Brasil está muy por delante de otros países en el registro de biológicos vegetales


El número de productos biológicos registrados en Brasil para la protección de cultivos contra diversas plagas y tensiones ambientales superó en los últimos años el número de registros de agroquímicos.


Sobre esto escribe Leonardo Gottems, periodista de la publicación agronómica china en línea AgroPages, citando citas del profesor José Mauricio Simões Bento, de la Facultad de Agricultura Luis de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP).

“Actualmente existen cerca de 629 productos de control biológico de plagas registrados en Brasil, entre microorganismos, macroorganismos, bioquímicos y semiquímicos”, afirmó en el evento FAPESP Week Illinois, en Chicago, Estados Unidos. 

Según el experto, este número crece cada año. Bento es uno de los principales investigadores del Centro de Investigación Avanzada en Control Biológico de São Paulo (SPARCBio), creado por la FAPESP (Fundación de Investigación de São Paulo) en colaboración con Koppert.

Dijo que aproximadamente el 20% de los productores agrícolas del mundo están introduciendo activamente productos biológicos. Brasil está a la cabeza, con un 55% de los productores que utilizan biocontrol, en comparación con un 6% en Estados Unidos. En el caso de los bioestimulantes, Brasil representa el 50% frente al 16% en EE.UU.; en el caso de los biofertilizantes, esta proporción es del 36% frente al 12% en ambos países, respectivamente.

“Hoy en Brasil existen alrededor de 170 biofábricas, cuyos productos se procesan en áreas de alrededor de 25 millones de hectáreas, y también un mercado que factura más de mil millones de dólares al año, con un crecimiento proyectado del 15% al ​​20% anual”, dijo Bento. 

Citó como ejemplos los campos de caña de azúcar, cultivo del que Brasil es el mayor productor mundial, con una superficie plantada de 22 millones de hectáreas y una producción que cuadruplicó en los últimos 40 años. Esta cultura combina el control biológico con sistemas de monitorización, sensores, inteligencia artificial y plataformas meteorológicas.

En las zonas de cultivo se instalan trampas inteligentes equipadas con cámaras que registran imágenes de los insectos capturados atraídos por feromonas. Las imágenes se envían a una ubicación central donde son procesadas por un software que determina la cantidad de insectos capturados. Las imágenes se procesan junto con datos climáticos y previsiones meteorológicas mediante herramientas de inteligencia artificial. 

“Este procesamiento de inteligencia artificial nos permite estimar la población de insectos para los próximos días y señalar la fecha más adecuada para liberar enemigos naturales en diferentes puntos de la granja mediante drones”, explica Bento.

Fuente: news.agropages.com. Publicado por Leonardo Gottems, reportero de AgroPages.