En el valle de Chira trabajan unos 8.000 pequeños agricultores cultivando unas 10.000 hectáreas de banano orgánico. Esta zona es responsable de la producción de cerca del 25 % de la oferta mundial de banano orgánico. Por lo tanto, la presencia de Tropical Race 4 (TR4), uno de los hongos Fusarium del suelo que provoca la fusariosis del banano, es enormemente preocupante», afirma Gert Kema. Como profesor de fitopatología, dirige un equipo que está intentando encontrar soluciones.
Por el momento, esta especie de Fusarium no se puede controlar. Una vez que ataca, la cosecha queda destruida, el suelo queda contaminado y deja de ser apto para el cultivo de bananos durante muchos años. «La variante comenzó en el sudeste asiático, pero en la última década se ha extendido a dieciséis nuevos países», afirma.
La detección temprana es esencial
La detección rápida de nuevas infecciones puede frenar la propagación. Hace ya tiempo que los científicos de Wageningen desarrollaron una prueba de campo rápida, que, en solo una hora, determina claramente si existe infección.
«Ahora estamos trabajando en un sistema para cartografiar áreas de riesgo, para lo que el Valle de Chira nos servirá como caso de estudio. La única forma de hacerlo es desde el aire; el área es muy amplia, y hay zonas de muy difícil o imposible acceso. Por ello, hemos tomado 133.700 fotografías aéreas en doce vuelos con una avioneta, y estamos procediendo a analizarlas», afirma el experto bananero.
Toda el área depende de un único sistema de irrigación. Además, algunas zonas se inundan con regularidad. Debido a que el Fusarium puede propagarse a través del agua, esto hace que el área sea más vulnerable. «Hemos trazado un mapa de las zonas propensas a inundaciones y hemos comenzado a tomar muestras in situ. Esta toma de muestras reveló más de 200 infecciones por Fusarium. Esto es algo muy preocupante», afirma Kema.
Según él, los productores cuentan con pocas opciones para contener la enfermedad, como talar las plantas infectadas, aunque esto no es suficiente. «Cuando la infección se hace visible, ya es demasiado tarde. En ese momento ya resulta casi imposible de controlar».
Monocultivo de una variedad
Que la enfermedad haya llegado a la zona es un duro golpe. La zona es ideal para el cultivo orgánico, debido a su clima seco, que hace que otra temida enfermedad del banano, Sigatoka Negra, no tenga ninguna posibilidad de desarrollarse. Esta enfermedad es causada por un hongo que ataca las hojas, y provoca un uso elevado y creciente de agentes antifúngicos en los bananos convencionales.
Los problemas con ambos hongos se deben en gran medida al hecho de que en todo el mundo se cultiva principalmente una única variedad, la Cavendish. Wageningen University & Research colabora con Yelloway, la empresa Chiquita, Keygene y MusaRadix para desarrollar nuevas variedades más resistentes a los hongos. Kema espera que estén disponibles en 2028.
Cultivar fuera del terreno
Pero el tiempo se está acabando, y el Fusarium sigue avanzando. «En Filipinas se han dejado de cultivar miles de hectáreas. En sus terrenos no podrán cultivar Cavendish durante décadas, ese es el tiempo que el hongo mantiene un depósito en el suelo y las malas hierbas», afirma el profesor.
Por ello, se está desarrollando un nuevo sistema de cultivo: plantas de banano en contenedores con sustrato orgánico. Ahora mismo, esta parece ser una opción realista para las zonas más afectadas. «Retirar los cultivos del suelo es una solución factible, que incluso podría conducir a un aumento de la producción», afirma esperanzado Kema.
Comunicado de prensa