Los investigadores desarrollaron un sistema de detección de múltiples etapas para pesticidas nuevos y viejos, incluidos los efectos acumulativos de las mezclas de tanque.
Aunque los ambientalistas argumentan que existe un vínculo entre el uso de productos agroquímicos para la protección de cultivos y el desarrollo de la enfermedad de Parkinson, la evidencia científica es insuficiente para confirmarlo porque los productos agroquímicos en sí no han sido suficientemente probados para detectar este riesgo.
Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Radboud y otros científicos están proponiendo un enfoque paso a paso para realizar pruebas que garanticen que los pesticidas sean seguros. El equipo quiere involucrar en el diálogo a representantes de la industria química agrícola y a las autoridades reguladoras. Si se llega a un acuerdo sobre el enfoque propuesto, el siguiente paso serán las pruebas prácticas.
La enfermedad de Parkinson es la enfermedad cerebral de más rápido crecimiento en el mundo. Se ha descubierto que factores ambientales como la contaminación del aire y la exposición a metales pesados desempeñan un papel importante en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. La comunidad ecologista también está recopilando pruebas de la implicación de los pesticidas.
Las pruebas especializadas ayudarán a descubrir la verdad. Investigadores holandeses proponen probar pesticidas nuevos y existentes utilizando un nuevo esquema.
En primer lugar, un estudio de la base de datos debe mostrar si hay pruebas de que la sustancia pueda causar daños a las células cerebrales. De ser así, seguirán estudios de laboratorio sobre los efectos del pesticida en las células cerebrales. Si los investigadores también encuentran signos de propiedades indeseables, prueban las sustancias en especies animales muy alejadas de los humanos, como gusanos o moscas. El último paso consiste en exponer ratones y ratas al pesticida.
(Fuente: Radboudumc.)
