El papel de los corredores biológicos agrícolas en la conservación de polinizadores


Los polinizadores son un eslabón fundamental en la seguridad alimentaria mundial: cerca del 75 % de los cultivos destinados al consumo humano dependen, en mayor o menor medida, de su actividad.


Redacción Mundo Agropecuario

Sin embargo, las poblaciones de abejas, mariposas, escarabajos y otros insectos atraviesan un declive sin precedentes. La pérdida de hábitat, el uso de pesticidas, las enfermedades emergentes y el cambio climático están reduciendo su abundancia y diversidad.

En este escenario, los corredores biológicos agrícolas se presentan como una estrategia clave para reconectar paisajes fragmentados y favorecer la supervivencia de los polinizadores. Su implementación en regiones agrícolas de América Latina y otras partes del mundo está demostrando que la producción de alimentos puede ser compatible con la conservación de la biodiversidad.

¿Qué son los corredores biológicos agrícolas?

Se trata de franjas de vegetación nativa o semi-natural establecidas dentro o alrededor de áreas de cultivo que conectan fragmentos de hábitat natural. Estos corredores actúan como “puentes ecológicos” que permiten a los polinizadores y a otras especies moverse, alimentarse, reproducirse y dispersarse en paisajes dominados por la agricultura.

Un corredor puede adoptar diversas formas: setos vivos en los linderos de parcelas, franjas florales intercaladas entre cultivos, bordes de caminos con plantas nativas o incluso mosaicos más complejos que integran fragmentos forestales. La clave es que la vegetación proporcione alimento, refugio y continuidad espacial.

Función de los corredores en la polinización

La presencia de corredores incrementa la abundancia y diversidad de polinizadores en las áreas agrícolas. Esto se traduce en beneficios directos para la productividad: mayor tasa de cuajado de frutos, mejor calidad y estabilidad en el rendimiento de cultivos dependientes de la polinización.

En sistemas como el café en Centroamérica, la proximidad a corredores forestales ha mostrado incrementos en la producción de hasta un 20 %. En girasol y colza, la presencia de setos florales multiplica la visita de abejas silvestres y reduce la dependencia exclusiva de la abeja melífera (Apis mellifera).

Además, los corredores generan efectos de resiliencia: en paisajes agrícolas sometidos a sequías o a cambios bruscos de temperatura, los polinizadores encuentran en estos espacios refugio y recursos alternativos, lo que estabiliza su presencia a lo largo del año.

Beneficios adicionales más allá de la polinización

Los corredores no solo benefician a los polinizadores. También cumplen otras funciones ecosistémicas:

  • Favorecen la presencia de insectos depredadores y parasitoides que ayudan al control biológico de plagas.
  • Aumentan la infiltración de agua en el suelo y reducen la erosión.
  • Actúan como sumideros de carbono al mantener biomasa vegetal en paisajes agrícolas.
  • Contribuyen a la conectividad genética de poblaciones animales y vegetales silvestres.

En definitiva, los corredores son una inversión en salud agroecosistémica, donde la biodiversidad se convierte en aliada de la productividad.

Retos en la implementación

A pesar de sus beneficios, el establecimiento de corredores enfrenta obstáculos prácticos y socioeconómicos. Muchos agricultores consideran que estas franjas “reducen” la superficie cultivable, lo que a primera vista parece implicar una pérdida de ingresos. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que el aumento en la productividad y la reducción en el uso de agroquímicos compensan esa aparente pérdida de área productiva.

Otro reto es la falta de políticas de incentivo. Si bien algunos países de Europa ofrecen subsidios a los agricultores que mantienen corredores, en América Latina estas medidas son escasas o inexistentes. El reconocimiento de la función ecológica de los corredores en programas de certificación ambiental podría abrir nuevas oportunidades de mercado para los agricultores que adopten estas prácticas.

Casos en América Latina

En Colombia, iniciativas en paisajes cafeteros han establecido corredores de vegetación nativa que conectan cafetales con relictos de bosque andino. El resultado ha sido un incremento en la diversidad de abejas silvestres y una mejora en la calidad del café producido.

En México, proyectos de agricultura orgánica en Yucatán han implementado corredores florales para conservar mariposas y abejas nativas, lo que a su vez ha fortalecido la producción de miel melipona, un producto de alto valor cultural y comercial.

En Brasil, en áreas de soya y caña de azúcar, se experimenta con corredores de 20 a 30 metros de ancho que funcionan como cinturones verdes para polinizadores y fauna auxiliar. Estos corredores también se integran en planes de restauración ecológica vinculados al Código Forestal brasileño.

Hacia un enfoque de paisaje productivo

El futuro de la agricultura en América Latina requiere integrar la conservación de la biodiversidad con la producción de alimentos. Los corredores biológicos agrícolas representan una pieza fundamental en esta transición hacia paisajes productivos multifuncionales.

No se trata únicamente de establecer franjas verdes, sino de rediseñar el territorio de forma que la producción agrícola, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos se potencien mutuamente. Para lograrlo, se requiere la colaboración entre agricultores vecinos, gobiernos locales, científicos y consumidores.

Los corredores biológicos son, en esencia, un recordatorio de que la agricultura no puede sostenerse de espaldas a la naturaleza. Si los polinizadores desaparecen, también lo hará la base de muchos sistemas agrícolas. Por eso, integrar corredores en los paisajes rurales no es una opción secundaria, sino una estrategia prioritaria para garantizar seguridad alimentaria y sostenibilidad.


📚 Referencias

  • Kremen, C., Williams, N. M., & Thorp, R. W. (2002). Crop pollination from native bees at risk from agricultural intensification. Proceedings of the National Academy of Sciences, 99(26), 16812–16816.
  • Garibaldi, L. A., et al. (2013). Wild pollinators enhance fruit set of crops regardless of honey bee abundance. Science, 339(6127), 1608–1611.
  • Ricketts, T. H., et al. (2008). Landscape effects on crop pollination services: are there general patterns? Ecology Letters, 11(5), 499–515.
  • Klein, A. M., et al. (2007). Importance of pollinators in changing landscapes for world crops. Proceedings of the Royal Society B, 274(1608), 303–313.
  • Tscharntke, T., et al. (2012). Landscape moderation of biodiversity patterns and processes – eight hypotheses. Biological Reviews, 87(3), 661–685.


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