El dulce sabor tropical de la piña oro miel la ha posicionado como una de las frutas más apetecidas por los consumidores de Italia, Reino Unido, Holanda, Estados Unidos y Perú, y como uno de los principales cultivos agrícolas de Colombia. Pese a ser una de las frutas más cultivadas en el país, los pequeños agricultores carecen de información técnica para manejar el cultivo, lo que limita su competitividad. La eficacia en la aplicación de la dosis idónea de fertilizantes les permitiría alcanzar la máxima calidad nutritiva, y de paso ahorrarse unos pesos.
En Colombia la producción de piña abarca cerca de 33.000 hectáreas, 5.000 de las cuales corresponden a la variedad oro miel(Ananas comosus L. cv. MD2), característica por su intenso color amarrillo y alto contenido de vitamina C, con amplia aceptación en el público para su consumo en fresco.
Como parte del proyecto “Incremento de la competitividad sostenible en la agricultura de ladera en el Valle del Cauca”, la investigadora Jennifer López Montoya, doctora en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, analizó el crecimiento, desarrollo y uso eficiente de nutrientes en la piña oro miel que se siembra en el municipio de Dagua, principal productor del departamento, y evaluó el efecto de diferentes dosis de fertilización sobre dichos factores, y en la calidad del fruto.
A diferencia de otras variedades, que presentan ciclos de hasta 24 meses, la piña oro miel da frutos entre 16 y 18 meses. En algunas zonas se da una segunda cosecha, pues las mismas plantas producen otro fruto; sin embargo, muchas veces los cultivadores no saben esto y erradican el cultivo tras la primera.
La investigadora señala que “en esta zona del país los agricultores cultivaban el híbrido MD2 de la misma manera que las otras variedades tradicionales de piña, o con las recomendaciones de otros países; no obstante, por ser diferente en el ciclo de crecimiento y en sus necesidades nutricionales, el manejo agronómico y el uso de fertilizantes en la oro miel se debe dar de forma distinta”.
Fertilización y piña, una alianza nutritiva
El estudio clasificó las dosis que fueron aplicando durante los dos años en categoría alta, media, baja y testigo, que fue la utilizada de manera común e intuitiva por los agricultores. Al final, durante los monitoreos de las cosechas, la cantidad que presentó un mejor comportamiento en zona de ladera fue la dosis media. Sin embargo, la investigadora aclaró que antes que definir la dosis ideal, los cultivadores deben hacer análisis de suelo y destacó los demás resultados importantes obtenidos con la ejecución del proyecto.
Para determinar la dosis idónea, primero se realizaron encuentros y visitas técnicas para conocer las necesidades de los cultivadores de piña en la zona de ladera de Dagua, y de paso se les capacitó en el proceso de fertilización de la variedad MD2.
“En las reuniones se dieron cuenta de que no estaban haciendo bien la fertilización, y que cuando los agroquímicos se utilizan en exceso pueden modificar las propiedades del suelo, además de afectar la calidad de fruto y los cultivos posteriores”, señala la doctora López.
El experimento se montó en el terreno de uno de los productores, seleccionado para que tanto el equipo técnico y de investigación como los demás sembradores participaran en el seguimiento y las capacitaciones en el manejo de los fertilizantes.
Durante todo el ciclo del cultivo se hicieron análisis químicos del contenido de nutrientes y de sus diferentes estados de desarrollo.
Cada dos meses midió el crecimiento de los órganos de la planta y la distribución de materia seca. Se evaluaron factores como: desarrollo y peso del fruto; altura de la planta; diámetro del tallo; pH; sólidos solubles; vitamina C, y contenido de bromelina, una enzima extraída del tallo o del fruto de la piña a la que se atribuyen propiedades benéficas para digerir las proteínas de los alimentos en el estómago o los intestinos.
“Determinamos las diferentes fases de crecimiento del cultivo, cada cuánto se dan y qué cantidad de materia seca acumula el cultivo durante cada fase, y así conocimos las necesidades nutricionales y generamos información relevante para la producción nacional de piña oro miel”, puntualiza.
La investigación se realizó recursos del Sistema General de Regalías y el aval de la Gobernación del Valle del Cauca.