Para ello, científicos de tres países –España, Portugal y Francia– están implementando un proyecto industrial sobre economía circular en la viticultura.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) coordina actualmente el proyecto en Santiago de Compostela, junto con 15 socios del proyecto Soil@WineResidues, cofinanciado por la Unión Europea en el marco del Programa de Cooperación Territorial del Suroeste de Europa (SUDOE). El proyecto, con un presupuesto de más de 1,5 millones de euros, tiene una duración de tres años y su objetivo es abordar el deterioro del estado y la calidad de los suelos en el sector vitivinícola de España, Portugal y las regiones francesas de Nueva Aquitania, Occitania y Auvernia, según informa el portal agrícola español Campo Galego.
Estas áreas abarcan la región con la mayor superficie de viñedo de la Unión Europea y la mayor productora de vino del mundo. Sin embargo, el sector vitivinícola se enfrenta al deterioro de la salud y la calidad del suelo, al uso ineficiente de los residuos lignocelulósicos generados (raspa, bagazo, hojas, ramas y frutos de descarte) y a la dependencia de agroquímicos como pesticidas y fertilizantes. En este sentido, el proyecto pretende avanzar hacia un modelo de producción basado en la economía circular. Mediante la combinación de diferentes enfoques tecnológicos, proponemos un uso ambientalmente eficiente de los residuos lignocelulósicos de los viñedos in situ (sin transporte a plantas de tratamiento) para mejorar la salud y la calidad del suelo, desarrollar productos comerciales y generar energía renovable», explica Juan José Villaverde, investigador principal del CSIC, investigador principal y coordinador del proyecto.
El proyecto involucra a 15 socios beneficiarios y 92 entidades asociadas estrechamente vinculadas al sector vitivinícola en los tres países. Esto permitirá la toma de decisiones a nivel territorial en diferentes viñedos con características similares, la transferencia y el uso de resultados a nivel transnacional mediante una gestión vitícola más integrada en el suroeste de Europa, la mejora del desarrollo rural mediante el uso eficiente de los recursos y la capacidad productiva de sus industrias, la atracción de capital humano y el aumento de la competitividad y la resiliencia del sector vitivinícola ante el cambio climático y futuras crisis.
“Solo mediante iniciativas de este tipo, que involucran a los principales actores del sector vitivinícola –administraciones públicas, centros de investigación y educación, empresas tecnológicas, consumidores y sociedad en general–, podemos implementar eficazmente modelos de economía circular y ecoeficiencia que impliquen la gestión adecuada del suelo destinado al cultivo de la vid, así como la revalorización y recuperación de los residuos lignocelulósicos generados en los viñedos”, afirma Villaverde, quien ha desarrollado su carrera investigadora en torno a tecnologías ambientales capaces de mejorar la gestión ecoeficiente y biotecnológica de los sistemas agroforestales.
El proyecto implementará dos proyectos piloto interconectados a lo largo de tres años. El proyecto diseñará, desarrollará y construirá un prototipo de fermentador de fase sólida que permitirá a los viticultores obtener aditivos bioestimulantes y/o biopesticidas a partir de residuos lignocelulósicos en sus bodegas en tan solo unos días.
De esta forma, reduciremos el uso de agroquímicos y los sustituiremos por bioproductos. Estudiaremos cómo estos aditivos afectan las propiedades del suelo y los microorganismos que lo habitan. Comprender su impacto en el sistema edáfico será clave para desarrollar aditivos adaptados a cada tipo de suelo y para la transición hacia una gestión sostenible y ambientalmente eficiente de los suelos utilizados en la vinificación», explica el equipo de investigación.
Además, el proyecto incluye el fraccionamiento de residuos lignocelulósicos del vino mediante procesos de biorrefinería, el desarrollo de nuevos productos de alto valor añadido para la industria alimentaria, farmacéutica y cosmética, y la producción de biogás como fuente energética renovable.
Fuente: Campo Galego.
