Cómo la juventud indígena ha introducido la era digital en su región
En la parte occidental de Panamá, en una región montañosa llamada Ngäbe Buglé, los fenómenos climáticos impredecibles son una constante. Los cambios bruscos del clima tropical pueden sorprender fácilmente a quienes no están acostumbrados a pasar de cielos soleados a lluvias torrenciales en un solo día.
El Pueblo Indígena Ngäbe Buglé, o ngäbes, como se les conoce compañeros, viven entre estas colinas, lejos de las grandes ciudades. Estos hombres y mujeres están acostumbrados a recorrer largas distancias, a pie o a caballo, por caminos de tierra de difícil acceso ya menudo intransitables por la lluvia.
Gracias a su entorno los ngäbes mantienen un contacto permanente con la naturaleza y su ubicación remota ha contribuido a preservar sus tradiciones y fortalecer su sentido de comunidad.
Sin embargo, también conlleva desafíos, como los altos niveles de pobreza y la falta de acceso a servicios básicos, sobre todo cuando las carreteras son inaccesibles. En esta zona, donde predomina la agricultura y la ganadería de subsistencia, la falta de infraestructura adecuada también afecta, en ocasiones, a los agricultores familiares ya los jóvenes que buscan oportunidades económicas y de vida. El acceso a la conectividad digital, por ejemplo, es a menudo difícil, sobre todo cuando la señal de Internet, ya de por sí insuficiente para conectar un ordenador, se ve luego interrumpida por la lluvia.
Una oportunidad para abordar algunos de estos desafíos persistentes surgió con las capacitaciones en alfabetización digital, ofrecidas en el marco de una iniciativa conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la República Popular China. Como parte del programa de cooperación Sur-Sur, la FAO junto con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) puso en marcha el proyecto de transformación digital e innovación en la agricultura para ayudar a revitalizar los medios de vida rurales y apoyar a los pequeños y medianos productores de Panamá y otros 11 países de la región.
En Panamá, el proyecto contó con la participación de cuatro organizaciones de productores de la región Ngäbe Buglé. Durante el proceso de diseño, el equipo contó con el apoyo de dos expertos enviados por el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China —uno centrado en la agricultura digital y el otro en la digitalización rural— que visitaron la zona para compartir su experiencia e impartir capacitación a los técnicos de la FAO y del Gobierno, así como para hablar con los miembros de las comunidades.
Juan Cedeño (20) y Milka Rodríguez (23) fueron dos miembros de la comunidad particularmente entusiasmados por esta oportunidad y acabaron desempeñando un papel especial en la ejecución del proyecto. Los dos jóvenes indígenas apoyan a sus familias en trabajos agrícolas y, al mismo tiempo, estudian la licenciatura en Educación Intercultural Bilingüe en la Universidad Autónoma de los Pueblos Indígenas.
Todos los viernes viajan a la Universidad ubicada en Llano Tugrí y permanecen allí hasta el domingo, cuando regresan a sus hogares en Cerro Tula y Cerro Gavilán. Para Juan, el trayecto hasta la Universidad puede durar entre una hora y media y dos horas, ya que tiene que caminar parte del camino. El viaje de vuelta, en cambio, le puede llevar unas cuatro horas, ya que suele hacer todo el trayecto a pie.
Su participación en el proyecto comenzó porque sus padres, líderes de dos de las organizaciones, les instaron a participar en esta capacitación celebrada en la Fundación Nuestra Señora del Camino, entidad que junto con el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá, fue fundamental para la puesta en marcha de la iniciativa.
“La oportunidad llegó con la FAO, y fue mi padre quien me involucró, porque la tecnología avanza y tenemos que seguir aprendiendo”, recuerda Milka.
“Me interesé en esta asociación gracias a mi madre, que ya participaba antes…Desde muy joven me ha gustado involucrarme en actividades que tienen efectos positivos en la comunidad”, admite Juan.
Durante cinco semanas, Milka y Juan ajustaron sus horarios y responsabilidades para asistir a las clases, con el objetivo de reforzar sus conocimientos previos y adquirir nuevas habilidades en el uso de Internet, redes sociales, programas informáticos de trabajo, tabletas y ordenadores portátiles.
Su interés y compromiso les hizo destacar en el curso, ayudando a otras personas de la clase y asistiendo al facilitador.
Arquímedes Pérez, Oficial de tecnología de la información en la Oficina Subregional de la FAO en Panamá, reconoció su talento y liderazgo natural y les pidió que colaboraran en la instalación de las antenas y los equipos tecnológicos entregados a las organizaciones.
Durante meses, le acompañaron y aprendieron a configurar tabletas y ordenadores portátiles y a resolver errores técnicos comunes. También recibió capacitación sobre el cuidado y mantenimiento de los paneles solares que se instalan para suministrar electricidad a las cuatro organizaciones comunitarias.
“Los jóvenes son la renovación de las comunidades”, comenta Arquímedes. “El objetivo de involucrar a los jóvenes de cada comunidad es que puedan prestar apoyo de primera línea a sus organizaciones”, explica.
La participación de Milka y Juan en el proyecto les ha permitido agilizar su trabajo, explorar nuevos canales de venta para los productos de la organización de productores y aprender sobre otros temas de su interés.
De hecho, ya han creado cuentas en las redes sociales para promocionar y comercializar productos. Milka, por ejemplo, ya ha vendido productos como artesanías, cereales y legumbres a personas de dentro y fuera de la comunidad.
Además, acceda a información en línea sobre técnicas agrícolas, predicciones meteorológicas y mercados, esenciales para sus cosechas y decisiones empresariales.
Milka y Juan están compartiendo los conocimientos adquiridos con otros jóvenes de la comunidad, para que ellos aprendan también a utilizar mejor los dispositivos tecnológicos y resolver problemas sencillos que puedan surgir. Las nuevas herramientas digitales prometen un mayor acceso a la información y las oportunidades para toda la comunidad, y para los jóvenes en particular.
