Los científicos engañan al patógeno del marchitamiento por Fusarium para que haga dieta


Definida una nueva estrategia para contener una infección fúngica que afecta a más de 150 cultivos


Así lo informa la Universidad de Córdoba, cuyos empleados participaron en un estudio publicado en la revista Molecular Plant Pathology (2023).

Tomates, plátanos, repollos, melones, calabazas y pepinos son solo algunos de los 150 cultivos de interés comercial que son presa del Fusarium oxysporum , uno de los patógenos más importantes del mundo que causa enormes pérdidas debido a su capacidad para infectar a diversas especies de plantas.

Aunque el patógeno del marchitamiento por Fusarium puede permanecer sin ser detectado en el suelo durante más de 30 años, cuando el patógeno encuentra raíces de plantas hospedantes disponibles, las coloniza y bloquea el sistema vascular, causando la muerte del cultivo.

VER: Biotest como base para una lucha integral contra el fusarium de la cebolla

El uso de fungicidas, la rotación de cultivos y el desarrollo de variedades resistentes aún no han podido derrotar a Fusarium oxysporum debido a la alta adaptabilidad del patógeno.

Ahora, el Grupo de Investigación en Genética Molecular de Patogénesis Fúngica de la Universidad de Córdoba ha conseguido atenuar la virulencia del patógeno desarrollando una nueva estrategia: alterar genéticamente la vía celular, haciendo que el hongo “crea” que tiene los recursos necesarios para alimentarse sin necesidad de hacerlo. infectar los cultivos. Esto se puede comparar con el hecho de que un individuo que necesitaba comida recibía una serie de señales químicas que indicaban saciedad y se negaba a buscar comida. Una dieta tan engañosa eventualmente conduciría a la muerte.

VER: La microbiota sintética entre reinos respalda la supresión del marchitamiento por Fusarium en el tomate

“Durante décadas, se ha sugerido que la falta de nutrientes es la señal que desencadena la infección por marchitamiento por Fusarium”, explica el investigador Manuel Sánchez, uno de los autores del estudio. “Con base en esta premisa, excluimos el gen del hongo que codifica una proteína llamada Tsc2. La eliminación de esta proteína puede activar de forma permanente la vía celular, que se pone en marcha de forma natural cuando el patógeno recibe los nutrientes necesarios. Es como decirle a un hongo que no necesita recursos y crear confusión. Es decir, el hongo recibe un conjunto de señales que le indican que tiene todos los nutrientes necesarios para sobrevivir sin tener que infectar nada. En resumen, es una cuestión de juego genético y un poco de engaño químico”.

VER: Científicos estadounidenses están desarrollando un biopesticida viral contra el hongo de la espiga Fusarium

Según los resultados de un estudio realizado con pruebas de infección en plantas de tomate, la cepa modificada genéticamente de Fusarium oxysporum resultante perdió la capacidad de adherirse activamente a la raíz y penetrar en ella, lo que debilitó la virulencia del patógeno. El siguiente paso del equipo es desarrollar una estrategia antifúngica innovadora que reproduzca esta respuesta fuera del laboratorio.

(Fuente: Universidad de Córdoba.).