Hallan el momento idóneo para cosechar las hojas de yuca, valiosa fuente de proteína


El análisis de dos variedades comerciales de esta planta mostró que a los 7 meses es cuando las hojas producen la mayor cantidad de cianuro; pero no se alarme, porque en la mayor parte del país estas no se comen sino que se desechan. La buena noticia es que a los 6 y a los 8 meses la concentración baja un 60 %, lo cual ayudaría a que, a partir de estas hojas, se produzcan a futuro harinas o alimentos sin ningún tipo de riesgo.



Las hojas de la yuca, mandioca o tapioca son ricas en proteínas, fibras, vitaminas del complejo B y C, y minerales como el hierro y el zinc, mientras que las raíces aportan principalmente carbohidratos. Sin embargo existe un obstáculo: las hojas de esta planta contienen niveles significativos de cianuro, un compuesto tóxico que actúa como mecanismo de defensa de la planta, pero que las convierte en un riesgo para el consumo humano. Pero la yuca no es la única que utiliza el cianuro, pues una gran variedad de especies se protegen así, como por ejemplo la manzana, el durazno, el cerezo y el bambú.

Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, la yuca ocupa el quinto lugar entre los alimentos más producidos en el país, y se cultiva en los 32 departamentos; en la Amazonia, donde tradicionalmente se consume su raíz, existen alrededor de 2.000 variedades que se diferencian en su forma, tamaño y sabor, por lo que aún hace falta investigar mucho sobre este alimento.

Pese a ser un alimento básico en muchas regiones de país, las hojas de la yuca se desechan y los cultivadores las queman –entre otras maneras de disposición–, lo que genera gases tóxicos en el ambiente. También dejan las hojas para que sirvan como abono, pero no se sabe qué tan tóxicas pueden resultar para el suelo; o se las dan como alimento a las vacas, cerdos o aves, pues el organismo de estos animales no tiene problema para degradar la sustancia.

Sin embargo, investigaciones pasadas encontraron que las hojas de las variedades colombianas de yuca contienen hasta 65,26 g de proteína, 174,49 microgramos de hierro y 84,08 g de zinc, valores muy altos comparados con los que se encuentran en la raíz de la yuca.

En una apuesta por buscar una alternativa que permita aprovechar el potencial de las hojas de la yuca, la bióloga Iona Lucía Lozano Lozano, integrante del grupo de investigación Mainhot Biotech de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), determinó en dos variedades comerciales del país en qué momento de su crecimiento el cianuro alcanza su pico máximo, de manera las hojas que se puedan cosechar. Hoy existen variedades modificadas genéticamente para resolver este problema, pero no son muy eficientes en campo.

Un gen es el causante

Para ello evaluó un cultivo en la vereda La Ucrania (La Vega, Cundinamarca) con las variedades Chirosa y Paquita, también cultivadas ampliamente en lugares como Bolívar. Allí, mes a mes tomó muestras de las hojas de las plantas para determinar mediante técnicas especializadas de colorimetría (detección del compuesto cromogénico que reacciona al entrar en contacto con el cianuro) si la concentración de este tóxico aumentaba, y cómo lo hacía, lo cual no se había determinado en estudios anteriores relacionados con variedades colombianas.

La bióloga explica que “al séptimo mes las plantas tuvieron los mayores niveles de cianuro en sus hojas: 2.267 microgramos por gramo (μg/g)”, pero lo más curioso es que con solo un mes –menos o más– de diferencia el valor cambia mucho, pues a los 6 y 8 meses se registraron entre 267,6 y 599,4 μg/g de la sustancia.

Esto se debe en gran medida a la presencia en la planta del gen CYP79D2, que haría que en el séptimo mes se produzca más cianuro, pues es uno de los encargados de sintetizar un compuesto llamado linamarina, que al activarse libera el cianuro que puede llegar a ser tóxico, se expande en las hojas y se transporta hacia la raíz.

“Esta es la primera vez que se evalúan estos genes y cómo varía la concentración de cianuro según el estadio de la planta en variedades colombianas, por lo que representa un avance para entender nuestras yucas nativas y la gran variabilidad y diversidad que hay en ellas”, indica la investigadora Lozano, cuyo trabajo fue dirigido por el profesor Camilo Ernesto López, del Departamento de Biología de la UNAL.

El estudio molecular se realizó extrayendo y analizando muestras de ARN de las hojas, lo cual permite ver cómo se expresan los genes encargados de la síntesis del cianuro; además se usaron métodos estadísticos para interpretar los cambios y evidenciar si el gen tenía una relación con el aumento.

La investigadora asegura que sus hallazgos son un aporte al trabajo que viene realizando el grupo de investigación hace varios años, y son el fruto del interés por trabajar con las variedades de yuca nativas, pues aunque en la literatura se describen estos aumentos de la concentración de cianuro y su relación con los genes en otros países, Colombia tiene miles de variedades que convierten las hojas de la yuca en un potencial futuro para combatir la inseguridad alimentaria en los territorios y disminuir los desechos y residuos generados por los cultivos, entre otros temas.