Invernaderos flotantes: la nueva frontera de la agricultura sobre el agua


Agricultura sin tierra: una idea que flota y crece


Redacción Mundo Agropecuario

La pérdida de suelos fértiles y la expansión urbana amenazan la seguridad alimentaria en todo el mundo. Frente a esta realidad, científicos y emprendedores están llevando la producción agrícola a un nuevo escenario: el agua. Los invernaderos flotantes, impulsados por energía solar y tecnología de cultivo hidropónico, se perfilan como una alternativa real para las ciudades costeras y los países con escasez de tierra cultivable.

Lo que hace una década parecía una curiosidad tecnológica es hoy una solución viable para la agricultura sostenible. Prototipos ya operan en Suiza, Singapur, Países Bajos y Emiratos Árabes, y varios proyectos latinoamericanos comienzan a explorar su aplicación en lagunas y embalses.

Cómo funciona un invernadero flotante

La estructura básica consiste en una plataforma modular construida con materiales reciclables y flotadores de alta resistencia. Sobre ella se levanta una cúpula o cubierta semitransparente equipada con paneles solares que suministran energía a sistemas de hidroponía o aeroponía.

El agua del lago o embalse se filtra y se utiliza en un circuito cerrado de riego, lo que reduce hasta un 90 % el consumo comparado con la agricultura tradicional. Los sensores controlan el pH, la salinidad y los nutrientes, mientras ventiladores automatizados regulan la temperatura interna.

El resultado es un ecosistema productivo autónomo que puede instalarse incluso en entornos donde el suelo está contaminado o el terreno disponible es escaso.

Resultados experimentales alentadores

En el Lago de Zúrich, la Escuela Politécnica Federal de Suiza (ETH Zürich) evaluó durante un año la producción de lechugas, tomates y espinacas en una instalación flotante de 300 metros cuadrados. Los rendimientos fueron equivalentes o superiores a los obtenidos en tierra firme, con un ahorro de agua del 70 % y cero uso de pesticidas.

De forma paralela, el Centro de Innovación Agrícola de Singapur probó un modelo similar en zonas costeras. Allí, la combinación de energía solar y materiales anticorrosivos permitió sostener cultivos durante 14 meses sin interrupciones, incluso bajo altas temperaturas y humedad extrema.

“Demostramos que se puede producir sin tierra, sin emisiones y sin depender del clima”, afirma la investigadora principal, la ingeniera agrónoma Mei-Ling Tan.

Beneficios ambientales y sociales

Además de generar alimentos frescos cerca de los centros urbanos, los invernaderos flotantes pueden contribuir a la restauración ecológica de cuerpos de agua. Las sombras que proyectan reducen la proliferación de algas nocivas y mejoran la calidad del agua al limitar la evaporación.

En entornos urbanos densos, pueden integrarse como parte de infraestructuras verdes: plataformas agrícolas flotantes que abastecen mercados locales, escuelas o comedores sociales. Esta visión se alinea con la agricultura urbana circular, donde los residuos orgánicos de la ciudad se convierten en nutrientes para los cultivos.

Retos técnicos y económicos

Aunque las pruebas piloto son prometedoras, el desafío sigue siendo la escalabilidad y el costo. Actualmente, un invernadero flotante de 200 m² cuesta alrededor de 25.000 euros, principalmente por el precio de los materiales y la automatización. Sin embargo, los investigadores esperan que la producción industrial masiva reduzca esos costos a la mitad en los próximos años.

Otro reto es la regulación. Muchos países carecen de normativas para el uso agrícola de aguas interiores, lo que retrasa los permisos para proyectos comerciales. También se requiere asegurar que las estructuras no interfieran con la biodiversidad acuática ni con la navegación.

América Latina y el potencial del trópico

En América Latina, universidades y cooperativas agrícolas ya exploran el concepto. En Colombia, un proyecto piloto en el embalse de Guatapé busca cultivar hierbas aromáticas y hortalizas para exportación. En Chile, investigadores del norte estudian la viabilidad de granjas flotantes solares en zonas áridas donde el agua embalsada es abundante, pero el suelo es improductivo.

El trópico ofrece ventajas únicas: alta radiación solar, temperaturas estables y disponibilidad de agua. Esto convierte a la región en un escenario ideal para adaptar y tropicalizar la tecnología.

Una visión de futuro

Los invernaderos flotantes representan una respuesta innovadora a los límites físicos de la agricultura. Son una muestra de cómo la ciencia puede reimaginar la producción de alimentos sin aumentar la presión sobre la tierra.

“Estamos ante una transformación parecida a la revolución de los invernaderos del siglo XX, pero esta vez sobre el agua”, asegura el agrónomo suizo Felix Baumgartner, coautor del estudio.

Si la tendencia continúa, los próximos años podrían ver emerger granjas flotantes interconectadas que produzcan vegetales frescos a metros de las ciudades, reduciendo la huella de transporte y las pérdidas postcosecha.


Referencias

  1. ETH Zürich (2025). Floating greenhouse prototypes and sustainable design.
  2. Singapore Agricultural Innovation Centre (2025). Hydroponics on water: pilot results.
  3. FAO (2025). Innovations in floating and urban agriculture.


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