Aunque Colombia es uno de los países latinoamericanos con mayor creación de empresas en el campo de la agricultura digital, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el país sigue rezagado en la aplicación de estas tecnologías en comparación con otras naciones de la región. Esta discrepancia evidencia la urgente necesidad de fortalecer la formación en esta área y de establecer políticas públicas que impulsen y fomenten el uso de nuevas tecnologías dentro del país.
Colombia se destaca por poseer condiciones particulares que lo convierten en un escenario propicio para el desarrollo agrícola. Con una abundante disponibilidad de agua, tierra, y gran variedad de climas y microclimas, el territorio tiene una oferta única frente a otras regiones. Sin embargo, afronta retos en la implementación de tecnologías agrícolas avanzadas, especialmente para los pequeños agricultores.
Aunque las soluciones inteligentes están disponibles, el acceso a ellas y su aplicación se ven limitados por barreras financieras y de conocimiento; ejemplo de ello es que, según el DANE, para 2022 solo el 15 % del campo colombiano utilizaba tecnificación en sus prácticas.
Ante la importancia de aportar conocimientos que impulsen la modernización y la eficiencia en el sector agrícola desde la formación, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira organizó la Segunda Jornada Académica de Ingeniería Agrícola, en la cual se enfatizó en la agricultura digital, de precisión e inteligente, con el objetivo de proporcionar un espacio de intercambio de ideas, experiencias reales y avances tecnológicos con expertos en la materia del sector privado.
En el evento, el consultor internacional Carlos Alonso Mosquera Guerrero, gerente de la empresa soluciones AgroAP, les aclaró a los asistentes las diferencias conceptuales entre estos tres tipos de agricultura: “la agricultura de precisión se enfoca básicamente en gestionar variables como agua, fertilizantes, pesticidas y otros insumos, adaptándolos mediante metodologías, sistemas y equipamientos a las necesidades específicas de cada zona del cultivo”.
“Después de recopilar, procesar y analizar datos, con la agricultura digital se toman mejores decisiones y se gestionan mejor los cultivos, pues finalmente lo que hace la agricultura inteligente es hacer comprensibles esos datos”.
Estas tres vertientes de la agricultura moderna convergen en el uso de la tecnología para maximizar la productividad, minimizar los impactos ambientales y garantizar la sostenibilidad del sector agrícola a largo plazo.
David Alejandro Ángel Garzón, director para Colombia de la transformación digital de John Deere –marca que viene desarrollando tecnología de vanguardia para implementar en la agricultura mundial–, aportó como ejemplo un innovador espray incorporado en las fumigadoras que permite una aplicación inmediata y precisa de agroquímicos en el campo, reduciendo el consumo de estos insumos entre un 60 y un 80 %.
También destacó que las sembradoras modernas pueden operar a velocidades de hasta 16 km/hora, dos veces más rápido que las máquinas convencionales, las cuales se desplazan a 6 km/hora en promedio.
“Esta diferencia en la velocidad se traduce directamente en un aumento del rendimiento y abre nuevas oportunidades al optimizar las ventanas de tiempo disponibles para las labores agrícolas de manera eficiente y productiva”, asegura el conferencista.
Profesionales mejor preparados para estos desafíos
El profesor Óscar Chaparro Anaya, del Departamento de Ingeniería Agrícola y co-organizador de la jornada en la UNAL Sede Palmira, señaló que “en la actualidad estamos trabajando en la armonización curricular para establecer el nuevo perfil profesional del ingeniero agrícola, y la agricultura digital es el campo que deben liderar estos profesionales”, explicó el docente al informar que esta iniciativa se materializará en nuevas líneas de investigación y de asignaturas.
En esto coincidió el profesor Juan Felipe Restrepo Arias, de la Universidad EAFIT, quien aseguró en la jornada académica que “en el país todavía falta fortalecer internamente la formación de profesionales de ciencias agrarias en conocimientos de agricultura digital, ya que todavía carecen de estos conocimientos, pero también hay que trabajar en políticas públicas que permitan crear, transferir o incentivar más el uso de estas tecnologías”.