilizados por los cereales (42%), las hortalizas (38%), los frutos dulces (11%) y las legumbres (5%).

De las 5,106 toneladas de compost que se producen anualmente a partir de los residuos sólidos orgánicos del AMB, se pudieron recuperar 113 toneladas de nutrientes NPK (fósforo 44 toneladas, potasio 37 toneladas y nitrógeno 32 toneladas), además de otros elementos.

Además de nutrir los campos de cultivo , la producción de compost tiene importantes beneficios ambientales para las ciudades, como la reducción de las emisiones de metano derivadas del tratamiento de residuos mixtos en vertederos, el uso del biogás como fuente de energía y la sustitución de los fertilizantes minerales industriales en la agricultura. Estos fertilizantes minerales industriales no solo se fabrican a partir de recursos finitos (como en el caso del fósforo), sino que también requieren mucha energía y combustibles fósiles para su producción (como en el caso del nitrógeno).

“El compost, en cambio, se elabora a partir de nuestros residuos y aporta los mismos nutrientes que el abono mineral ; hay que aprovecharlo al máximo y así cerrar el ciclo”, afirma Arosemena.

“Sin embargo, para aprovechar al máximo sus beneficios, se deben eliminar ciertas barreras que actualmente dificultan la circularidad de los nutrientes en las ciudades, como la mala calidad del suelo agrícola en las zonas urbanas, la aceptación del compost como fertilizante alternativo y las regulaciones locales asociadas a la aplicación de fertilizantes orgánicos”.

Por tanto, el estudio presenta a los responsables de las políticas un ciclo de vida completo, desde los residuos hasta los cultivos, para cuantificar sistemáticamente el beneficio de acoplar los flujos de nutrientes dentro de una ciudad.

Más información: Juan David Arosemena Polo et al, Cerrando el ciclo de nutrientes en áreas urbanas: El uso de residuos sólidos municipales en la agricultura periurbana y urbana, Waste Management (2024). DOI: 10.1016/j.wasman.2024.05.009