Una solución ancestral que protege, embellece y enriquece el campo
Redacción Mundo Agropecuario
¿Qué es un cerco vivo?
El cerco vivo es una técnica agrícola que utiliza plantas para formar barreras naturales alrededor de parcelas, potreros, cultivos o viviendas rurales. Estas cercas no solo delimitan espacios, sino que también ofrecen múltiples beneficios ecológicos, productivos y estéticos. A diferencia de los cercos de alambre o madera, los cercos vivos son estructuras vegetales que permanecen activas, crecen con el tiempo y pueden brindar alimento, sombra, leña, forraje, hábitat para fauna útil e incluso servicios ecosistémicos.
Presente en prácticas tradicionales de distintas culturas rurales, el cerco vivo está resurgiendo con fuerza en la agricultura natural, agroecológica y regenerativa, donde se valora su capacidad para integrar producción, sostenibilidad y paisaje.
Ventajas del cerco vivo frente a las cercas convencionales
Los cercos vivos superan en muchos aspectos a las cercas artificiales. A continuación, se detallan algunas de sus principales ventajas:
- Durabilidad: bien establecidos, pueden durar décadas sin necesidad de mantenimiento intensivo.
- Bajo costo a largo plazo: tras la inversión inicial en plantación, su mantenimiento es económico y en muchos casos autosostenido.
- Multifuncionalidad: sirven como barrera física, cortaviento, fuente de productos (frutas, forraje, leña), hábitat de polinizadores, control de erosión y protección contra el ganado.
- Resiliencia ecológica: ayudan a restaurar suelos, aumentan la biodiversidad y contribuyen al equilibrio natural del agroecosistema.
- Belleza del paisaje: embellecen el entorno rural y contribuyen a la identidad cultural de la zona.

Especies más utilizadas en cercos vivos
La elección de especies vegetales dependerá del clima, tipo de suelo y objetivos del productor. Algunas especies comunes y sus usos:
- Gliricidia sepium (madreado, madero negro): usada como forraje, sombra, leña y fijadora de nitrógeno.
- Erythrina spp. (poro, bucaré): excelente para sombra y como soporte en cultivos asociados como el cacao.
- Leucaena leucocephala: árbol de rápido crecimiento, muy nutritivo para el ganado.
- Jatropha curcas (piñón de tempate): útil como repelente natural, productor de aceite y barrera contra animales.
- Cactus (Opuntia spp.): ideal en zonas áridas, sirve de barrera impenetrable y forraje suculento.
Además, en algunos sistemas agroforestales se incorporan frutales o plantas medicinales para aumentar la productividad del cerco.
Función ecológica y productiva del cerco vivo
Los cercos vivos no solo cumplen una función delimitadora. Desde el punto de vista agroecológico, actúan como:
- Corredores biológicos: permiten el desplazamiento de especies benéficas como aves, insectos y reptiles.
- Fuentes de biodiversidad: albergan flora y fauna silvestre que contribuyen al control biológico de plagas.
- Mejoradores del microclima: reducen el impacto del viento, protegen cultivos y ganados de las inclemencias del tiempo.
- Recicladores de nutrientes: gracias a su follaje y raíces, promueven la fertilidad natural del suelo.
Establecimiento y manejo de un cerco vivo
Implementar un cerco vivo requiere planificación, pero su mantenimiento suele ser sencillo. Algunos pasos clave:
- Selección de especies: según los objetivos y el entorno agroecológico.
- Diseño y espaciamiento: en hileras simples o dobles, con separación adecuada (de 1 a 2 metros entre plantas, según la especie).
- Plantación: puede hacerse por estacas, semillas o plántulas, preferiblemente al inicio de la temporada de lluvias.
- Riegos y cuidados iniciales: fundamentales durante los primeros meses para asegurar el prendimiento.
- Poda y conducción: para mantener la forma deseada, estimular el crecimiento y aprovechar el material podado como forraje o abono verde.
El cerco vivo puede ser también parte de diseños agroforestales más amplios, integrándose con cultivos, sistemas silvopastoriles y prácticas de conservación de suelos.
Casos exitosos y aplicaciones en Latinoamérica
En muchos países de América Latina, los cercos vivos han sido rescatados como una herramienta clave para la sostenibilidad rural:
- En Costa Rica, son parte esencial del modelo de ganadería regenerativa y se promueven para reconectar fragmentos de bosque.
- En México, se usan ampliamente en zonas semiáridas para conservar suelos y ofrecer alimento al ganado caprino.
- En Colombia y Venezuela, los sistemas silvopastoriles que incluyen cercos vivos han demostrado mejorar la productividad y bienestar animal.
Numerosas organizaciones campesinas y proyectos de desarrollo rural están revalorizando este conocimiento tradicional, adaptándolo a contextos actuales de cambio climático y necesidad de producción sustentable.
Consejos prácticos para agricultores y ganaderos
- Iniciar por tramos pequeños: permite evaluar resultados sin comprometer grandes áreas.
- Aprovechar especies locales: adaptadas al entorno, fáciles de propagar y generalmente mejor aceptadas por la fauna.
- Asociar funciones: por ejemplo, combinar barrera física con producción de forraje o sombra.
- Observar y ajustar: cada finca es un ecosistema único, el manejo del cerco debe adaptarse con observación y experiencia.
Los cercos vivos son mucho más que una línea de plantas: son una expresión de sabiduría campesina, respeto por la naturaleza y visión de futuro.
Referencias
- Altieri, M. A. (2021). Agroecología: bases científicas para una agricultura sustentable. CLACSO.
- ICRAF (2020). Guía práctica para el establecimiento de cercas vivas en fincas agroforestales. Centro Mundial de Agroforestería.
- FAO (2023). Sistemas silvopastoriles: estrategias para una ganadería sostenible en América Latina.
- CATIE (2022). Uso de árboles en la frontera agrícola: beneficios ecológicos y productivos de los cercos vivos.
