El pastoreo es un método eficaz y casi neutro en carbono para controlar las malezas y la vegetación propensa a incendios, que es rentable, no tóxico y respetuoso con el medio ambiente. El pastoreo de cabras es una solución muy interesante: si están limitadas por una cerca metálica o electrificada en un corral, las cabras comen el follaje y las ramas disponibles de todas las plantas leñosas, así como toda la vegetación herbácea. Pueden alimentarse de una variedad de arbustos, incluidos aquellos que son inútiles para otras especies de ganado doméstico, y están mejor adaptados para consumir todos los arbustos mediterráneos, que representan una «escalera de combustible».
Portugal ha decidido destinar 7,5 millones de euros a apoyar la ganadería en terrenos baldíos, una forma natural de reducir el riesgo de incendios. La idea es que al comer vegetación, los herbívoros reducen la cantidad de residuos inflamables. Las cabras se utilizan habitualmente para el pastoreo en prevención de incendios, pero ovejas, vacas y caballos también pueden contribuir, escribe Zulay Costa en un artículo del portal Jornal de Notícias.
Según un decreto conjunto de los Ministerios de Medio Ambiente y de Agricultura, se pretende promover la reducción de la carga de combustible en tierras baldías mediante métodos tradicionales de pastoreo extensivo con rumiantes y caballos. «Propone una respuesta práctica que combina la protección del medio ambiente, la protección civil y el desarrollo rural sostenible», explica la ministra de Medio Ambiente, Maria da Graça Carvalho.
El pastoreo de ganado en terrenos baldíos «es la herramienta más eficaz para detener el crecimiento de vegetación leñosa inflamable, dado que estas áreas a menudo tienen un acceso muy limitado a la maquinaria». El documento dice que la presencia de animales es «de vital importancia para reducir la carga de combustible durante los incendios». Esto también elimina la necesidad de utilizar herbicidas cuando su uso no es ambientalmente apropiado.
Para esta actuación se ha destinado un presupuesto de 7,5 millones de euros, que se financiarán con cargo al Fondo Nacional de Medio Ambiente.
El monto no reembolsable se distribuye en función del área, no del número de animales. La subvención es de 120 euros por hectárea (nota del editor: 10.791 rublos rusos y algunos kopeks) y el beneficiario debe garantizar un número mínimo establecido de animales por hectárea, que varía en función de la especie.
Fuente: Jornal de Notícias. Autor: Zulai Costa.
