El síndrome del pulmón evanescente se registra por primera vez en perros en medicina veterinaria


Así lo informaron los veterinarios en Francia. El caso involucraba a un cachorro Malinois de 6 meses que presentó dificultad respiratoria severa que se desarrolló dentro de las 24 horas. Las radiografías de tórax revelaron una gran cavidad intratorácica llena de aire, inicialmente interpretada como una bulla pulmonar gigante, que probablemente fue responsable del colapso por compresión del pulmón en ausencia de neumotórax espontáneo. Esta imagen recuerda mucho al síndrome del pulmón desaparecido descrito en la medicina humana.


Los veterinarios de la Unidad de Urgencias y Cuidados Intensivos de Oniris VetAgro Bio (una institución de educación superior e investigación del Ministerio de Agricultura y Soberanía Alimentaria de Francia) Jacques-Yves Deschamps, Nour Abboud, Pierre Penaud y Françoise A. Roux informaron de un caso de un perro con dificultad respiratoria grave asociada a una cavidad gigante llena de aire, inicialmente interpretada como una bulla gigante en ausencia de neumotórax. 

El análisis retrospectivo de la evolución clínica y de los resultados de las imágenes condujeron a una revisión del diagnóstico inicial: no se trataba de una bulla gigante, sino probablemente de un neumatocele gigante.

Un perro belga malinois, macho castrado, de seis meses de edad, que vivía en una perrera, fue presentado al servicio de urgencias veterinarias para recibir tratamiento por una dificultad respiratoria grave que se había desarrollado durante las últimas 24 horas. 

Las radiografías de tórax realizadas por el veterinario remitente revelaron anomalías identificadas como neumotórax. Al presentarse al departamento de emergencias, las anormalidades llamativas eran una gran cavidad intratorácica llena de aire y numerosas más pequeñas que causaban compresión mecánica del parénquima pulmonar adyacente y simulaban un neumotórax a tensión. 

El tratamiento de emergencia incluyó toracocentesis seguida de la colocación de un tubo de toracostomía. El perro mostró una rápida mejoría clínica y se recuperó completamente en pocos días sin necesidad de cirugía. 

Las radiografías de seguimiento seriadas mostraron una resolución progresiva y completa de todas las lesiones

Basándose en la resolución completa sin resección, la lesión subyacente, inicialmente interpretada como una bulla pulmonar gigante, finalmente se consideró compatible con un neumatocele adquirido. Este es el primer caso de síndrome del pulmón desaparecido en un perro en medicina veterinaria.

Para referencia 

Las cavidades llenas de aire en los pulmones, es decir, quistes, bullas y neumatoceles, son formaciones patológicas distintas. 

Las ampollas son acumulaciones de aire localizadas debajo de la pleura visceral en la superficie de los pulmones. 

Las bullas son espacios de aire anormales dentro del parénquima pulmonar formados por la destrucción de las paredes alveolares.

Los neumatoceles son cavidades adquiridas, de paredes delgadas y llenas de aire, que resultan de un traumatismo, un barotrauma o una infección y son extremadamente raras o casi nunca se encuentran en la medicina veterinaria. Estas cavidades llenas de aire suelen permanecer asintomáticas hasta que se rompen, momento en el que pueden causar neumotórax, perjudicando la expansión pulmonar y, por ende, el intercambio de gases. La compresión mecánica del parénquima pulmonar puede provocar un colapso pulmonar, muy similar al que se observa en el neumotórax traumático. Se presenta como una dificultad respiratoria restrictiva de gravedad variable, potencialmente asociada con respiración paradójica, es decir, movimientos asincrónicos del tórax y el abdomen, síntomas que son comunes a otras afecciones pleurales.

El neumotórax se define como la presencia de aire libre en la cavidad pleural, que es el espacio ubicado entre la pleura visceral (que cubre los órganos del tórax como los pulmones) y la pleura parietal (que recubre la pared torácica, el diafragma y el mediastino). Este espacio virtual generalmente contiene sólo una pequeña cantidad de líquido, lo que facilita el deslizamiento de los lóbulos pulmonares entre sí y con respecto a la pared torácica. El neumotórax se produce como resultado de la pérdida de integridad de la pleura. En los perros, la mayoría de los neumotórax son de origen traumático, resultantes de accidentes automovilísticos, incidentes de caza, caídas o perforaciones iatrogénicas. El neumotórax espontáneo, que ocurre sin traumatismo, es mucho menos común y generalmente está causado por la ruptura de vesículas o bullas.

Fuente: Oniris VetAgroBio. 

En la imagen se muestra una radiografía de tórax lateral derecha tomada por el veterinario remitente el día antes de la presentación al departamento de emergencias. 

En proyección lateral, una cavidad intratorácica gigante llena de aire (14 cm × 10 cm), limitada por una pared delgada (flechas blancas) y aparentemente dividida en compartimentos (flechas verdes), se extendía desde la base del corazón hasta el diafragma, el esternón y la región lumbar. Había numerosas pequeñas cavidades adyacentes en contacto con el diafragma (flechas negras). Se observaron cavidades medianas llenas de aire ventralmente y cranealmente (flechas rojas). La silueta del corazón no era visible. Los campos pulmonares a nivel de los bronquios lobares craneales aparecieron atelectásicos (flecha naranja), lo que indica colapso pulmonar compresivo. Se observó un derrame pleural leve, evidenciado por la retracción de los lóbulos caudodorsales del pulmón (flecha azul). En esta etapa no se detecta aire libre en la cavidad pleural, lo que excluye el neumotórax.