El calentamiento global y el exceso de nutrientes en el mar, causado por la contaminación oceánica, han transformado el Mar de los Sargazos en una franja de algas que se extiende más de 26,000 km a través del Atlántico, lo que ha provocado un aumento en la llegada de algas a la costa mexicana. El sargazo puede duplicar su biomasa cada 18 a 20 días, lo que representa un desafío constante para las autoridades y el sector turístico, pero también ofrece oportunidades para un reciclaje rentable.
El primer Centro de Monitoreo Ambiental y del Sargazo (CMAS) del Caribe abrió sus puertas en Quintana Roo. Mediante tecnología satelital, el centro pronosticará la aparición del sargazo para ayudar a mitigar su impacto ambiental y económico. Expertos también promueven el uso del sargazo en la producción de productos ecológicos como biogás y materiales de construcción, escribe Elisa Galeana, analista de la industria para Mexico Business News.
La instalación se ubica en el Centro de Comando, Control, Cómputo y Comunicaciones (C5), que gestiona la vigilancia en todo el estado y coordina las operaciones durante huracanes. Esteban Amaro, director del CMAS, explicó que la tecnología facilita la investigación científica, la recopilación de datos y la previsión, con aplicación en diversos sectores.
Amaro señaló que el centro es el primero de su tipo en México y el Caribe. Se especializa en predecir la aparición de esta macroalga en la costa, utilizando imágenes del satélite Sentinel-2 de la Agencia Espacial Europea y otras herramientas tecnológicas. «Aquí podemos rastrear la aparición del sargazo y ver en qué playas aparecerá, lo que nos permitirá resolver muchos problemas, como la limpieza y, por ejemplo, ayudar a nuestros visitantes a planificar sus rutas», afirmó. Este método ha permitido una distribución más eficiente de los equipos de limpieza en la costa y en el mar, así como la instalación de barreras para el sargazo que facilitan su recolección.
Mayra Camacho, bióloga marina, afirmó que el centro permitirá documentar información científica de una manera que no se ha hecho en más de una década. «Esta es la primera vez que contamos con datos que permiten predecir el impacto que la cantidad de sargazo que llega a las costas mexicanas tiene en la región», afirmó.
El Caribe y Quintana Roo han registrado sus mayores desembarques de sargazo en una década, con 60,800 toneladas capturadas hasta el viernes 8 de agosto. Sin embargo, los cambios recientes en las corrientes oceánicas han provocado que más del 90% del sargazo con destino a México se desvíe de su ruta prevista. Esto ha beneficiado al centro y sur de Quintana Roo, pero Cancún e Isla Mujeres han experimentado un aumento significativo de sargazo. Amaro explicó que el sargazo es muy dinámico y tiende a cambiar de dirección con las corrientes oceánicas, pero especialmente con el viento. Predijo que este será el último mes de afluencia activa, y se espera que las condiciones de las playas mejoren en septiembre.
Leticia Durán, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Interdisciplinarias de la UNAM, estima que limpiar tan solo un kilómetro de playa puede costar más de un millón de dólares al año. Estos costos corren a cargo de las autoridades locales y la industria hotelera, que retiran los residuos acumulados manualmente o con maquinaria pesada. Además de los altos costos y el impacto negativo en el turismo, la eliminación inadecuada del sargazo puede liberar contaminantes en los suelos calizos porosos de la Península de Yucatán, contaminando los acuíferos.
En respuesta, la academia, las agencias gubernamentales y las empresas privadas han desarrollado estrategias para reutilizar las algas en las cadenas de producción. El sargazo es actualmente de interés para industrias como la agrícola, la farmacéutica y la cosmética. Sin embargo, Amaro enfatizó que la mejor solución es producir biogás, dados los riesgos para la salud aún poco claros de su uso en productos de cuidado personal.
Miguel Ángel Aque, director de la empresa mexicana Nopalmex, pionera en la producción de gas y electricidad a partir de biomasa de nopal y otros residuos orgánicos, enfatizó que para que el sargazo deje de ser un problema, es necesario procesarlo en grandes cantidades. Esto se puede lograr utilizándolo para producir biocombustibles. Estima que procesar entre 2500 y 3000 toneladas diarias de sargazo podría arrojar resultados visibles en un año.
Al procesar el sargazo, se puede obtener 1 m³ de biogás, equivalente a la energía que se obtiene al producir un litro de gasolina. Procesar 500 toneladas de sargazo produce 20,000 m³ de biogás. Por lo tanto, considerando que una gasolinera típica en México vende entre 20,000 y 25,000 litros de combustible al día, podemos concluir que 500 toneladas de sargazo al día pueden satisfacer esta demanda, afirmó.
Otra posible aplicación es la producción de materiales de construcción. Por ejemplo, Sargapanel está hecho de yeso y aproximadamente 5 kg de sargazo seco, equivalente a 50 kg de sargazo húmedo, por unidad. El material tiene ventajas sobre los paneles convencionales: es aproximadamente un 33% más flexible, más resistente al impacto y al fuego. No se utilizan aditivos químicos en su producción, lo que lo hace reciclable. Al final de su vida útil, se puede triturar y reutilizar en la producción. Estos paneles ya se están instalando en hogares como muestras de prueba. «Aunque esta es todavía una iniciativa a pequeña escala, solo se requiere una adaptación sencilla para la producción industrial, y una empresa ya ha expresado su interés en adquirir la tecnología. Queremos que las empresas conozcan nuestro producto para que no se quede en el papel. Ya somos competitivos, y una vez que el panel esté en el mercado, será una opción muy rentable», dijo Rodrigo Esparza, miembro del equipo de investigación de la UNAM detrás del proyecto.
A nivel nacional, este año se anunció la creación del Centro para el Saneamiento Integral y la Economía Circular del Sargazo. Sus principales objetivos son promover el uso del sargazo para producir biogás y fertilizantes orgánicos, y generar créditos de carbono evitando que toneladas de algas se descompongan al aire libre y liberen dióxido de carbono. Estos créditos se venderán en mercados voluntarios o regulados, lo que permitirá a empresas y países compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Mara Lezama, gobernadora de Quintana Roo, enfatizó que este proyecto transformará los pasivos ambientales en activos económicos. Señaló que el costo anual de la gestión del sargazo actualmente representa el 11% del PIB estatal, o aproximadamente US$2 mil millones. «Este proyecto transformará el sargazo en una oportunidad, impulsando nuevas industrias sostenibles, creando empleos y reduciendo el impacto ambiental», afirmó.
Fuente: Noticias de Negocios de México. Autora: Elisa Galeana.
