El cambio climático y el moho tóxico: una amenaza creciente para la seguridad alimentaria


El cambio climático no solo afecta el clima y la temperatura, sino también nuestra alimentación. A medida que las condiciones del campo se vuelven más cálidas y húmedas, los cultivos se ven cada vez más afectados por hongos patógenos. Algunos de estos producen micotoxinas, compuestos peligrosos que contaminan los alimentos para humanos y el pienso para el ganado.


La Agencia Europea de Medio Ambiente (Europees Milieuagentschap) advierte que los crecientes riesgos de las micotoxinas se están convirtiendo en una amenaza para la salud pública y la producción de alimentos.

Europa se está calentando más rápido que el resto del mundo, con temperaturas aumentando dos veces más rápido que el promedio mundial. 

Un aumento previsto de al menos 2,7 grados Celsius alterará los patrones de humedad y precipitaciones. Esto es precisamente lo que necesitan los hongos patógenos para propagarse con mayor facilidad e infectar cultivos como el maíz, el trigo y la cebada. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, esto podría provocar un aumento de los brotes de enfermedades causadas por hongos como Espergillus , Penicillum , Fusarium  y Claviceps . Estos hongos producen micotoxinas que se encuentran no solo en los cereales, sino también en alimentos como el pan, la cerveza, el café y los frutos secos. Dado que estas toxinas son termoestables e inodoras, son difíciles de eliminar de los alimentos.

Las enfermedades fúngicas en general se volverán más dañinas con el calentamiento global.

Para 2050, la población mundial superará los 9.700 millones de personas, y la necesidad de alimentos de la humanidad seguirá creciendo. Sin embargo, el rendimiento de los cultivos en todo el mundo se ha visto gravemente reducido por las enfermedades, y entre el 70 % y el 80 % de estas enfermedades son causadas por hongos patógenos

En el mundo existen aproximadamente 1,5 millones de especies de hongos, de los cuales solo Fusarium causa marchitez y pudrición de la raíz en más de 100 cultivos, como la marchitez del tomate, la roya del maíz y la plaga de Fusarium en la espiga del trigo.

De hecho, la mayoría de los cultivos son susceptibles a las enfermedades fúngicas, y el tizón del arroz y la roya del tallo del trigo causan pérdidas de rendimiento de entre el 10 y el 35% y del 15 al 20% en el arroz y el trigo. 

Si bien las enfermedades fúngicas de los cultivos ya representan un grave riesgo para la seguridad alimentaria mundial, el cambio climático progresivo ha intensificado esta amenaza, poniendo de relieve la urgencia del problema que plantea a la humanidad.

Por ejemplo, la sequía reduce el número de raíces finas y la diversidad de microorganismos del suelo, lo que permite que los hongos patógenos infecten más fácilmente los cultivos.

Estudios han demostrado que la sequía agrava la marchitez de la soja, la podredumbre radicular del garbanzo, el tizón del arroz y las enfermedades de la vid. Se ha informado que la sequía anual de mayo a junio aumenta significativamente la incidencia de la roya del trigo de invierno en Polonia. 

Por otra parte, la salinización del suelo causada por la sequía aumenta la susceptibilidad de los cultivos a los patógenos y promueve la propagación de enfermedades fúngicas de los cultivos agrícolas.

La interacción entre el estrés salino del cultivo y la infección por patógenos depende del tipo de patógeno y de la especie del cultivo huésped. Por ejemplo, las cebollas expuestas al estrés salino sufren una infección más grave por Fusarium oxysporum que las cebollas no expuestas al mismo. Además, el aumento de la salinidad del agua de riego agravó significativamente la enfermedad de los pepinos causada por Pythium aphanidermatum .

Las precipitaciones extremas, otra característica del cambio climático, provocan inundaciones frecuentes y un aumento de hongos patógenos. Por ejemplo, la precipitación o la escorrentía del suelo pueden facilitar la propagación de enfermedades a través de esporas de hongos patógenos en el suelo y el aire. De hecho, se ha reportado un aumento drástico en los niveles de patógenos como Phytophthora , Fusarium y Pythium tras inundaciones . Además, se ha descubierto que el transporte y la aglomeración de esporas del hongo Epicoccum tritici se ven favorecidos por la condensación y la evaporación del agua.

Dadas las condiciones actuales y futuras, la protección de cultivos con fungicidas reviste especial importancia. Además, estos antecedentes han impulsado a los investigadores a replantear las interacciones entre microbios, cultivos y el suelo en su conjunto para lograr la prevención y el control ecológicos de las enfermedades fúngicas.