Las enfermedades fúngicas con micotoxinas aumentarán la presión sobre los cereales en los países templados


El trigo y el maíz entran en la categoría de alto riesgo de enfermedades fúngicas a medida que aumentan las temperaturas globales.


El riesgo de exposición a hongos patógenos y micotoxinas en los cultivos aumentará con el calentamiento global, advirtió la Agencia Europea de Medio Ambiente, según informa Agra Presse.

Los autores de un reciente análisis agroclimático de la AEMA, publicado el 10 de marzo, explican por qué: el aumento de las temperaturas, unido a la humedad, favorece el desarrollo de ciertos hongos responsables de la producción de micotoxinas. Además, los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, como fuertes lluvias o sequías prolongadas, aumentan el estrés de las plantas y hacen que los cereales sean vulnerables a infecciones fúngicas y a la contaminación por micotoxinas.

Como se señala en el informe, los cultivos de trigo y maíz serán los más afectados por la contaminación por micotoxinas a +2 °C y +5 °C respectivamente, “y a nivel geográfico, el mayor riesgo de contaminación por micotoxinas causado por el cambio climático se espera en los países desarrollados con climas templados”, enfatiza la AEMA.

Las micotoxinas mencionadas en el análisis incluyen aflatoxinas, ocratoxina A, toxinas de Fusarium como zearalenona y deoxinivalenol.

Para limitar el impacto de las micotoxinas, la AEMA propone introducir un enfoque europeo basado en el concepto de Una Salud. Se trata de desarrollar «buenas prácticas agrícolas». 

En particular, la agencia recomienda “adaptar los períodos de cosecha, cambiar las necesidades de riego y utilizar pesticidas y fertilizantes de forma adecuada”. El análisis sostiene que estas prácticas, adaptadas a las nuevas condiciones ambientales, son «de suma importancia». 

Además, los modelos predictivos son una “herramienta útil” para ayudar a los agricultores a intervenir a tiempo, por ejemplo en casos de aplicación de fungicidas. El análisis también fomenta el uso de métodos de control biológico basados ​​en cepas de hongos no tóxicos.

Aunque el estudio subraya que hay que temer las «pérdidas económicas» debidas a la contaminación de los cultivos por micotoxinas, el verdadero peligro es su impacto sobre la salud humana. Los autores señalan que estos compuestos tóxicos naturales «pueden alterar el sistema endocrino, afectar el sistema nervioso central y actuar como carcinógenos». Por ejemplo, según un reciente proyecto europeo, el 14% de la población adulta europea está expuesta a la micotoxina DON (deoxinivalenol) en niveles nocivos para la salud. 

El análisis destaca que la principal fuente de exposición a las micotoxinas son los alimentos, “principalmente a través del consumo de productos contaminados” como los cereales y sus derivados. Los autores advierten que algunas micotoxinas pueden permanecer en los alimentos incluso después del procesamiento. El medio ambiente también es una fuente de exposición a micotoxinas a través de las aguas superficiales y el agua potable. En particular, el análisis señala que estas toxinas “pueden ingresar a los sistemas de agua a través de la escorrentía agrícola” de cultivos contaminados. En entornos laborales, la inhalación y la absorción dérmica también son fuentes de exposición a micotoxinas.

Fuente: Agra Presse.