El uso de abonos verdes es una práctica ancestral que ha cobrado renovada importancia en la agricultura sostenible.
Redacción Mundo Agropecuario
Entre las especies más destacadas se encuentra el altramuz (Lupinus spp.), una leguminosa con gran capacidad para fijar nitrógeno y mejorar la estructura del suelo. Su incorporación en los sistemas de cultivo no solo favorece la fertilidad, sino que también contribuye a la biodiversidad y al manejo ecológico de los agroecosistemas.
¿Qué es el altramuz y por qué se usa como abono verde?
El altramuz pertenece a la familia de las leguminosas, reconocidas por su habilidad para establecer simbiosis con bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico. Esta característica lo convierte en una excelente alternativa para regenerar suelos agotados, reducir la dependencia de fertilizantes químicos y favorecer una agricultura más equilibrada.
Además, el altramuz produce abundante biomasa, que al ser incorporada al suelo incrementa la materia orgánica y mejora la retención de agua, un aspecto clave frente a los retos del cambio climático.
Beneficios del altramuz como abono verde
- Fijación de nitrógeno: aporta este nutriente esencial de manera natural, disminuyendo el uso de insumos externos.
- Mejora de la estructura del suelo: sus raíces profundas airean los suelos compactados y facilitan la infiltración de agua.
- Aporte de materia orgánica: al descomponerse, sus restos vegetales enriquecen el suelo con carbono y nutrientes.
- Control de malezas: su rápido crecimiento ayuda a cubrir el terreno y reduce la proliferación de especies indeseadas.
- Biodiversidad agrícola: favorece la presencia de polinizadores y microorganismos beneficiosos.
Usos prácticos en rotaciones y sistemas de cultivo
El altramuz puede sembrarse como cultivo intermedio o de cobertura en rotaciones agrícolas. Se recomienda incorporarlo al suelo durante la floración, cuando ha acumulado la mayor cantidad de biomasa y nutrientes.
En cultivos extensivos como cereales, su uso mejora significativamente el rendimiento al enriquecer el suelo con nitrógeno. También se adapta a sistemas de agricultura ecológica y de conservación, donde se busca reducir insumos químicos y preservar la salud del suelo a largo plazo.
Contribución a la sostenibilidad
La promoción del altramuz como abono verde se alinea con las estrategias de agricultura regenerativa y sostenible. Al reducir la dependencia de fertilizantes sintéticos, los agricultores disminuyen su huella ambiental y contribuyen a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.
En un contexto de creciente demanda por alimentos producidos de manera más sostenible, prácticas como esta fortalecen la resiliencia de los sistemas agrícolas y mejoran la rentabilidad de los productores.
