Los expertos estiman que el uso de drones en la agricultura crece un 35 % anual. La popularidad de esta tecnología se debe a la escasez de mano de obra, el cambio climático, la escasez de agua y la necesidad de aumentar el rendimiento de los cultivos para alimentar a una población en crecimiento.
La Universidad Autónoma de Chapingo (UACh) fue sede de la Conferencia Internacional DJI-DTS sobre Drones para la Agricultura 2025, que reunió a cerca de 100 empresas líderes en el campo de la mecanización agrícola de más de nueve países latinoamericanos y China. Los expertos destacaron que México fue el primer país de la región latinoamericana en introducir drones en la agricultura, seguido de Argentina, Chile y Colombia, según Elisa Galeana, analista del sector en el portal mexicano Mexico Business News.
Gilberto de Jesús López, investigador de la UACh, afirmó que se proyecta que el mercado mexicano de agrodrones crezca a una tasa anual cercana al 36% para 2035, con un tamaño de mercado que pasará de 39 millones de dólares a 650 millones de dólares. «Esto abre nuevas oportunidades de negocio para fabricantes, proveedores de servicios, integradores de datos y empresas financieras», afirmó.
López enfatizó que el principal impulsor de esta expansión es la demografía, ya que la fuerza laboral rural de México está envejeciendo y hay escasez de personas dispuestas a trabajar largas jornadas en el campo, expuestas a agroquímicos. «Los drones permiten que una persona trate varias hectáreas en cuestión de minutos. Un dron puede aplicar productos hasta 10 veces más rápido que la pulverización convencional y, además, reduce la exposición humana a los químicos», explicó.
Las nuevas tecnologías también facilitan el acceso a zonas remotas y terrenos difíciles. Jeffrey Dong, representante de ventas de DJI Agriculture Latinoamérica, destacó que en terrenos irregulares o cultivos densos, el dron puede maniobrar con precisión milimétrica sin compactar el suelo ni dañar las plantas, como lo haría un tractor.
En cuanto a la pulverización, la tecnología moderna incluye sistemas GPS, control automático de dosis y sensores multiespectrales que ajustan el tamaño de las gotas en vuelo para reducir la deriva eólica. Esto ayuda a ahorrar agua y agroquímicos. Mientras que la pulverización tradicional utiliza de 200 a 400 l/ha, un dron de nueva generación requiere solo de 10 a 15 l/ha.
Ángel Garduño, presidente de la Asociación de Drones Agrícolas (UACh), destacó que durante los últimos cinco años, la UACh y DIMASUR han unido fuerzas para promover la educación agrícola, la innovación científica, la vinculación con el sector productivo y el desarrollo rural sostenible. Señaló que la colaboración con DIMA ha dado como resultado la creación de la primera Academia DJI oficial en Latinoamérica para pilotos de drones agrícolas, brindando oportunidades de capacitación continua tanto a estudiantes como a docentes de la Universidad de Chapingo.
López señaló que, desde 2022, se han capacitado en México a cerca de 3,000 operadores de drones agrícolas. Al respecto, Josué Muñoz, coordinador de operaciones de DIMASUR, destacó que están en contacto con diversas dependencias del gobierno mexicano para capacitar a productores de todos los niveles en el uso de estas tecnologías, con el objetivo de demostrarles los beneficios que los drones pueden aportar a sus cultivos.
Finalmente, López compartió resultados prácticos de estudios sobre maíz, donde lograron cuantificar el 78% de las plantas en zonas con topografía compleja. También trabajaron en la identificación de las fases de floración de la piña mediante análisis predictivo para estimar el rendimiento y planificar cosechas más uniformes. Destacó que el uso de diferentes tipos de drones permite el tratamiento de más de 300 tipos de cultivos. En México, actualmente se utilizan para maíz, papa, caña de azúcar, frutos rojos y agave, así como en huertos frutales donde se cultivan aguacates, cítricos, mangos y plátanos.
Fuente: Noticias de Negocios de México. Autora: Elisa Galeana.
