Pedro Raúl Solórzano Peraza
Las plantas absorben potasio en forma catiónica (K+), estos iones cargados positivamente pueden ser adsorbidos a las cargas negativas de las arcillas y mantenerse allí estableciendo un equilibrio con la concentración de K en la solución del suelo. Originalmente, ese potasio proviene de la meteorización de los minerales que lo contienen, al liberarse, el K pasa a los sitios de intercambio, a la solución, y parte puede ser fijado en las estructuras de algunas arcillas.
Las formas de K en el suelo se pueden agrupar en cuatro categorías de acuerdo a su aprovechamiento. Las categorías y las cantidades aproximadas de cada una son: formando parte de la estructura de minerales, de 5.000 a 25.000 ppm; difícilmente aprovechable, de 50 a 750 ppm; intercambiable, de 40 a 600 ppm; en solución, de 1 a 10 ppm. Pocos suelos pueden tener cantidades de K fuera de los rangos dados. El K en los minerales es retenido fuertemente en las estructuras de feldespatos y micas; el K difícilmente aprovechable es mayormente el fijado por minerales de arcilla como illita, vermiculita y clorita; el K intercambiable es mantenido por fuerzas electrostáticas y es fácilmente intercambiado por otros cationes, desde la fase sólida hacia la solución del suelo.
Entre esas diferentes formas de K en el suelo existen interrelaciones que tratan de mantener un equilibrio; sin embargo, la tasa de movimiento de las formas en las estructuras de los minerales hacia formas más fácilmente aprovechables es tan lenta, que el equilibrio generalmente no se mantiene, por lo que durante el período de crecimiento de un cultivo el K en los minerales tiene que ser considerado como no aprovechable. Por otro lado, el potasio intercambiable y el K en solución se equilibran rápidamente.
Las formas de K del suelo también se han clasificado desde el punto de vista químico en tres categorías que son K no intercambiable, K intercambiable y K en solución, y se establece un equilibrio entre esas fracciones. En este caso, la forma no intercambiable incluye el K en las estructuras de los minerales primarios y el K fijado entre las láminas de algunos minerales de arcilla.
Entonces, considerando las formas de K en el suelo se establecen sus relaciones de equilibrio. Se ha señalado que del contenido de K total del suelo, solo una fracción puede ser inmediatamente utilizada por las plantas, por lo que ocurre que en algunos suelos con alto contenido de K total se obtenga amplia respuesta de los cultivos a la fertilización potásica. En general, se estima que el K no aprovechable en la estructura cristalina de feldespatos y micas representa un 90-98% del total de K en el suelo, el K lentamente aprovechable o fijado en algunas arcillas representa entre 1 y 10%, y el K rápidamente aprovechable que es el intercambiable junto al K en solución representa solamente entre 1 y 2% del K total del suelo.
Pedro Raúl Solórzano Peraza es colaborador destacado de Mundo Agropecuario
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