Un estudio internacional revela que alternar cultivos supera ampliamente a la monocultura en productividad y sostenibilidad, según datos de más de 3.600 ensayos en seis continentes
Redacción Mundo Agropecuario
La rotación de cultivos, una práctica agrícola tan antigua como la agricultura misma, vuelve a demostrar su valor científico y económico en el contexto moderno. Un estudio global coordinado por la China Agricultural University y el Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medio Ambiente de Francia (INRAE) confirma que alternar cultivos en lugar de mantener un mismo cultivo de forma continua mejora de manera significativa el rendimiento, la calidad nutricional y los ingresos de los productores.
Los resultados, publicados en la revista Nature Communications, se basan en más de 3.600 observaciones de campo procedentes de 738 ensayos experimentales realizados en seis continentes. Es el análisis más amplio hasta la fecha sobre los efectos de la rotación de cultivos frente a la monocultura, y sus conclusiones podrían reorientar las políticas agrícolas hacia sistemas más sostenibles y rentables.
Rotar cultivos: una práctica ancestral con respaldo científico moderno
La rotación de cultivos consiste en alternar especies vegetales en una misma parcela a lo largo del tiempo. Este principio simple permite mantener la fertilidad del suelo, reducir plagas y enfermedades y optimizar el uso de nutrientes. Aunque se conoce desde hace siglos, las prácticas agrícolas intensivas del siglo XX —basadas en monocultivos y altos insumos químicos— relegaron en muchos casos esta estrategia tradicional.
El estudio liderado por la China Agricultural University demuestra que esta práctica no solo sigue vigente, sino que es clave para el futuro de la agricultura sostenible. Según el análisis, los sistemas agrícolas que incorporan rotación presentan rendimientos entre un 10 % y un 15 % superiores respecto a los monocultivos, incluso en condiciones climáticas adversas.
Mejor nutrición y suelos más saludables
Además del aumento en la productividad, los investigadores encontraron que los cultivos rotados presentan una mayor calidad nutricional. En particular, los granos y hortalizas producidos bajo esquemas de rotación mostraron mayores concentraciones de proteínas, micronutrientes y compuestos bioactivos.
La razón es clara: al alternar plantas con diferentes requerimientos y aportes de nutrientes, se restablece el equilibrio biológico del suelo. Las leguminosas, por ejemplo, fijan nitrógeno atmosférico gracias a bacterias simbióticas, lo que reduce la necesidad de fertilizantes sintéticos y mejora la disponibilidad de nutrientes para el cultivo siguiente.
Asimismo, la diversidad microbiana del suelo aumenta significativamente en sistemas de rotación. Este factor no solo promueve una nutrición vegetal más equilibrada, sino que también fortalece la resistencia natural de las plantas frente a plagas y enfermedades, reduciendo la dependencia de agroquímicos.
Más ingresos para los agricultores
El estudio confirma que la rotación no solo beneficia al ambiente, sino también al bolsillo del productor. En promedio, las fincas que practican rotación de cultivos obtienen mayores ingresos netos por hectárea en comparación con las dedicadas a monocultivos continuos.
Esto se debe a varios factores: menor gasto en fertilizantes y pesticidas, mayor estabilidad de los rendimientos, y una diversificación de productos que reduce el riesgo económico ante fluctuaciones del mercado o eventos climáticos extremos.
En regiones vulnerables, donde las variaciones de precios o el estrés climático pueden arruinar una cosecha completa, la rotación representa una estrategia eficaz de resiliencia agrícola y económica.
Un enfoque global: del maíz al arroz y del trigo a la soya
Los investigadores analizaron sistemas agrícolas tan diversos como el maíz en Norteamérica, el arroz en Asia, el trigo en Europa y la soya en América del Sur. En todos los casos, los resultados fueron consistentes: la rotación superó a la monocultura en rendimiento, salud del suelo y rentabilidad.
En países donde el maíz y el trigo se cultivan de forma continua, los beneficios fueron especialmente notables al introducir leguminosas o cultivos de cobertura entre temporadas. En las zonas arroceras de Asia, la rotación con hortalizas o leguminosas mejoró la estructura del suelo y redujo la dependencia de agroquímicos.
Una herramienta contra el cambio climático
Más allá de sus ventajas económicas, la rotación de cultivos también contribuye a la mitigación del cambio climático. Los sistemas diversificados tienden a capturar más carbono en el suelo, a mejorar su capacidad de retención de agua y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al uso intensivo de fertilizantes nitrogenados.
El estudio señala que las prácticas agrícolas basadas en monocultivo degradan el suelo con el tiempo, disminuyendo su capacidad de almacenar carbono y afectando la biodiversidad. En contraste, los sistemas rotativos fortalecen la estructura del suelo y ayudan a conservar recursos esenciales como el agua y los nutrientes.
La ciencia respalda lo que el agricultor siempre supo
Los resultados de esta investigación internacional confirman lo que los agricultores han aprendido por experiencia a lo largo de generaciones: diversificar es producir mejor. Aunque la industrialización agrícola impulsó durante décadas la homogeneización de cultivos, el cambio climático y la degradación del suelo están forzando un retorno a sistemas más equilibrados.
Los expertos subrayan que la rotación no debe verse como una práctica del pasado, sino como una tecnología ecológica moderna, respaldada por evidencia científica y adaptable a la agricultura del siglo XXI.
Hacia políticas agrícolas sostenibles
El estudio publicado en Nature Communications también plantea un llamado a los gobiernos y organismos internacionales para que incorporen la rotación de cultivos en sus estrategias de sostenibilidad agrícola. Promover incentivos económicos, asistencia técnica y programas de capacitación puede acelerar su adopción a gran escala.
En países en desarrollo, donde la seguridad alimentaria depende de pequeños productores, la rotación de cultivos ofrece una solución accesible y de bajo costo para mejorar los ingresos, restaurar los suelos y reducir la vulnerabilidad climática.
En definitiva, la evidencia científica y la sabiduría campesina convergen en un mismo punto: rotar es futuro. Apostar por una agricultura diversa y regenerativa no solo garantiza alimentos más nutritivos, sino que protege el recurso más vital de todos: la tierra.
Referencias
- Phys.org. “Crop rotation linked to higher yields, better nutrition and more sustainable farming.” Noviembre de 2025. Disponible en: https://phys.org/news/2025-11-crop-rotation-higher-yields-nutrition.html
- Nature Communications (2025). “Global meta-analysis on the benefits of crop rotation on yield, nutrition and sustainability.”
- INRAE (Institut National de Recherche pour l’Agriculture, l’Alimentation et l’Environnement). Informe técnico sobre biodiversidad y rotación de cultivos, 2025.
- China Agricultural University. Proyecto de colaboración internacional sobre rotación y suelos agrícolas, 2024–2025.
