Nuevas prácticas y tecnologías para una fertilización agrícola más inteligente, económica y sostenible
Redacción M.A.
¿Por qué es importante repensar la fertilización en la agricultura?
La fertilización es uno de los pilares de la producción agrícola moderna. Sin embargo, su uso ineficiente puede generar consecuencias negativas: costos elevados, contaminación de suelos y aguas, pérdida de biodiversidad y hasta menores rendimientos por desequilibrios nutricionales en los cultivos. Hoy más que nunca, los agricultores —tanto tradicionales como modernos— se enfrentan al reto de producir más con menos, en un contexto de cambio climático, escasez de recursos y exigencias del mercado por prácticas más sostenibles.
Fertilizar de forma más eficiente ya no es solo una opción: es una necesidad técnica, económica y ambiental.
Diagnóstico previo: la clave para aplicar lo justo y necesario
Antes de aplicar cualquier fertilizante, es esencial saber exactamente qué necesita el suelo y el cultivo. Esto se logra a través de:
- Análisis de suelo: Permite conocer el pH, niveles de nutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio, micronutrientes), materia orgánica y otros factores esenciales.
- Análisis foliar: Complementa al análisis de suelo y ayuda a detectar deficiencias o excesos durante el desarrollo del cultivo.
- Mapas de fertilidad: Con el apoyo de tecnologías como GPS y sensores remotos, se puede hacer un diagnóstico más preciso por sectores del campo.
Esta información permite aplicar fertilizantes de forma localizada y precisa, evitando el uso excesivo o innecesario.

Aprovechar mejor los abonos orgánicos y naturales
Muchos agricultores desaprovechan recursos valiosos como estiércol, compost o residuos vegetales. Bien gestionados, estos abonos orgánicos no solo aportan nutrientes, sino que mejoran la estructura del suelo y su capacidad de retener agua.
Formas de mejorar su uso:
- Compostaje adecuado: Evita la pérdida de nutrientes y la propagación de patógenos.
- Fermentaciones líquidas (biofertilizantes): A base de estiércol, melaza y microorganismos benéficos, son una opción muy eficiente para fertirrigación o aplicación foliar.
- Rotación de cultivos y abonos verdes: Algunas plantas, como las leguminosas, fijan nitrógeno en el suelo de forma natural.
Estos métodos se alinean con prácticas tradicionales y regenerativas, reduciendo la dependencia de fertilizantes químicos.
Fertilización de precisión: más tecnología, menos desperdicio
La llamada «agricultura de precisión» utiliza herramientas digitales para aplicar insumos con la máxima eficiencia. En el caso de los fertilizantes, estas tecnologías permiten:
- Dosificación variable: Equipos que ajustan la cantidad de fertilizante en tiempo real, según la necesidad específica de cada zona del campo.
- Sistemas de monitoreo satelital o drones: Para observar el vigor de los cultivos y determinar dónde aplicar nutrientes.
- Sensores de suelo en tiempo real: Que miden la humedad y conductividad eléctrica, ayudando a ajustar el momento y cantidad de fertilización.
Aunque requieren inversión inicial, estas tecnologías pueden aumentar los rendimientos y reducir los costos a mediano y largo plazo.
Fertilización integrada: combinar lo mejor de ambos mundos
La fertilización integrada combina fuentes orgánicas, químicas y biológicas de nutrientes, buscando un equilibrio sostenible y eficiente. No se trata de eliminar totalmente los fertilizantes minerales, sino de usarlos con inteligencia y complementar con alternativas naturales.
Ejemplo de estrategia integrada:
- Aplicación inicial de compost para mejorar la estructura del suelo.
- Uso puntual de fertilizantes minerales en etapas clave del cultivo.
- Aplicación de biofertilizantes o extractos microbianos para estimular el crecimiento.
Este enfoque permite reducir las dosis químicas sin comprometer la productividad, mientras se mejora la salud del suelo.
Cuándo y cómo aplicar: el momento también importa
No basta con elegir el fertilizante correcto; también es crucial cuándo y cómo se aplica. Algunas buenas prácticas incluyen:
- Fraccionamiento de dosis: En lugar de aplicar todo al inicio, dividir las aplicaciones según el desarrollo del cultivo.
- Fertirrigación: Aplicar fertilizantes disueltos en el agua de riego, lo que mejora la distribución y asimilación.
- Incorporación al suelo: Evita la pérdida por volatilización o escorrentía, especialmente en el caso del nitrógeno.
- Evitar días de lluvia intensa: Las lluvias pueden arrastrar los nutrientes, contaminando ríos y causando pérdida de eficiencia.
Estas prácticas, aunque sencillas, pueden marcar una gran diferencia en la eficiencia del uso de los fertilizantes.
Capacitación y acceso a información: un factor determinante
Muchos agricultores aún aplican fertilizantes «por costumbre» o basados en experiencias anteriores, sin datos actualizados. Por eso, la formación técnica continua, el acceso a asesores agronómicos y el intercambio entre productores son fundamentales para mejorar prácticas.
Instituciones públicas, universidades, cooperativas y organizaciones rurales pueden jugar un papel clave en la difusión de estas herramientas y conocimientos, adaptándolos a realidades locales.
Referencias
- FAO (2021). The state of the world’s land and water resources for food and agriculture. https://www.fao.org/
- International Plant Nutrition Institute (IPNI). 4R Nutrient Stewardship. https://nutrientstewardship.org/
- Rodríguez, J. (2023). «Fertilización de precisión en pequeños cultivos: oportunidades y retos». Revista Ciencia del Suelo, 41(2), 110–120.
- Pérez, M. & Gómez, L. (2022). «Uso de biofertilizantes en sistemas agroecológicos». Boletín Técnico Agroecológico, INTA Argentina.
