La detección del virus en una granja porcina del sur de la isla activa una respuesta sanitaria inmediata, con cuarentenas, restricciones al transporte y una vigilancia reforzada en las fronteras.
Redacción Mundo Agropecuario
Taiwán ha confirmado su primer caso de peste porcina africana (PPA) en una explotación porcina local, lo que marca un nuevo capítulo en la expansión global de esta enfermedad viral que ha golpeado con fuerza a Asia y Europa en los últimos años. El anuncio, realizado por el Consejo de Agricultura (COA), encendió las alarmas en uno de los países que más esfuerzos ha invertido en mantener su territorio libre de esta enfermedad devastadora.
El virus fue detectado en una granja del condado de Pingtung, en el extremo sur de la isla, donde las autoridades sanitarias confirmaron la muerte súbita de varios animales. Tras las pruebas de laboratorio realizadas por el Instituto de Investigación de Salud Animal, se verificó la presencia del virus de la PPA, altamente contagioso entre los cerdos pero inofensivo para los humanos.
Contención inmediata y sacrificio preventivo
El COA ordenó el sacrificio de todos los animales del establecimiento afectado, así como una desinfección total de las instalaciones. También se establecieron zonas de control sanitario en un radio de tres kilómetros, donde se prohíbe el movimiento de cerdos, piensos y vehículos vinculados al sector porcino.
Las autoridades confirmaron que, además de la eliminación de los animales infectados, se están rastreando las rutas de transporte y los contactos con otras granjas para evitar que el virus se propague.
El ministro de Agricultura, Chen Chi-chung, aseguró que el país cuenta con protocolos avanzados para contener la emergencia y enfatizó que “la situación está bajo control”. Sin embargo, advirtió que el hallazgo debe servir como recordatorio de que la vigilancia y la bioseguridad deben mantenerse al más alto nivel, dado que el virus puede ingresar al territorio por múltiples vías, incluyendo productos cárnicos contaminados o residuos de alimentos.
Un enemigo persistente en Asia
La peste porcina africana, causada por un virus ADN altamente resistente, ha provocado pérdidas millonarias en Asia desde su llegada a China en 2018. En aquel momento, el gigante asiático perdió más del 40 % de su población porcina, lo que impactó drásticamente en el suministro mundial de carne de cerdo y en los precios globales de los alimentos.
Desde entonces, el virus se ha detectado en Vietnam, Filipinas, Corea del Sur, Tailandia y Japón, y en cada caso las autoridades han tenido que recurrir al sacrificio masivo de animales para frenar los brotes. Taiwán, por su parte, había logrado mantenerse libre del virus durante seis años, gracias a una estricta política de control fronterizo y a campañas de educación dirigidas a viajeros y transportistas.
La nueva detección preocupa porque demuestra que, pese a los esfuerzos, el virus sigue circulando activamente en la región. Según los expertos, la proximidad con China continental y el constante tráfico marítimo podrían haber facilitado la introducción del virus a la isla.
Medidas reforzadas en puertos y aeropuertos
En respuesta al brote, Taiwán ha aumentado los controles en sus fronteras, especialmente en aeropuertos, puertos y puntos de entrada marítimos. Se están utilizando perros rastreadores especializados para detectar productos cárnicos contaminados en equipajes y cargas comerciales.
El COA recordó que introducir carne o productos derivados del cerdo sin autorización puede acarrear multas superiores a los 200.000 dólares taiwaneses (más de 6.000 euros), una medida que se implementó tras los primeros brotes en Asia continental.
Además, el gobierno taiwanés trabaja con organizaciones locales de agricultores para reforzar las prácticas de higiene en las granjas, promover el uso de ropa y calzado exclusivo dentro de las instalaciones, y controlar el acceso de personas y vehículos.
Una amenaza económica y alimentaria
La industria porcina de Taiwán representa un pilar fundamental de su seguridad alimentaria y economía rural. Con más de 5,5 millones de cerdos y miles de pequeñas granjas familiares, el sector genera ingresos y empleo en todo el país.
Un brote no controlado podría causar pérdidas catastróficas, tanto por la mortalidad de los animales como por las restricciones comerciales internacionales. Algunos países importadores podrían suspender temporalmente las compras de carne taiwanesa, afectando a los productores y exportadores.
Para mitigar el impacto, el COA ha anunciado compensaciones económicas para los criadores afectados y ha pedido calma a los consumidores, asegurando que la carne disponible en el mercado es segura y procede de zonas libres del virus.
Una carrera científica por la prevención
El caso de Taiwán se suma a una lista creciente de brotes recientes en Europa del Este y Asia. A pesar de los esfuerzos globales, todavía no existe una vacuna comercial efectiva contra la peste porcina africana, aunque varios laboratorios —incluidos centros en China, Vietnam y la Unión Europea— avanzan en prototipos experimentales con resultados prometedores.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) ha insistido en que el control de la enfermedad depende principalmente de la bioseguridad, la detección temprana y la colaboración entre países. También recomienda mantener a los cerdos domésticos separados de los jabalíes salvajes, considerados reservorios naturales del virus.
En el caso taiwanés, las autoridades aseguran que no se ha detectado presencia del virus en fauna silvestre, aunque se están realizando monitoreos intensivos en las regiones montañosas del sur y este de la isla.
Una alerta que recuerda la fragilidad del equilibrio sanitario
El brote de PPA en Taiwán pone de manifiesto la vulnerabilidad incluso de los sistemas más preparados. La globalización, el comercio intensivo y el cambio climático contribuyen a facilitar la dispersión de enfermedades animales transfronterizas, que amenazan no solo la economía, sino también la seguridad alimentaria y la estabilidad de los ecosistemas rurales.
A medida que el país refuerza sus defensas sanitarias, el caso deja una lección clara: la prevención cuesta menos que la respuesta. Y en un mundo cada vez más interconectado, las fronteras son solo líneas en el mapa frente a los virus que viajan con la velocidad del comercio y la movilidad humana.
Referencias
https://phys.org/news/2025-10-taiwan-case-african-swine-fever.html
